En un espacio blanco ilimitado, Aurora se retorció mientras meditaba y abrió un ojo sutilmente, notando al anciano meditando tranquilamente.
Ella se metió en problemas por defender a Alice y como castigo impidieron que volviera a esa escuela.
Aunque le gustaba la escuela, Aurora creyó que era lo mejor y más cuando su hermana la pasaba mal, así que estuvo bien no ir.
No importa cuánto Alice mencionará que no le afectaba y que estaba bien, Aurora odiaba a todos sus compañeros y…
"Auhh…"
Aurora se quejó cuando el anciano que antes estaba meditando utilizó una espada de madera y le golpeó la cabeza.
Había cambiado la espada de juguete por una de madera cuando se dio cuenta de que ella sabía reforzar su cuerpo con energía mágica y ese anciano no perdía la oportunidad para usar la espada.
¡Espada que también le fue regalada por ella!
Le rogó a su padre que le comprara una espada y solo lo consiguió cuando le contó que se la iba a regalar al anciano.
"Duele…" Murmuró Aurora al mirar al anciano, pero eso fue todo lo que dijo.
Sus padres la castigaron por lo sucedido en la escuela, pero el anciano no hizo nada y Aurora tenía un poco de pánico a que la regañaran.
¿Qué pasaba si le impedía entrenar o la dejaba de entrenar? A pesar de que ella no quería pensar en lo sucedido, comprendía lo que casi terminó haciendo.
Era fuerte… A veces se olvidaba de ello porque sus padres y su hermana siempre eran fuertes, pero ella era más fuerte que otros niños.
Al reforzar su cuerpo con energía mágica, esa fuerza aumentaba en medidas que ella no podía conocer totalmente y era una fuerza peligrosa.
Quien le ayudó a obtener esa fuerza era el anciano y ella temía que estuviera enojado de usar mal esa fuerza.
"Sigue meditando. Concéntrate en el refuerzo. Tienes que reforzar todo tu cuerpo de manera uniforme." Ordenó el anciano y al ver que ella no iniciaba, cuestionó. "¿Qué sucede?"
"¿No me dirá que hice algo mal? ¿O me regañará?" Preguntó Aurora en un tono vacilante.
Su padre le mencionó que tuviera cuidado con su fuerza, que supiera controlarse y que entendiera que no todos eran fuertes.
Lo que significaba que tendría que aprender a usar la fuerza en medidas normales a la hora de actuar.
No la regañó por tratar de golpear a otra niña, sino que por la fuerza que estaba usando, lo que significaba que si hubiera dado un golpe más débil hubiera estado 'bien'.
Una prueba de que ese hombre también estaba enojado de que intimidaran a una de sus hijas.
Su madre… Era un caso particular, ya que Aurora había escuchado que le trataba de enseñar a Alice a atacar sin importarle nada y a no dejarse intimidar.
Aunque el castigo de no ir a la escuela, seguía en pie y creía que el anciano también diría lo mismo.
"¿Cómo qué?" Preguntó el anciano en calma al observarla.
"Ya sabe… El poder conlleva un gran responsabil… Auhh…" Sintiendo el golpe del anciano, Aurora se frotó la cabeza y cuestionó. "¿Por qué el golpe?"
El anciano la observó y soltando un suspiro agitó la cabeza.
¿Se dio cuenta de que la frase la sacó de una película? Ella había querido sonar como una erudita.
"Todas las acciones tienen sus consecuencias. Depende de ti ver si estas dispuestas a tomarlas a no." Dijo el anciano observándola con calma.
No era una crítica, era un consejo para que ella misma decidiera.
Todas las acciones tenían unas consecuencias… Ella lo sabía, ya que una vez le robó un budín en secreto a su hermana y esa glotona se enojó hasta que tuvo que conseguirle varios budines extra.
Un precio demasiado alto.
"Comprendo." Murmuró Aurora en voz baja y retorciéndose en el suelo por unos segundos, preguntó. "¿No me dejará de entrenar por fracasar?"
Tuvo que quitarse la duda de encima y al preguntar ella se puso nerviosa al mirar el anciano y fue peor, ya que ese señor se puso la mano en el mentón para pensar.
¿Sabía lo que sucedía?
—Ya se lo mostré.
¿Qué? Aurora abrió los ojos en grande.
¡El sistema la estaba arruinando! Si el anciano no lo sabía, no había necesidad de contarlo… ¿O sí?
—…
El sistema le dio tres puntos en respuesta y Aurora sintió que esa respuesta era para que escarmentara por sus propias ideas.
"Sí, has cometido varios errores." Dijo el anciano y al levantarse, explicó. "Estuvo muy mal como reforzaste tu cuerpo con energía mágica. Y la manera que usaste la energía mágica para moverte. Tendremos que arreglarlo."
Aurora parpadeó por las palabras del anciano y no comprendió la línea de pensamiento de ese anciano.
"Mi aprendiz tiene que tener una fuerte base. Si quieres que te enseñe a usar la espada, necesitas saber cómo moverte y como usar la energía mágica." Dijo el anciano y señalando el espacio vacío a lo lejos, ordenó. "Corre todo lo que puedas hasta que te canses. Vuelve a meditar y corre otra vez. Hasta que llegues al final."
Aurora parpadeó en una sorpresa que ocultaba algo de felicidad.
¿La acababa de llamar su aprendiz?
Su madre le explicó la importancia que tenía el término aprendiz, pero no esperaba que el anciano la viera de esa manera y ella se emocionó.
"No te emociones. Primero necesitas controlar la energía mágica antes de aprender el arte de espada." Dijo el anciano con un tono serio y pensando detenidamente, detalló. "Correr, moverte y saltar. Tienes que moverte usando la energía mágica de manera natural."
El anciano era alguien riguroso, pero enseñaba bien y Aurora estaba feliz de aprender.
"¿Estás dispuesta?" Dudó en voz alta el anciano.
"¡Si, maestro!" Respondió Aurora al levantarse y enderezar su espalda.
El anciano le dio una sonrisa y una palmadita en la cabeza para que empezara a moverse y Aurora empezó a correr por este espacio ilimitado.
Entonces, al ver el espacio ilimitado que dio la impresión de ser infinito, Aurora se dio cuenta de que posiblemente no tenía fin.
Básicamente, cayó en una trampa.
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En el interior de la sala de un edificio en un lugar desconocido en Irlanda, un grupo de veinte paladines estaban arrodillados al frente de Agatha.
"Como ya deben saber, las Iglesias están creando sus propias Órdenes militares. Nosotros tenemos la Orden del Espacio. Nuestro escudo y espada." Dijo Agatha que observaba a esos paladines y en calma, contó. "Luego está la Orden del Tiempo ocupado por sacerdotes y aquellos que pocos que se le ha permitido controlar el tiempo."
Los veinte paladines permanecieron arrodillados sin inmutarse ante sus palabras y Agatha que los observaba continuo.
"Mi esposo dirige la Orden del Espacio y los lleva para todas partes combatiendo monstruos y luchando en contra de criaturas. La Orden del Tiempo es usada para curar a la gente y ayudar, pero también es usada para aumentar la esperanza de vida de algunas personas importantes."
Era un secreto a voces, pero la iglesia ayudaba a algunas personas ricas que querían vivir unos años o meses más antes de fallecer.
Los magos de curación podían también extender la vida de los viejos más ricos y en otra medida los nigromantes podían dar la inmortalidad.
Ambos tenían un costo, si bien el primero era monetario, el segundo era al costo de los placeres carnales.
En tercer lugar, estaban ellos quienes usaban en secreto los poderes de Aión para extender la vida, obteniendo de ese modo altos beneficios.
"A Aión no le interesa como usemos sus poderes. Es más, no le importa que los haya elegido a ustedes para cumplir mis propios objetivos personales." Dijo Agatha y observando a los paladines, cuestionó. "¿Aun sabiendo que los utilizaré para misiones que pueden ir en contra de la moral, siguen queriendo continuar?"
Estaban aquí para fundar una nueva 'Orden'.
Cuando ella vio a James y su gente, ella supo que necesitaba tener un grupo para que pudiera cumplir las misiones que la Orden del Tiempo o la del Espacio no pudieran cumplir.
Seguir órdenes sin cuestionar, sin dudar y con el único objetivo de cumplir la tarea… La tarea que era dada por ella, una de las pocas personas que podía comunicarse con Aión.
Ella no los iba a obligar, no tenía necesidad de obligar a la gente a obedecerla cuando la 'fe' era la única conexión que necesitaban.
"¡Cumpliremos sus órdenes sin cuestionar!"
Las voces de los paladines sonaron al unísono.
No fueron adoctrinados, ellos mismos se adoctrinaron solos… Algunos eran creyentes de Aión y otros eran jugadores, que vieron la fe en ese dios como la salvación.
Y otros…
"Incluso si tienen éxito no limpiarán sus pecados. Aión no les dará el paraíso o los enviará al infierno. Solo les dará tiempo para seguir sufriendo en vida." Dijo Agatha en voz alta.
Aión prestaba su poder y si bien el 'espacio' era un poder útil que no tenía tantas consecuencias, aquellos que usaban el 'tiempo' si tenían consecuencia.
Esa era rejuvenecer… Era sutil, pero el 'tiempo' era un poder tan abrumador que incluso cuando los sacerdotes lo usaban en otros se veían afectados.
A pesar de que no todos los paladines presentes controlaban ese poder, la verdad era que cuando rezaran y se le diera la respuesta, el tiempo podía afectarlos.
Podía ser algo bueno, pero la mayor parte de los presentes eran jugadores que deseaban pagar sus errores en Terra nova haciendo el bien.
Al no encontrar la salvación por ellos mismos la buscaron en Dios… Aunque este Dios era indiferente hacia ellos.
"Si no se quieren retirar, entonces empezaran. Desde ahora son miembros de los Guardianes del Tiempo." Dijo Agatha y sacando una lista, ordenó. "Esos son las personas que deben eliminar. Aquel que no me traiga la cabeza, será descalificado, al igual a aquellos que sean descubiertos. No tengo que decir que les sucederá a los que abran la boca, ¿cierto?"
En la lista estaban algunas personas que ella quería muertos y algunas molestias de parte de la iglesia.
De su parte estaban los conocidos del director de la escuela de su hija, quien tenía influencias en varios órganos del gobierno de Inglaterra.
Ese antiguo director tenía confianza en quitarle las hijas a una persona al azar porque tenía influencia y no era la primera vez que lo hacía, así que era mejor limpiar todo y como era un trabajo molesto ir ella, prefirió crear a los Guardianes del Tiempo.
Una Orden Secreta más personal que relacionado con la iglesia.
"Cumpliremos sus órdenes." Respondieron los paladines antes de retirarse.
Agatha simplemente los ignoró y utilizando magia espacial, se movió por el espacio dirigiéndose a la segunda tarea.
Llegando a la entrada de un orfanato en alguna parte de Francia, ella entró y saludo a las autoridades a cargo.
Estaba usando la máscara de zorro, así que la identificaron.
De todos los niños que la vieron llegar, solo una niña de cabello gris se acercó y como siempre siendo tan poco inexpresiva.
"Esmeralda." Saludó Agatha a la niña.
La niña que encontró durante lo sucedido con la ONU estaba creciendo rápidamente y ella seguía visitando el orfanato cada vez que podía, especialmente a la niña.
"Gracias por ayudarme. He logrado comprender todo." Dijo Esmeralda bajando la cabeza mientras le devolvía un libro que le dio.
Su hijo Karzhal era un mago espiritualista al igual que la niña y aunque Agatha no tenía talento para tanto talento para esa magia, la niña sí.
Y el libro que le dio eran una recopilación del conocimiento de su hijo.
"¿Ya puedes controlar tus ojos?" Preguntó Agatha mientras ponía una barrera para que nadie escuchara.
La niña podía ver los seres espirituales, notaba los vestigios de las almas y por esa razón podía ver los 'monstruos'… Aquellas personas que eran seguidas por espíritus rencorosos y que no podían purificarlos.
No nació con esa habilidad, sino que al inicio del Gran Cataclismo, cuando los monstruos estaban más descontrolados, ella y sus padres se vieron involucrados en un accidente con un monstruo.
Sus padres la salvaron o para decirlo de manera directa, las almas de sus padres muertos tuvieron la voluntad de permanecer al lado de su hija luego de morir hasta que la salvaron.
Provocando que ella desde ese momento pudiera ver lo espiritual y ahora…
"Sí. He logrado controlarlo a mi voluntad. He aprendido a usar la energía mágica para lograrlo." Respondió la niña en voz baja.
Ahora se convirtió en una maga espiritualista que tenía talento natural para ver lo espiritual y a la vez usar magia espiritual… Una de las magias raras que iban más allá de la afinidad o controlar la energía mágica.
Estos magos necesitaban ver las almas y no todos lograban forzar esa vista ni hablar de aquellos que nacían naturalmente.
"Bien." Dijo Agatha y sacando el segundo tomo y varios libros más, al ver la cantidad lo metió en un anillo espacial y se lo dio. "Para ti."
"¡Trabajaré muy duro para usted!"
¿Fue por qué la niña reconoció la importancia de lo que le estaba entregando? Era posible que la respuesta fuera la misma, incluso si le entregara algo insignificante.
Agatha vio los ojos de la niña y detrás de esa mirada plana que llevaba, había un sentido de gratitud y de cariño… ¿La veía como algún tipo de madre?
"No lo hagas por mí, Esmeralda. Hazlo por ti misma." Dijo Agatha y al ver que la niña la miraba con una mayor admiración, reveló. "Solamente has tocado mi fibra maternal. No me debes nada."
Sus últimas palabras no solo apuntaban a que no le debía nada, sino que también que ella no podía responderle como quería.
No podía aceptar el cariño que ella revelaba, no de la manera maternal que buscaba.
Y la niña lo supo, por eso dio una sonrisa a pesar de que se avergonzó de que vieran sus sentimientos.
"Lo sé. Pero usted es mi salvadora." Respondió Esmeralda observándola con esa pequeña sonrisa en su rostro.
La niña entendía que ella no era su madre y no iba a ser su madre, pero la gratitud era honesta.
Agatha comprendió por qué algunos nobles terranovense le gustaba reclutar huérfanos talentosos desde jóvenes.
Eran los más fáciles de manipular y guiar por un sentido de gratitud… Incluso llegando al punto de que era fácil aprovecharse de esa gratitud.
"Eres una niña problemática, pero si lo entiendes está bien." Dijo Agatha y palmeando la cabeza de esa niña, preguntó. "¿Entonces estás lista para ir a la nueva escuela?"
No estaba usando a la niña y no necesitaba nada de ella, simplemente había tocado una fibra maternal y le gustó su actitud, por eso Agatha la ayudaba.
Ya que fue Esmeralda quien ayudó a los huérfanos cuando hace años los criminales fueron revelados.
Por eso la dejó de lado y se concentró en la tarea principal.
Caminando por el pasillo vio a distintos huérfanos y ella asintió a gusto por el estado del orfanato.
Sus orfanatos tenían un estándar único y pronto todos los orfanatos de la iglesia tendrían sus propias escuelas.
Quizás Aurora creía que la estaban castigando por faltar a la escuela, pero en realidad Agatha quería crear su propia escuela en donde ella eligiera todo.
Una escuela en donde sus hijas pudieran ir cómodamente y como le faltaban estudiantes, ella aceptó a los huérfanos que tenían talento para convertirse en usuarios de habilidades.
La Iglesia apoyaría a futuros talentos y sus hijas no se sentirían tan solas al tener niños con distintas habilidades.
También varios miembros de la iglesia querían tener una escuela segura para sus hijos, así que era una buena manera de proteger a los miembros internos de la iglesia.
Todo mientras elegía a los profesores para que evitaran lo que sucedió en esta escuela.
Había mucho que hacer antes de que su hija pudiera ir a una escuela decente, no obstante, tiempo y recurso no le faltaban.