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Chapter 622 - Octavo Portal Abismal.

La alarma y el anuncio de emergencia sonó mientras que una niebla de corrupción se extendía por la ciudad.

Harald Beck conocido como la 'Voz Heroica' quedo aturdido al ver a las criaturas que parecían ser perros de seis patas salir de la niebla, totalmente corruptos.

"¡Cuidado salgan de aquí!" Gritó Harald utilizando su magia de viento para extender su voz.

Sacando algunos pergaminos de escapatoria, lo puso a su equipo que lo ayudaba a preparar su actuación y luego a su manager, llevando a que desaparecieran.

El área alrededor del octavo portal abismal estuvo asegurado por las fuerzas de diferentes gremios, militares y héroes.

Él pertenecía a uno de estos últimos y fue traído para dar calma al público, sabiendo que había un héroe tan popular en la zona.

Los miembros de su equipo eran civiles, que fueron permitidos entrar a este lugar, no obstante, eran los primeros que debían retirarse.

"Huyan. ¡Retirada!" Ordenó Harald utilizando su magia de viento para moverse cerca de la ventana del edificio en donde se encontraba.

Por la calle la mayoría de las personas empezaban a retirarse, huyendo hacia atrás, mientras que la niebla de corrupción, se extendía por el área.

Una escaramuza fue iniciada en una calle y él lanzó uno de sus mejores hechizos de magia de viento, para evitar, aunque sea por algunos segundos que la niebla se extendiera.

Entre más tiempo le daba al grupo de retirada, más personas podrían salvarse y esa idea fue lo que lo mantuvo, fortaleciendo su hechizo.

Los gruñidos, ruidos de disparos vinieron con intensidad y Harald que estaba usando su barrera de su túnica para evitar la corrupción, pudo sentir un temblor.

Fue pesado y evidente, llevando a que Harald mirara la niebla que ya estaba cubriendo la calle y sus alrededores y por medio de esa vio lo que pareció una pierna… Gigantesca.

¿Qué mierda está sucediendo?

Sin atreverse a dar esa pregunta en voz alta, Harald tragó su miedo y utilizando un artefacto de seguridad escapó a más de doscientos metros, en la terraza de un edificio, en donde la niebla estaba llegando.

Ya la mayoría se había retirado, pero quedaban algunos usuarios de habilidades en los edificios lanzando sus hechizos y lo sorprendente fue la escena.

La niebla se estaba extendiendo de forma rápida, cubriendo gran parte de la zona del portal y sus alrededores, mientras que por la calle y por las paredes de los edificios, se movían criaturas.

Los perros de seis patas, que eran grandes recorrían la calle, gruñendo y queriendo atacar a aquellos que lo dañaban mientras que, por las paredes, arañas gigantescas se movían, escalando.

La expedición al Octavo Portal Abismal no solo fallo, sino que abrió la puerta a una catástrofe, similar al Primer Portal Abismal… Tal idea vino a su mente de repente.

¿Toda la ciudad de Los Ángeles sería destruida hoy? ¿En dónde estaban las fuerzas de defensa principales? Demasiadas dudas ocuparon su mente.

"¡GRrrraaaa!"

Un rugido furioso provino desde dentro de la niebla en donde una figura podía ser vista.

Una figura que alcanzaba el techo de los edificios de diez metros y si bien la figura estaba oculta en la niebla, dejando ver una silueta, todos podían sentir la aterradora presencia.

Su solo rugido liberó una fuerza expansiva, que rompió los vidrios, empujó los autos y camiones militares y llevo a que Harald se cubriera sintiendo la fuerza expansiva que lo empujaba.

Lo pudo sentir de forma instintiva e innegable… Una calamidad había llegado a este mundo.

Su corazón empezó a latir con fuerza, ante la presión, pero una luz de plata que vino desde atrás, empezó a brillar en los alrededores, cayendo como pilares de luz a la ciudad.

Por el aire, una figura se elevó, flotando en el cielo mientras llevaba una túnica que cubría su cuerpo y una capucha que ocultaba parte de su rostro.

Las estelas de luz plateada cayeron por el cielo, atravesando la niebla y a la vez alcanzando no a las criaturas dentro de la niebla, sino que, a algunos militares, aventureros y héroes que no habían escapado y que estaban malheridos, todavía defendiéndose.

"¿Se quedarán mirando cómo estúpidos?"

La voz indiferente de esa leyenda se extendió de forma natural por la ciudad y el silencio quedo durante unos segundos antes de que todos se empezaran retirarse, sabiendo que si se quedaban solo serían molestias.

Desde lo profundo de la niebla, se pudo ver al Anciano Harris, quien estaba a cargo de la defensa del portal, manteniendo la niebla contenida lo máximo posible y a la vez tratando de evitar que lo que estaba en el interior, saliera.

"¡GRAAA!"

Las personas empezaron a huir y entonces, volvieron a escuchar el rugido de la criatura del interior y el sellado del Anciano Harris se rompió, logrando que ese hombre se distanciara buscando evitar que la niebla se extendiera.

A la vez lo que estaba en el interior fue liberado y una mano se afirmó en el techo de un edificio de diez metros entonces apareció la gigantesca criatura.

Un verdadero gigante de unos diez metros de alto, su forma humanoide quedo a la vista de todos.

Cubierta de trapos viejos, su barba larga ocultaba parte de su rostro, pero los seis ojos y la piel grisea dio la sensación de que estaba muerto.

El gigantesco humanoide empezó a salir de la niebla y liberó un rugido mientras agitaba su mano.

*BOOM*

Todo un edificio fue destruido a la mitad y se derrumbó, causando que Harald sintiera miedo instintivo.

Y ese gigantesco comenzó a moverse en una carrera hacia la calle en la que Harald se encontraba y con una aceleración inaudita para alguien de su tamaño, se acercó lo suficiente como para que Harald creyera que el edificio junto a él, iban a volar por el cielo.

Sin tener tiempo para cerrar los ojos, pudo captar que el gigante estuvo por destruir un edificio en donde magos atacaban, solo que antes de que pudiera golpear, una figura saltó y lo golpeó en el rostro.

Ese unico golpe, provocó que el gigante fuera empujado hacia atrás, perdiendo el equilibrio y cayendo arriba de unos edificios, tratando de afirmarse en otros.

"¡Retirada! ¡Esta no es una batalla en la que pueden participar!" Anunció el Anciano Harris en el cielo mientras mantenía la niebla en control.

La Luz de Plata en el cielo, cambió su enfoque y los pilares plateados golpearon a las criaturas, bestias y monstruos de gran tamaño que estaban saliendo desde la niebla.

Harald empujándose con su magia, saltó a otro edificio y ayudó a unos compañeros que estaban caídos, tan solo para volver a mirar hacia atrás.

El daño que se crearía a la ciudad iba a ser alto, pero la destrucción que causaría si esa criatura salía libre sería peor.

Sabía que la Luz de Plata y seguramente la figura que era el Gigante de Acero eran fuertes, pero antes de que se retiraran eran rangos SS y eso significaba que únicamente el Arcángel Miguel podría salvarlos.

Lo que necesitaban hacer era retirarse y dejar a los altos rangos, se encargaran de la situación o retuvieran a esa gigantesca calamidad, llevándose a todos lo que podían con ellos.

*BOOM*

Un auto fue lanzado a un edificio, golpeando y explotando en el impacto y Harald que se estaba alejando, pudo distinguir algunos heridos en ese edificio.

Moviéndose en esa dirección con su magia de viento, lanzó un par de hechizos que atrajo los heridos y cuando estuvo por ayudarlos a escapar, su cuerpo tembló.

"¡GRAAAA!"

Girándose hacia atrás, de repente vieron la espalda de un hombre viajando como un meteorito a su dirección y de forma inconsciente, Harald solo pudo cerrar sus ojos.

"…"

Sin embargo, tras un par de segundos nada sucedió y cuando lo volvió abrir, su expresión cambio.

Los edificios y parte de la ciudad, que estaba alrededor del portal, seguía como antes de que el portal se desbordara, con los autos que antes fueron destruidos manteniéndose en sus lugares y con los edificios totalmente intactos, sin niebla a la vista.

¿Que acababa de suceder? ¿Era un famoso campo de batalla? ¿Fue el Anciano Harris que era un mago espacial de rango SS, quien lo creó? ¿La Luz de Plata? ¿O era el Dios a los cuales servían esa pareja de leyenda?

Sin saber cuál era la respuesta, Harald tomó a los heridos y utilizó otro artefacto de viaje espacial, dos veces llevándolos a un edificio a más de cuatrocientos metros.

Girándose hacia atrás, captó de vuelta la destrucción y al mismo tiempo, una capa traslúcida cubriendo el área del desastre y en medio de eso, las figuras del hombre enfrentándose con el gigante.

La luz plateada estaba extendiéndose por toda la ciudad, aliviando las mentes y recuperando la vitalidad de los heridos, mientras que parecía contener la niebla y la calamidad.

Tal majestuosa imagen dio alivio.

*BOOM*

Incluso cuando la figura masculina voló por un golpe y rodó por el suelo, los gritos de miedo y sorpresa desaparecieron, cuando el espacio se retorció y aquellos que estaban huyendo, simplemente eran tragados por algún espacio paralelo, justo como Harald lo había sido.

Era probable que el daño no importara debido a tal magnífico hechizo… Y no solo él tuvo ese pensamiento.

"Al parecer todos se han ido." Dijo la figura que había caído al suelo y tensando sus músculos, dio una sonrisa.

Su cuerpo empezó a cambiar mientras miraba al gigante acercarse, haciendo temblar el suelo y los que observaban desde lejos, abrieron sus ojos con sorpresa.

Antón, conocido como el Gigante de Acero, literalmente empezó a convertirse en un gigante mientras la ropa de combate que llevaba, se ajustaba a su nuevo tamaño.

Dos, cuatro, seis, ocho metros y fue elevándose cada vez más hasta que alcanzó los diez metros y chocó su puño con el gigante.

*BOOOM*

La onda expansiva destrozó los edificios a su alrededor, sin embargo, la onda no pudo llegar hasta ellos debido a que estaban en un espacio separado de esta realidad.

Entonces esos gigantes empezaron a luchar, destrozando los edificios y la ciudad, hasta que la imagen desapareció por completo, cuando el campo de batalla se extendió, cubriendo la ciudad.

Todo parecería normal, si no fuera por el espacio tambaleante que cualquiera podía percibir.

******

En un espacio retorcido, que se podía considerar una copia de la realidad, Agatha agitó su mano.

Un campo de batalla fue creado por Aión, quien parecía haberlo hecho de tal modo, que se convirtió en una realidad paralela, la cual si era destruida no afectaría la verdadera realidad.

Para Agatha tal escenario, significaba que no debía contenerse y no lo hizo.

"…"

Miles y miles de pilares de luz plateadas surgieron con un solo movimiento de su mano y cayeron desde el cielo, golpeando a las criaturas dentro y fuera de la niebla.

Las criaturas, monstruos y bestias de gran tamaño que salían del portal o se habían extendido fueron quemados y purificados junto a la niebla de corrupción.

*BOOOOOOM*

A trescientos de metros de distancia, una explosión sucedió cuando su esposo que dejo de utilizar el artefacto de cambiar de tamaño, se soltó por completo.

Media igual que el gigante gríseo, pero el físico musculoso y perfecto no concordaba con su oponente, cuya piel grísea daba una impresión de un no-muerto.

Un solo puñetazo de su esposo causó una onda expansiva que destruyó más de un kilómetro de la ciudad.

No obstante, su oponente no fue fácil y era alguien con una fuerza elevada, causando que su batalla fuera igualada y como toda batalla igualada, la destrucción que se producía era aterradora.

Edificios en ruinas cuando los gigantes eran enviados a volar, enormes cráteres creados cuando los puños chocaban y ondas expansivas, que agrietaban el espacio mismo cuando lanzaban sus golpes más poderosos.

"Parece una batalla de 'kaijus'. ¿Tú crees que deberíamos pedirle al Dios de la Tecnología que traiga una meca gigante?"

Una pequeña voz sonó en su oído y la expresión de Agatha ni siquiera se inmutó.

Ella estaba pensando que ese gigante, no parecía ser un no-muerto completo y si bien ella no era una nigromante, todavía seguía teniendo cierto conocimiento del tema.

A la vez estaba algo impresionada, de que el gigante se mantuviera firme a pesar de los golpes de su esposo y estaba un poco maravillada por la regeneración que tenía.

Y más importante, estaba deslumbrada de que el gigante pareciera ser capaz de utilizar de forma inteligente sus capacidades, no solo pareciendo una bestia vacía e irracional.

Si no fuera porque con su magia espiritual, era capaz de distinguir que solo era un cuerpo sin alma, Agatha hubiera pensado que el gigante estaba vivo.

Aunque, su análisis no concordaba con la persona que le había avisado del desastre.

"Solo piénsalo, Agatha. Un humano gigante, un robot gigante y un gigante monstruoso. Si me dejas, traemos un dragón y tenemos el paquete completo." La voz de su nuera volvió a sonar en su cabeza.

"Eso sería trampa, los dragones son más grandes." Respondió Agatha con calma mientras volaba al portal en donde estaba el Anciano Harris.

A su paso, creaba golems de tierra de varios metros y los enviaba a luchar con las criaturas que quedaban sin preocuparse por su esposo.

¿Y que si ese gigante mantenía sus sentidos agudos de batalla y fuera capaz de enfrentarse a su esposo? Con cada segundo que la batalla siguiera, su esposo instintivamente se adaptaría y aprendería de forma inconsciente hasta que su oponente cayera.

Lo único que debía recordarle era…

"Cariño, no dejes nada del cadáver. Es preocupante que alguien obtenga la técnica para crear golems de carne." Murmuró Agatha, sabiendo que su esposo que estaba ya a un par de kilómetros, lo escucharía.

La mejor forma de definir a ese gigante, era como un 'golem de carne' y como una creación artificial, era probable que hubiera una técnica para crearlo o los magos podrían utilizar ingeniería inversa.

El problema era que al ser un 'golem de carne', era probable que se necesitara 'sacrificios'… Al menos, tal hipótesis era la primera que se le vino a la mente y aunque no lo fuera, dejar un cadáver de esa fuerza era peligroso.

Acercándose al Anciano Harris, que mantenía el portal en control, tratando de que ninguna grieta se generara, Agatha dio una mirada a ese gran portal.

"¿Siguen vivos?" Preguntó el Anciano Harris con seriedad.

Hizo la pregunta, porque fue ella quien avisó al Anciano Harris para que retirara todas las fuerzas y activara las alarmas.

De esa forma se evitó que una vez que el gigante saliera, destruyera todo a su paso y permitió que el Anciano Harris con su magia espacial, pudiera sellarlo por algunos minutos, que ambos llegaban y que todos se retiraban.

Aión podría haber ayudado, pero si no fuera porque ella también le aviso del tema, ni siquiera hubiera mirado para este lugar.

Tal vez el Anciano Harris pensaba que el 'omnisciente' Aión, era quien le advirtió de lo que iba a suceder y de lo que sucedió del otro lado, no obstante, la información vino de otra clase de Primordial.

"No lo sé." Respondió Agatha y descendiendo al portal, murmuró. "Luego te digo."

"¡Espera!"

Sin importarle el grito sorprendido de ese individuo, Agatha se adentró al portal sintiendo como sus alrededores se volvían inestables y ella mantuvo su expresión indiferente.

Reflexionando que, si terminaba rápido con todo este portal, podría ir a casa de sus hijas para visitarlas.

Enfrentarse a Aurora, que podía estar enfadada por su hermano, iba a ser un poco problemático, pero ahora que no había mentiras de por medio, sentía que sería divertido.

"¿Por qué no le dijiste que había sobrevivientes?" Preguntó la voz de repente y con calma, añadió. "Estoy protegiendo al niño."

Una voz infantil y adorable, llevaba la curiosidad de una niña y de cierta forma algo de diversión.

"O mi voluntad lo está haciendo." Murmuró Jezabel con una risa entretenida.

Su 'Voluntad', que representaba una pequeña porción de una existencia de gran poder se ocultaba en un par de cuadros.

Era normal que algunos objetos estuvieran relacionados con algunas entidades y para algunas iglesias, tales artefactos serían considerados 'sagrados'.

El problema aquí, era que esa 'voluntad' era de alguien que se divertía con espectáculos, realizando tratos demoniacos y a diferencia de la forma que actuaba cuando hablaba con ella, con desconocidos podía ser muy cruel e irracional.

Por tal razón, algunos de los que tenían alguno de esos cuadros, podrían terminar en situaciones muy peligrosas.

"Sé lo que estás pensando, esto no fue preparado por mí o por alguien relacionado conmigo. Ya lo sabes, excepto molestarte a ti, a tus hijas y tal vez a Aión, no hay nada más interesante en la tierra o en este insípido universo." Dijo Jezabel y mientras los alrededores se estabilizaban, añadió. "En cuanto a mis voluntades, incluso si juegan un poco con las vidas de los mortales, no buscaran soltar un gigante al mundo o matar a un conocido de mis adorables cuñadas."

Jezabel ya no estaba en la tierra o en este universo.

Al menos, no en su totalidad y era probable que solo quedaran esas 'voluntades' ocultas en los cuadros, que se encargaban de actuar como algún tipo de objeto maldito que cumplía deseos o que incentivaban ciertos sentimientos.

Agatha confiaba en las palabras de su nuera, pero eso significaba, que la situación dentro del octavo portal abismal se complicó por razones que no sabía y tales hechos representaban problemas.

Llegando al otro lado, el escenario empezó a manifestarse y lo primero que Agatha vio, fueron cientos de perros, arañas y decenas de criaturas luchando entre ellas, buscando adentrarse en el portal.

Agitando su mano, el fuego surgió entre la grieta de la tierra y empezó a devorar a esas criaturas hasta convertirlas en cenizas.

Sin importar que fuera de rango A o S, todas se convirtieron en cenizas y Agatha a pesar de que tenía confianza en su magia de fuego, supo que 'Ella' la estaba apoyando.

El lugar daba la impresión de que era una tierra volcánica y Agatha pudo observar árboles que liberan magma y flora adaptada a este ambiente caluroso.

"El niño está a un par de kilómetros." Avisó Jezabel y Agatha dejando un hechizo que ocultaba todo el portal abismal, siguió la guía de esa voz.

Una tierra de fuego, cenizas y lava, no había mejor descripción que esa para este lugar.

Los lagos eran de lava, que se extendían por la tierra y los árboles en este lugar, no solo estaban adaptados al ambiente con hojas de color ceniza, sino que también eran gigantescos.

Volando en el cielo, Agatha que empezó a tomar el control de la energía mágica de sus alrededores, observó en todas direcciones.

Un par de kilómetros de distancia, captó el calor, los árboles y todo el lugar, pero a la vez captó la anormalidad.

A pesar de que esta zona tenía naturaleza, si uno se alejaba, solo vería tierra quemada, seca y muerta, agrietándose mientras el magma salía de lo profundo de la tierra.

"Trataron de cubrir la necesidad y fallaron." Murmuró Agatha sin evitarlo.

Estuvo lejos de la tierra y había ido a explorar bastantes sitios, en un viaje de turismo con su esposo.

Durante ese tiempo no dejo de informarse y aprender todo tipo de secretos y extrañezas no únicamente de este universo, sino que de otros como Terra nova.

Ahora se dio cuenta con facilidad lo que sucedía.

"El núcleo de este mundo se está recalentando causando a que la vida sea destruida. Por lo que veo, solo en los alrededores hay naturaleza y eso se debe, a que la flora de aquí ya se había adaptado a estos cambios." Respondió Jezabel y con una risa juguetona, añadió. "Aunque dudo que puedan sobrevivir, cuando este mundo de gigantes se fracture en pedazos y vuelen por el espacio."

Esa pequeña era capaz de ver más de lo que Agatha podía, a pesar de que ella ni siquiera estaba aquí con su verdadero cuerpo y era probable que esa 'voz' solo fuera una 'voluntad' de esa existencia.

Ignorando la diversión en sus últimas palabras, que le recordó a un niño, contando como un juguete en miniatura podía romperse, Agatha alcanzó un volcán que salpicaba lava y se adentró a una cueva, en donde podía sentir vida.

Específicamente, una vida…

"El aprendiz de Vincent." Murmuró Agatha al ver a Edward inconsciente en el suelo, cerca de un cuadro y sintiendo otra presencia a la lejanía, preguntó. "¿Hay otros sobrevivientes?"

"No lo sé. Los demás no me importaron." Respondió la voz de forma plana.

Poseedora de un abrumador poder, esa existencia era capaz de chasquear sus dedos y causar una destrucción a niveles de lo que Agatha jamás podría imaginar.

Salvar a toda la expedición, hubiera sido una hazaña que podría haber sido realizada con un respiro, pero ni siquiera lo intentó.

Agatha no se sorprendió, ya era raro que interviniera en una situación como esta y estuvo claro que lo hizo, porque sus hijas conocían al aprendiz de Vincent.

"¿Puedes seguir encargándote de él? Quiero ver esa presencia." Pidió Agatha y advirtiendo que la niña del cuadro asentía, tomó distancia y se alejó.

Tal como decía la voz, este mundo se estaba haciendo añicos y a lo lejos, una gigantesca grieta se estaba formando mientras la lava empezaba a salir.

Literalmente era gigantesca, ya que tenía un grosor que rondaba los cinco kilómetros de distancia y se extendía a más de treinta kilómetros en su longitud.

Si no fuera porque, sus sentidos podían captar una distancia extrema sin necesidad de utilizar sus ojos, Agatha hubiera pensado que era solo un lago o algún río.

Ahora en la lava, se encontraba un gigantesco huracán cuya velocidad de movimiento superaría las categorías normales de clasificación.

En lo profundo de ese huracán, se encontraba pedazos del cadáver de algún gigante, cuyo cuerpo parecía estar a la par de un rango SS.

Un magnífico hechizo prohibido, que dejaba ver la belleza de la magia de aire y a la vez la destructividad de lo que era capaz.

Si se dejaba que ese gigantesco huracán pasara por una ciudad, los edificios serian barridos con cierta facilidad y era normal pensarlo, cuando uno era capaz de ver el cuerpo del gigante destrozado en pedazos.

Agatha aterrizó a espalda del creador de tal maravilloso hechizo, sintiendo la presencia y la vitalidad del cuerpo junto a la cantidad de energía mágica que gastaba, manteniendo ese huracán.

La túnica se agitaba por el aire y ese hombre estaba mirando el huracán, dándole la espalda mientras el sol estaba en lo alto iluminándolo.

Tan majestuoso, tan magnifico, Agatha solo lo encontró penoso.

"Oh, Vincent que te han hecho." Murmuró en voz baja, viendo en esa magnífica visión, más de lo que cualquier humano vería.

Observó un cuerpo sin mente y alma, con su esencia de ser arrancado de sí mismo, dejando atrás un cuerpo con vida, pero vacío.

Solo que esta carcaza no estaba completamente vacía y 'Vincent' dobló su cabeza, con lentitud mientras sus ojos rojos por la sangre, dejaban ver una mirada hueca.

Y sintiendo como el huracán empezaba a moverse a ella, Agatha dio un suspiro ante un colega caído.

"Trataré de no dañar tu cuerpo. Al menos mereces un entierro digno." Murmuró Agatha con calma.

Su cuerpo se convirtió en motas de energía mágica y sus sentidos se extendieron más de lo que cualquier rango SSS normal podría sentir y a la vez su 'voluntad' asimiló la energía mágica, convirtiéndola en parte de ella.

Hace tiempo que ella se había convertido en energía mágica y en su retiro, aprendió que recrear su antiguo cuerpo en realidad, restringía sus verdaderas capacidades.

Ahora solo se evidenció tal hecho, cuando su antiguo 'Dominio Cuádruple Elemental' se manifestó en proporciones que solo podían ser categorizadas como calamidades naturales por sí mismas.

La tierra se partió, olas gigantes se revelaron y los volcanes de los alrededores expulsaron fuego y lava a su control mientras que el único aire que quedo fuera de su control, fue el huracán en el centro, que cuando se comparaba a la magnitud que lo rodeaba, se veía diminuto.

Todo eso sucedió con un respiro.