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Chapter 401 - Historia Paralela Nuevo Comienzo Capítulo 51: ¿Son capaces?

Los rugidos sonaron en medio del bosque y entre las ramas saltaron decenas de lémures furiosos.

Por el piso corrieron hienas y en el cielo se encontraban volando los cuervos gigantes cuyo tamaño superaban los cuatro metros de longitud y varios metros de ancho con sus alas abiertas.

A quien estaban siguiendo era a una criatura de cinco metros de alto de piel azabache que si uno miraba bien daba la sensación de ser un gorila.

Desde los detalles del pelaje, su rostro, su cuerpo y la complexión musculosa estaban presente de forma precisa los detalles de un gorila.

Lo que resultaba diferente era que caminaba en dos patas y sus manos eran garras afiladas que todavía contenían sangre y entrañas de sus enemigos.

Los ojos completamente negros como perlas azabaches y los colmillos de su boca cuando esa criatura sonreía, dejaba en claro que no era un animal común.

Quien lo estaba siguiendo de forma más cercana era un Rinkhals de rango S.

Con diez metros de longitud y un grosor que daba la sensación de tragarse a un hombre adulto por su cabeza, la velocidad de la serpiente era extremadamente alta.

"Ssss…"

Disparando un veneno ácido, la serpiente solo pudo sisear al ver que un tentáculo salió de la espalda de la criatura negra para defenderse.

Esa criatura problemática estaba causando demasiado problemas y desde el primer asalto que se reveló eliminando a un elefante sangriento de rango S y escapando, volvió a actuar.

Una y otra vez durante más de tres horas… No se cansaba y atacaba por la espalda de la horda que estaba priorizando a los gorilas.

El mayor problema era que tal monstruosidad era extremadamente fuerte y no importa cómo era dañada, su carne negra se volvía a regenerar.

Lo peor era que literalmente se alimentaba de los animales y eso causó pánico a todas esas criaturas salvajes que se guiaban por su instinto.

Incluso las bestias mágicas con inteligencia como los Xenosmilus o los Guepardos Dorados lo evitaban.

Como si fuera poco acompañándolo había una humana que golpeaba los flancos de la horda en puntos clave, reduciendo en gran medida la presión en contra de los gorilas.

Los gorilas atronadores eran conocidos por su poderío y su fuerza, necesitaban vencerlo con números y golpear a su gente para crear distracciones que le permitieran eliminarlos.

Sin embargo, ahora esa monstruosidad y una humana estaban destruyendo su plan.

El plan del Smilodon Fatalis que lideraba esta horda para apoyar a los Rinkhals para derrotar a esa supuesta gobernante estaba siendo arruinado.

Si la tribu de los gorilas atronadores se retiraba al centro del bosque y se reunían con esa gobernante que era adorada por los Leones Alados, respetada por los Goliathus, admirada por los Homotherium y querida por su propia raza, iba a ser un gran problema.

La guerra fue inesperada.

Si esos humanos hubieran terminado el trabajo y la hubieran capturado todo hubiera sido fácil, pero no solo no pudieron completar su tarea a pesar de que la tribu de los Rinkhals ayudo, sino que también causaron un cambio en ella.

Llevando a que esa felina se vengara y atacara a los Rinkhals, a pesar de que la guerra podría llevar miles de 'crías' a la muerte.

La guerra fue inesperada por culpa de esa felina y ahora necesitaban conseguir todas las victorias posibles.

"GRaa…"

Moviéndose con gran velocidad la serpiente escuchó un gruñido de dolor a su espalda al mismo tiempo que esa criatura negra se detenía.

Sin dudarlo saltó balanceándose en el aire mientras revelaba sus colmillos que goteaban un poderoso veneno.

"Ss…"

Sin permitirle sisear, el gran monstruo lo atrapó de la cabeza y a pesar de que el Rinkhals agitó su cola para rodear el cuerpo de esa monstruosidad, la criatura ni se inmutó.

El cuerpo del Rinkhals media diez metros y fue capaz de rodear parte del torso de esa monstruosidad y empezó apretar el estómago con toda su fuerza.

*BOOM*

Era hasta el punto de que una criatura viviente tendría sus huesos rotos y su carne aplastada, pero ese monstruo solo golpeó en contra un árbol cercano.

Entendiendo que la criatura era una monstruosidad más atemorizante de lo que había imaginado, el Rinkhals abrió su boca y liberó todo su veneno.

Su veneno era un ácido verdoso que empezó a carcomer el rostro negro en forma de gorila de ese monstruo hasta que su cabeza se derritió en su totalidad.

Sin embargo, la monstruosidad permaneció viva y para el terror del Rinkhals, logró atraparle su boca con sus mandíbulas abiertas.

"Ghh…"

Los gruñidos y chillidos a su espalda de todas las criaturas que la seguían lideradas por el Smilodon Fatalis que debía controlarlas, fueron escuchados.

Ese Smilodon era uno de los tantos que participaron creando esta horda, aun así, debería haber resistido y en este momento tendría que haberlo apoyado.

Nada de eso sucedió.

En la cabeza de esa gran monstruosidad un tentáculo negro se formó y se adentró en la boca del Rinkhals.

No era algo que pudiera ser tragado, el tentáculo no solo era sólido, sino que tenía afiladas cuchillas que lograron que la serpiente se retorciera ante el dolor de ser cortado desde adentro.

Hasta que no hubo más movimientos y la oscuridad desde el interior empezó a devorarlo hasta que llego a las escamas negras.

Aurora que había eliminado a los seguidores de esa serpiente, pudo ver como su glotona amiga 'devoraba' a esa serpiente.

Regenerando su antigua cabeza derretida.

"Buen trabajo." Dijo Aurora al ver como la criatura negra tiraba el cadáver de la serpiente a un lado.

Ella había eliminado por sorpresa al Smilodon Fatalis que era uno de los tantos que dirigían una parte de la horda, pero Alice era la que estaba realizando todo el trabajo.

"Es más complicado luchar contra humanos. Las bestias tienen movimientos limitados." Respondió Alice con calma mientras volvía a su forma humana.

La oscuridad bajo sus pies se extendió por varios metros y ella dejó salir al joven gorila para que recolectara los núcleos.

Lo estaba utilizando como un lacayo y ese joven gorila se movió sin dudarlo, debido a que cada núcleo era para él.

Aurora se quedó en silencio por un momento no solo por ver a ese joven gorila que Alice seguía denominando como 'César', sino que por las palabras de su amiga.

"Dudo que sea tan fácil como lo haces parecer." Murmuró sin poder evitarlo.

Si un luchador tomaba la cabeza de la serpiente de la misma forma que lo hizo su glotona amiga, entonces sus huesos serian quebrados por la cola y la constricción de la serpiente.

No obstante, pudo entender a su amiga.

Sin barreras, sin artefactos y sin armas, las bestias mágicas eran un enemigo fácil cuando uno entendía sus debilidades y movimientos.

Una barrera podía ser la diferencia entre vivir o morir cuando se trataba de enfrentamientos de rango S.

Alice en vez de responder extendió su sombra por unos cadáveres y se quedó mirándolos durante un momento.

"No necesitas hacerlo." Respondió Aurora entendiendo lo que trataba de hacer.

Todo el lugar estaba rodeado de cadáveres de bestias mágicas, incluyendo al Smilodon Fatalis de rango S.

Su amiga lo quería devorar, seguramente para reponer la 'oscuridad' que ella manejaba.

Tal oscuridad no era 'ilimitado' como Alice lo hacía ver y para reponerlo necesitaba 'devorar' a otras criaturas vivientes.

También luchar durante tanto tiempo agotaría a cualquier.

Quizás Alice no hacia esfuerzo físico, pero mantener su oscuridad en movimiento debía ser agotador mentalmente y era posible que también consumiera su energía.

"Vamos a descansar. Yo también estoy muy cansada." Murmuró Aurora dando una sonrisa.

Alice dio una mirada a los cadáveres y tras mirar su sonrisa, retrajo su sombra hasta que volvió a su espalda.

"Eventualmente tendré que dar ese paso… Soy como madre y padre. Es inevitable para mí." Declaró Alice con seriedad.

Su madre tenía una habilidad innata que le permitía controlar la energía mágica a voluntad permitiéndole utilizar toda la magia que deseara.

Tenía sus ventajas como el rejuvenecimiento y la fuerza natural que obtenía tan solo por respirar y asimilar la energía mágica en el ambiente.

Sin embargo, aunque su madre no hablara demasiado, tenía consecuencias.

Su padre por su parte era un ejemplo claro, él con su habilidad innata cada vez que luchaba se volvía más fuerte y más grande.

La última vez que lo vio media varios centímetros más que antes y era posible que la próxima vez que lo viera fuera aún más grande.

Las habilidades innatas tenían consecuencias y muchas de ellas eran 'naturales' e inevitables, aun así…

"Es cierto que eventualmente termines dando ese paso, pero quiero que cuando llegue ese momento, sea por tu propia voluntad y no por las circunstancias." Declaró Aurora con seriedad.

Ahora que tratara de continuar luchando y 'devorando' era por las circunstancias, no por su propio deseo.

Aurora entendía que su hermana no deseaba dar ese paso y se retrasaba, si no fuera así, era posible que pudiera avanzar mucho más antes.

Sin embargo, siempre se contuvo y nunca dio ese paso, ni siquiera lo intentó.

No iba a presionar a su hermana a que hiciera algo que no deseaba y más cuando se trataba de algo que ella misma rechazaba.

"Aunque si lo llegas a hacer algún día. Tienes que recordar que siempre serás mi hermana." Anunció Aurora mirándola directamente a los ojos.

Alice desvió la mirada con algo de timidez y luego dando una sonrisa sacó una bolsa de papitas del tipo mágica.

Una vez su madre le contó como algunas personas con habilidades innatas temían cambiar por las consecuencias, pensando que dejarían de ser 'humanos'.

En el caso de su hermana, Aurora entendía que no se trataba de perder la 'humanidad', sino que, tras perderla, la alejara de su familia… La alejará de ella.

"Vamos. Necesitamos descansar antes de movernos." Dijo Aurora y al recibir la mirada de su glotona hermana que estaba curiosa, declaró. "Gracias a que has conseguido el odio y el miedo, tal vez podamos movernos de forma definitiva."

"Los Smilodon Fatalis no tienen una habilidad y dominan a otros a través del medio y fuerza. Ahora que otro 'depredador' apareció seguramente me trataran eliminar." Murmuró Alice y como si entendiera lo que planeaba, dudó. "¿Quieres que tome la delantera? Si es así, me encantaría."

Su sonrisa y su mirada se notaba emocionada por ser el centro de atención y tomar la 'delantera', a pesar de que esa posición era extremadamente peligrosa y pesada.

Aurora dio una media sonrisa al ver como su glotona amiga se emocionaba.

Esa glotona no estaba equivocada.

Los Smilodon Fatalis no tenían una habilidad para dominar a otras criaturas y se consideraba más una 'predisposición' para ser dominante y tiránicos.

Ellos controlaban a otros a través del miedo, la sed de sangre y la naturaleza salvaje de las criaturas.

Sin embargo, tal control era limitado.

Como ahora en donde apareció un 'depredador' más salvaje, poderoso y tiránico que los mismos Smilodon Fatalis… Un depredador capaz de devorar a su presa y que parecía inmortal.

Era normal que aquellos que lideraba y controlaba la horda a través de los Smilodon Fatalis, verían a Alice como alguien que debían eliminar sí o sí.

Durante las anteriores tres horas, los ataques habían sido golpes rápidos y en diferentes áreas, para evitar emboscadas, pero ahora Aurora pensaba en realizar un golpe directo para atraer a sus oponentes y eliminarlos definitivamente.

"¿Será arriesgado, crees que puedes encargarte?" Preguntó Aurora y con un poco de duda, comentó. "Si quieres puedo llamar la aten…"

"¿Preocupada por mí? Está bien, si descanso, podre luchar durante varias horas." Declaró Alice sacando pecho de forma orgullosa.

Ese tono y esa mirada logró que el joven gorila que había recolectado los núcleos diera una mirada extraña.

Aurora solo pudo suspirar.

El plan necesitaba que alguien llamara la atención y se volviera la carnada mientras la otra persona eliminaba a los altos mandos… Iba a ser un movimiento quirúrgico para desbaratar toda la horda.

Al ser arriesgado, Aurora prefirió ponerse en peligro a sí misma y no a su hermana, a pesar de que Alice era más fuerte.

Ahora al verla comer papitas sin preocupación, sintió que la diferencia entre ambas era alta y a la vez pudo sentir una gran confianza en su inseparable amiga.

Ella era la que le daba la confianza para hacer lo imposible, posible.

******

Dos gruesos y altos árboles cayeron de repente hacia una manada de Lycaons y cuando esos animales corrieron para esquivar, un enorme gorila plateado cayó del cielo.

*BOOM*

Su sola caída extendió una explosión y sus poderosos puños, solo provocaron aún más explosiones aterradoras.

Los golpes eran al suelo aplastando a todos esos 'perros'… Esa era la forma que Gaika los consideraba.

Asquerosos perros que solo eran una peste en estas tierras.

"¡GRAAAA!"

Midiendo seis metros de alto, Gaika, el gorila plateado rugió con una fuerza extrema que hizo que los oídos de esos lycaons sangraran.

*Boom*

*Boom*

*Boom*

Entre las decenas de hienas, lycaons, pitones asesinas, escarabajos gladiadores, y lémures furiosos, los árboles empezaron a caer aplastando a la horda.

Rompiendo la formación, decenas de gorilas atronadores adultos junto a los ancianos descendieron de los árboles destruyendo todo a su paso.

Los golpes que se daba eran poderosos y algunos de los gorilas de rango S tenían una capacidad única.

Gran parte de ellos lanzaban relámpagos con sus puños creando explosiones poderosas y paralizando a sus oponentes e incluso quemando su carne.

Gaika observó la batalla y ante sus ojos pudo ver los cientos de criaturas huyendo por la emboscada de su gente.

Los gorilas atronadores eran fuertes, pero no podían luchar durante horas enteras y eso significaba que tenían que ser inteligentes.

Usar el terreno era lo principal y ahora que llegaron en una zona de enormes y altos árboles, tal ventaja podía ser usada perfectamente.

Ocultarse entre las ramas gracias a la magia de los chamanes y caer del cielo o tirar los árboles para que aplasten a sus oponentes, era la táctica que habían utilizado.

"Ssss…"

Cuando una pitón asesina de rango A lo atacó de repente Gaika lo atrapó de la cabeza y la aplasto con toda su fuerza.

"¡Lleven a los heridos al centro médico!" Rugió Gaika observando a un Smilodon Fatalis que miraba a lo lejos.

Él estaba acompañado por varios Smilodon Fatalis y eran un gran grupo liderado por uno de sus razas que tenía quemaduras en su piel.

Ese líder era conocido como 'Haza' y él era quien dominaba esta horda utilizando a sus compañeros.

Al principio cuando atacaron sus tierras fueron despiadados.

Enviaron poderosas criaturas de rango S y lograron que muchos de los suyos cayeran, incluyendo ancianos que se quedaron en la retaguardia.

Incluso cuando huyeron fueron perseguidos y golpeados, no solo atacando por su espalda, sino que incluso a veces atacaban sus lados o se adelantaban golpeando desde el frente.

Tales tácticas provocaron que muchos murieran, pero ahora era diferente.

"Se siente más ligero." Dijo el más anciano de todos.

Era un gorila blanco cuya edad nadie conocía, pero era el más viejo de todos y a diferencia de otros gorilas, él no tenía nombre.

Solo era conocido como 'Anciano' y ahora incluso él estaba luchando.

"¡Chamanes ataquen!" Ordenó Gaika con seriedad.

La horda tras el fracaso se trató de retirar y bastantes criaturas quedaban vivas, era por eso que Gaika dio la orden de que los chamanes atacaran.

Hojas afiladas, cortes de aire, bolas de fuego e incluso cañones de agua fueron disparados desde los chamanes que estaban en lo alto de los árboles.

Eliminando aún más las fuerzas restantes y el Smilodon Fatalis en vez de enviar otra ola, se retiró hacia atrás.

No enviaron otra 'ola'.

"Si, se siente más ligero." Murmuró Gaika de forma inevitable.

Hace varias horas, la presión disminuyo y si al principio fue ligero, luego fue lo suficiente notable como para que ellos tuvieran tiempos de descanso como ahora.

"Descansen y mantengan su guardia. ¡Chamanes quiero que preparen sus trampas y recuperen su energía mágica! ¡Todos los que puedan moverse lleven a los heridos al campo médico!" Gritó Gaika con seriedad.

Había algunos muertos en el campo de batalla, pero no pudieron darle un entierro digno y solo pudieron quitar sus núcleos.

Morir por su gente… No estaba mal para los gorilas y que otro joven gorila atronador asimilara el núcleo de un guerrero caído, era un orgullo.

Gaika empezó a moverse hacia el centro de la tribu.

Los guerreros, ancianos, mujeres y todo aquel que podía luchar estaba en los límites en una formación circular.

Luego en el centro estaban los jóvenes, niños y bebes con sus madres.

"Hemos perdido demasiado…" Murmuró el Anciano con un tono apenado y observando a los jóvenes, declaró. "Nos mantuvimos apartados, nos alejamos de 'ella' y ni siquiera estuvimos en sus tierras, pero igualmente nos atacaron."

Técnicamente no tenían relación con la gobernante del centro del bosque y tampoco estaban bajo de 'ella' como lo estaban los leones alados, los goliathus o las otras tribus.

Eran independientes… E igualmente fueron atacados por los Rinkhals y sus sucios aliados.

"Ella hizo lo correcto. Todos la respetan y su cariño por las crías es algo que todos admiran. Sin embargo, para proteger a su gente, ella necesita convertirse en una depredadora… Ella necesita llegar a la cima de la cadena alimenticia." Declaró Gaika y mirando a su gente, anunció. "Solo si alguien gobierna todo el bosque, obtendremos paz."

Eso era lo que Gaika creía.

El bosque mágico era caótico y a pesar de que las tribus se conformaban, todavía seguían existiendo bestias mágicas que se dejaban llevar por su naturaleza.

Incluso entre los gorilas atronadores había algunos que le gustaban estar solos y ser salvajes.

Se necesitaba traer orden… Y en cuanto a la gobernante del centro del bosque mágico hizo lo correcto.

Muchas crías fueron dañadas por los Rinkhals, quienes vendieron a sus aliados a los humanos y se dejaron seducir por las palabras de cazadores.

Entre ellos estuvieron presentes jóvenes gorilas.

"Solo necesitamos llegar al territorio de los Leones Alados. Una vez que nos acerquemos, ellos se moverán para apoyarnos." Declaró Gaika con un tono solemne.

Se enviaron bestias mágicas para pedir ayuda, pero los refuerzos no llegarían lo suficientemente rápido.

Al menos hace unas horas había pensado que para que su gente sobreviviera habría que arriesgarse y morir para proteger a los niños, pero ahora había esperanza.

"Le encargó los preparativos para movernos, Anciano. Iré a hablar con nuestro invitado." Declaró Gaika y sin esperar respuesta caminó por la zona y se dirigió al centro médico.

En los alrededores pudo ver a los niños quietos a lado de sus familiares y la mirada algunos gorilas machos estaban llenos de ira y deseo de luchar.

Tenían que quedarse en este lugar.

Estar en el bosque mágico significaba que todos sabían luchar, pero no todos tenían que ir al frente.

Viendo como los chamanes distribuían la comida que guardaron en anillos espaciales especialmente diseñados para ellos, Gaika solo continuó.

Los gorilas atronadores no utilizaban la magia como otras bestias mágicas, ellos estudiaban… Eran 'chamanes'.

Y el conocimiento vino de sus 'invitado', al igual que los pocos objetos.

Dirigiéndose a la zona médica pudo ver chamanes curando a sus compañeros guerreros ya sea utilizando magia o con algunas medicinas naturales que usaban plantas mágicas.

Quien estaba al mando de este lugar era un humano.

"Prioricen los gorilas con heridas más graves primero. Aquellos que tienen heridas superficiales, utilicen los brebajes y la medicina natural." Ordenó el hombre cuya edad era avanzada.

Era un anciano con algunas arrugas y con una barba blanca en crecimiento… También era un importante mago de curación.

"Profesor Kernen, ¿cómo va todo?" Preguntó Gaika al acercarse al anciano.

"No me llames profesor, no estamos en la Academia Cernunnos." Respondió Chonz Kernen, profesor de la Academia Cernunnos en Suiza.

Uno de los aliados de la tribu en el exterior y unas de las pocas relaciones humanas que los gorilas atronadores tenían.

"La situación ha mejorado. Hemos priorizado a los heridos graves, buscando que al menos sean capaces de moverse y no retrasar la retirada." Respondió el anciano y preparando mezcla de plantas mágicas, comentó. "Últimamente vienen cada vez menos heridos. Al parecer están haciendo un buen trabajo en el frente."

Gaika vio como un joven gorila lo ayudaba trayéndole las plantas mágicas que necesitaba y luego repartiendo las mezclas que el hombre creaba.

"Se confunde Anciano Kernen. Nosotros hacemos lo posible, pero alguien más nos está ayudando." Reveló Gaika y cuando el Anciano Kernen se detuvo por la curiosidad, explicó. "Uno de los nuestros vio a una joven humana. Cabello negro, armadura plateada y con una espada. Atacó por el flanco debilitando la horda y permitiendo que nuestra gente escapara."

Fue luego de que un rugido de gorila resonara desde medio de la horda, las cosas empezaron a cambiar y si bien por un tiempo no sabían de quién se trataba, en un momento pudieron identificarla.

Todo se debió a que un grupo de gorilas fue atacado duramente en un flanco de su formación y antes de que pudieran pedir refuerzos, esa mujer apareció eliminando a sus enemigos.

"Extremadamente rápida, aparecía y desaparecía en el campo de batalla. Sus objetivos son los rangos S de la otra parte y al parecer muchos han sido heridos por ella." Detalló Gaika y mirando curiosamente al anciano, contó. "También se ha visto a un gorila completamente negro. Es como un monstruo que saca tentáculos de su espalda."

En el último caso fue él mismo que lo vio.

A veces necesitaba arriesgarse y presionar profundamente a sus atacantes y eso significaba que tendría que meterse profundamente en la formación de la horda para tratar de eliminar a algún Smilodon Fatalis.

En ese punto vio a esa criatura negra que parecía un falso gorila gigante.

Gracias a que esa criatura llamó la atención, ellos pudieron retirarse sin tantas perdidas.

"¿Son sus aliados?" Preguntó Gaika con seriedad

No muchos humanos se atrevían a adentrarse al bosque mágico y tampoco muchos ayudarían a su gente en esta situación.

No ganaban nada y en vez de eso, lo mejor era recolectar los cadáveres que quedaban en el camino si lo que deseaban era dinero.

No obstante, esa mujer guerrera y esa criatura estaban causando estragos.

Esa era la razón por la cual los últimos ataques no tuvieron la fuerza que tenían al principio.

Los gorilas atronadores eran fuertes, pero el cansancio se acumulaba y las pérdidas se elevaban, no podían soportar una batalla de desgaste y no tenían los números para enfrentarse a sus enemigos.

Solo fue cuando la presión disminuyo que ellos pudieron soportar la carga y recuperarse.

"No, como ya dije los refuerzos de la Academia Cernunnos se demorarán demasiado. Sin embargo, he oído algunas historias de algunos compañeros." Dijo el Anciano Kernen y sin ocultar su sonrisa, detalló. "Al norte del bosque mágico una ciudad ha sido fundada. He escuchado de unos Addax, que la 'gobernante' de esa ciudad es una joven de cabello y ojos negros que maneja una espada."

Gaika frunció el ceño.

El norte del bosque mágico estaba muy lejos de su posición actual y si bien había escuchado algo, todo fue superficial.

"La llaman la 'Protectora de Zerzura' y por lo que he recopilado son dos jovencitas que a nivel general tienen la misma característica, pero una de ella es capaz de sacar tentáculos negros de su espalda y la otra es un espadachín." Dijo el Anciano Kernen tomando las plantas mágicas que le trajo el joven gorila.

Gaika volvió a dudar.

Sabía que había escuchado ese título y era posible que fuera extendido por alguien desde el centro del bosque mágico.

Al menos de forma superficial entendía que no eran enemigos, pero había una mayor preocupación…

"¿Son capaces?" Preguntó Gaika con curiosidad.

Tras preguntar, él mismo se rio.

Si esa misma mujer que los gorilas vieron era la jovencita de la que hablaba el anciano, entonces estaba claro que era confiable.

Después de todo, eran capaces de meterse en medio de la horda y salir libremente.

¡Luchando durante horas para apoyarlos en silencio!

"Escuche que han eliminado a un Señor de la Guerra, pero no podría verificar la verdad. Tal vez sean rumores exagerados o falsos." Dijo el Anciano Kernen y al ver que Gaika se quedaba serio, cuestionó. "¿Planearás confiando en esos desconocidos?"

Tal como se esperaría de alguien que era un invitado recurrente de la tribu y que enseñó a varios de los gorilas, entendía las expresiones de su gente.

"Sí. Puedo sentir que algo se acerca y tal vez sea nuestra oportunidad." Declaró Gaika y mirando a su gente herida, murmuró. "Aunque me encantaría luchar codo a codo con un buen aliado. Mi gente es prioridad. Luego devolveré el favor."

Entendía que la situación en el campo de batalla estaba cambiando y era posible que en un momento se presentara una oportunidad.

Si su gente solo fuera un grupo de ataque, usaría esa oportunidad para atacar la horda y eliminarlo por completo, pero ahora no solo tenía a muchos heridos, sino que también demasiada gente que proteger.

Tenía que huir lo más pronto posible y crear una distancia con la horda.

Viendo como el joven gorila le traía otros materiales al Anciano Kernen actuando como su asistente, Gaika dio una risa.

"Es un buen ayudante, ¿no? Es uno de nuestros mejores jóvenes." Declaró Gaika y mirando al Anciano Kernen, cuestionó. "¿Por qué no lo tomas bajo tu ala y le das un nombre?"

El joven gorila miró el Anciano Kernen con ojos brillantes.

"No, soy demasiado viejo para tener un compañero. Debería buscarse alguien de su edad que pueda igualar su energía." Respondió el Anciano Kernen y con una media sonrisa, declaró. "Antes ya me ha protegido y ahora me ha ayudado demasiado. Merece alguien que no se canse tan fácilmente como yo."

Al escuchar tales palabras Gaika dio una risa y miró al joven gorila, instándolo a hablar.

"Lo dudo. Usted es increíble." Declaró el joven gorila sorprendiendo al Anciano Kernen por haber hablado.

Él era uno de los dos jóvenes más destacables de su tribu y de esta generación… No, el otro joven ya había desaparecido y estaba claro que solo quedaba este joven gorila.

Rango B, considerado como un adolescente en términos humanos, era lo suficiente capaz como para hablar y entender el haba humana.

"Ya lo has escuchado." Declaró Gaika y acariciando la cabeza de ese joven gorila que era más pequeño que sus compañeros, comentó. "Ya hemos perdido demasiados jóvenes y como has visto, él está emocionado por estar con alguien como usted. La siguiente generación necesita excelentes maestros para que pueda superarnos."

Si el otro joven siguiera con ellos, era posible que, si consiguiera alguien capaz de enseñarle, se convirtiera en alguien extremadamente hábil.

Era una tragedia su perdida y a la vez era una mancha en su generación… Y en el mismo Gaika quien era el más fuerte de la tribu en este momento.

"Yo… Lo tendré en cuenta." Respondió el Anciano Kernen logrando que el joven gorila se riera suavemente emocionado.

La siguiente generación no necesitaba estar solo, necesitaba salir al mundo y experimentar, necesitaba tener un compañero con los cuales relacionarse y del cual aprender.

Sin embargo, para llegar a ese punto, la generación actual debía actuar.

Gaika se despidió y volvió al frente.

Decidido en llevar a su gente a un lugar seguro, aunque tuviera que usar la oportunidad que le brindaba un desconocido.