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Chapter 373 - Historia Paralela Nuevo Comienzo Capítulo 43: Bastante barato.

Revisando por última vez las diferentes tareas que había subido a la escuela a la que estaba asistiendo, Aurora suspiró.

—Buen trabajo.

Leyendo el mensaje de su sistema, la expresión de Aurora tembló.

Lo que estaba enviando era las tareas de la escuela a la cual se había inscripto de forma virtual y no solo había subido la tarea de esta semana, sino que la de todo el mes.

Había elegido una escuela que estaba centrada en una modalidad administrativa dedicada a funcionarios y a la vez mezclando una administración de gremios, tratando de abarcar bastantes temas.

Sin embargo, había un problema en esta área.

"¿En qué clase de escuela me has escrito? Siento que los temas son bastante específicos." Señaló Aurora con cierta duda.

Era literalmente muy específico.

Administración pública estaba centrada en la supervisión de otros trabajadores con un tinte general para poder entender todo lo que los administradores públicos de una ciudad podían tratar.

Luego se encontraba clases de organización, gestión y control de subordinados dando énfasis en el liderazgo administrativo.

A todo eso se agregó la forma en la que se administraban gremios de aventureros de todo tipo, centrándose en los gremios militares.

Abarcando un poco su trabajo que a veces tenía con el ejército.

—He utilizado tu dinero para hacer los diferentes procedimientos a través de la red y he logrado conseguir una escuela que se adapte a tus necesidades.

Aurora dio una expresión extraña al leer ese texto que daba la sensación de seriedad.

La forma que su sistema era riguroso para su estudio, era extraña cuando uno pensaba que era permisivo en otros temas como cuando ella se ponía en riesgo.

—¿De quién es la culpa de ponerse en riesgo?

Al leer esa réplica mental, Aurora se rio suavemente.

Había dejado ver sus pensamientos superficiales dando la sensación de que estaba culpando la otra parte, pero solo lo hizo para molestar a su sistema.

Saliendo de su oficina, ella no pudo ocultar un toque de emoción.

"Espero que Alice haya terminado sus tareas." Murmuró Aurora tras bajar a la sala.

—Ella por su cuenta ha elegido las menores materias para graduarse.

La expresión de Aurora tembló al leer esa respuesta en su mente.

Tal como se esperaba de su glotona amiga, ella muy seguramente no deseara hacer nada.

Aunque la verdad era que tenía una gran facilidad para estudiar y era bastante inteligente.

Al menos, siempre le fue mejor que a Aurora misma en los exámenes.

Saliendo de su edificio con una sonrisa, ella se dispuso a llamar un taxi.

Estaba por ir al cuartel militar de Zerzura y estaba algo emocionada, ya que estaba por empezar su viaje a Sudan, liderando la Misión Arca.

Era por esa razón que había terminado todas sus tareas antes de tiempo y si bien se demoró bastante, lo hizo dentro de la dimensión blanca y a pesar de que estuvo durante varias horas, cuando volvió a la realidad solo fueron algunas decenas de minutos.

Tal dimensión era su mayor ventaja para estudiar.

"Disculpe. ¿Protectora de Zerzura?"

Cuando el taxi se estacionó al frente de ella, Aurora escuchó una voz a su espalda y lo peor fue el título.

No le gustaba y el problema era que sabía que se había estado extendiendo demasiado rápido y en este punto era difícil tratar de detenerlo.

Como si fuera poco… Era malditamente útil en diversos casos.

"¿Sí que sucede?" Preguntó Aurora con una mirada lo más amable que pudo.

La persona que le había hablado era un hombre en sus treinta y tantos de mirada simpática y amable, pero Aurora pudo sentir una cierta falsedad en esa expresión.

Se sentía como una máscara que aquellos usaban para caerle bien a otros y conseguir lo que deseaba.

"Soy Paul Strub, periodista para la revista 'Primicia' en donde recolectamos historias de diferentes usuarios de habilidades." Se presentó el hombre y dando una tarjeta, señaló. "He escuchado de su título y he oído algunas historias. Si tiene tiempo me gustaría escuchar más de usted."

—La revista 'Primicia' es conocida por ser sensacionalista y amarillista, recomiendo mantenerte alejado.

Como si estuviera leyendo el resultado de búsqueda en las redes, su sistema dio su respuesta.

"Lo siento, no tengo tiempo." Respondió Aurora de forma amable.

La sonrisa del hombre desapareció y se volvió serio.

"¿Estás segura? Muchos estarían interesados en escuchar sobre una adolescente de 16 años que posiblemente sea rango S y como si fuera poco, es capaz de eliminar Señores de la Guerra y otros individuos a sangre fría." Respondió Paul y dando una mirada altiva, comentó. "Sería preferible que habláramos y dieras tu parte del asunto… O terminaré pensando en cualquier cosa."

Un comentario dicho con una sonrisa altiva dando la sensación de que, por su actitud, su amenaza y al tener la autoridad de alguien mayor, podría conseguir que ella temiera y aceptara.

Aurora se congeló no por esa actitud o la amenaza, sino que al rememorar viejos recuerdos.

Como las revistas y diarios hablaban de aquel título de heroína que había llevado hasta hace un tiempo atrás y como la acusaban de múltiples maneras.

Fue lapidada por las críticas a pesar de que ella siempre tuvo un buen deseo de ayudar.

Su expresión se hizo seria al recordar esos malos recuerdos y luego su mente trajo esa lejana memoria en donde otras la protegían al verla acusada injustamente.

"Haz lo que quieras." Dijo antes de entrar al auto.

Ordenando al taxista que se moviera a su objetivo, Aurora se quedó sentada en el asiento trasero.

Su mente estaba en blanco y ese recuerdo brillaba, logrando que su molestia por el periodista se convirtiera en lamento ante ese pasado, que ahora era demasiado distante.

Otras memorias empezaron a despertar y Aurora solo se inclinó en el asiento bajando su cabeza y sosteniéndola con sus manos, tratando de calmarse.

Su respiración empezó a volverse inestable sintiéndose como en sus peores noches en donde las pesadillas resurgían con fuerza.

El dolor y la pena, se elevaron y por primera vez en mucho tiempo se sintió que estaba verdaderamente sola.

Rodeada de oscuridad en medio del abismo de la desesperación, hundiéndose lentamente y sintiendo que se ahogaba.

"¿Quieres que le dé una paliza?" Una voz sonó de repente y al ver que ella se congelaba, agregó. "Tengo un par de amigos. Te aseguro que le enseñaremos una lección."

Aurora escuchó que la voz venía de adelante, del mismo lugar en donde estaba el taxista y levantó su mirada para ver que por el retrovisor estaba siendo mirada.

Era un anciano que estaba en sus sesenta y tantos, que a pesar de su edad parecía tener una gran vitalidad y lo que le llamó la atención era que por su mirada… No estaba bromeando.

"No escuche toda la conversación, pero sí hizo o dijo algo que te molesto, puedo encargarme." Afirmó el anciano y deteniéndose en un semáforo, se giró y anunció. "Sé que un usuario de habilidad es criticado por atacar a una persona normal, así que puedo solucionarlo como persona normal. Puedo verme viejo, pero he estado viviendo en África desde que nací y sé cómo sobrevivir."

¿Estaba tratando de animarla mostrando un lado valiente o estaba hablando de forma seria? Aurora por la mirada pudo sentir que era la segunda opción y no pudo contener su risa.

Sintiendo que las lágrimas estaban cayendo sin darse cuenta, se limpió con sus mangas y respiró hondo tratando de enterrar sus emociones.

"Estoy bien… Gracias." Respondió Aurora y tratando de dar una sonrisa para que no se preocupara, señaló. "No necesito que golpee a nadie por mí. Aunque me vea delgada, sé defenderme."

Sus palabras hicieron que el anciano diera una media sonrisa algo decaída, antes de volver a conducir.

Aurora se miró por el espejo y al ver su tenue reflejo, se dio cuenta de que se veía lamentable.

Utilizando su artefacto de limpieza, luego acomodando su ropa y estabilizando su expresión, ella trató de tragar todas sus emociones.

"Sabes hace unos meses estaba en una aldea al norte de Zerzura. Estábamos cerca del Desierto de Sahara y a veces venían gusanos de arena. Nosotros utilizábamos los animales que atrapábamos vivos para alimentarlos y alejarlos. Dábamos nuestra comida en cambio de nuestra vida." Dijo el anciano conduciendo con calma y sin mirarla a ella, contó. "Un día, no fueron demasiados animales y los gusanos quisieron más… Vinieron a por nosotros."

Su voz no llevaba miedo, sino que era solemne como si estuviera hablando de un día importante.

"Íbamos a morir. Lo sabíamos, pero no sucedió. Antes de que pudiéramos ver a los gusanos salir de la tierra, los gusanos fueron cortados por líneas verdes." Reveló el anciano y al ver por el retrovisor que ella habría su boca sin decir nada, se rio y dudó. "Te has olvidado, ¿cierto? Está bien, no necesitas avergonzarte. Mi historia no es la única. Mi compañero de trabajo tiene una historia similar, mi vecino igual y el vecino de mi vecino también… ¿Cuántas historias como las mías hay en Zerzura? Creo que en cada familia hay una."

Aurora se quedó en silencio no sabiendo cómo reaccionar, pero al anciano solo continúo conduciendo, hasta que vieron el cuartel militar del lado este en donde estaba la entrada a la muralla.

"Ahora ya no tengo que preocuparme por ser comido por un gusano. Pude comprarme un taxi y debido a la baja competencia, estoy teniendo bastante trabajo permitiéndome pagar el taxi y mi casa." Comentó el anciano dando una sonrisa animada y dirigiendo su mirada por el retrovisor, declaró. "Gracias a ti. Es cierto, que la Empresa Apicius y la Iglesia pueden habernos ayudado, pero yo no estaría aquí si no fuera por ti."

Aurora continuo en silencio sintiendo como diversas emociones se entremezclaban junto a cientos de pensamientos.

El más pequeño fue una duda, preguntándose si fue ese tiempo al llegar cuando su amiga le gustaba ocultarse en su sombra.

El anciano al ver el cuartel militar resguardado por milicianos bajo la velocidad antes de llegar al estacionamiento.

"Sin embargo, creo que, si las consecuencias de salvarnos y de llevar el título 'Protectora de Zerzura' es verte llorar, no lo vale." Dijo el anciano y deteniéndose en el estacionamiento, dio una mirada y declaró. "¿Mi salvación y la de otros fue a costa de hacer que una niña cargue con tantas responsabilidades? Si es así, aunque sea egoísta y excesivo… Prefiero que en este momento te apartes. Hay muchas personas buenas que pueden ayudar y que seguramente apoyaran a la ciudad."

Su voz fue seria y por partes fue impotente, pero al final llevaba con gran determinación y seriedad.

En ninguna parte hubo regaño, sino que parecía menosprecio para sí mismo combinado en un consejo que trataba buscar lo mejor para ella.

¿Así era como ellos se sentían?

Aurora prefería salvarlos y dejar que Turay se encargara de organizarlos, sin hacerse cargo y fue por eso que nunca pregunto cómo se podían sentir.

Trató de verlos como números en sus informes y como objetivos que debía resguardar en un lugar y defender.

Quería ser insensible sin recordar nombres ni rostros, porque el dolor cuando sucediera algo inesperado, iba a ser demasiado para ella.

Pero ahora no pudo y tampoco pudo seguir ese consejo.

"No, no daré un paso al costado." Respondió Aurora y sintiendo una fuerte emoción, declaró. "Recién estoy comenzando y todavía puedo continuar."

Ella recordó la razón por la cual estaba aquí… Estaba trabajando en este lugar.

Los refugiados que había salvado, la ciudad en su conjunto era la única luz que presente en el abismo de la desesperación en el cual se encontraba.

A pesar de que cada vez brillaba con más fuerza, todavía era débil ante la oscuridad que la rodeaba y era necesario protegerla.

Atraer esas motas de luz y reunirla para que en conjunto se volviera más brillante.

"Salvar personas no es una carga y no es una responsabilidad. Es mi objetivo, lo único que me mantiene decidida a continuar." Declaró Aurora y bajándose del taxi, comentó. "Así que no te preocupes, tendrás cada vez más clientes. Me aseguraré de ello."

¿Qué haría si no tuviera objetivo?

¿Seguir vagando por todas partes actuando como un golem sin vida, sin objetivo y sin razón?

Ahora no podía volver a ese momento, tenía que seguir el camino que había comenzado y aunque a veces pareciera que se ahogara en esa oscuridad, debía levantarse y continuar.

Porque en este momento ya no solo se trataba de su propia salvación.

"No necesitas pagar." Dijo el taxista cuando ella estaba por pagar y tratando de calmar su expresión, bromeó. "Es suficiente con que alguien tan importante estuviera en mi taxi."

Con esas palabras el taxista con una voz quebradiza se despidió y se alejó en su taxi.

Aurora se quedó viendo durante un momento y respiró hondo hasta que se calmó.

Luego dio media vuelta y entrando al gran patio del cuartel militar pudo ver los diversos camiones militares nuevos que estaban presente junto a los milicianos, aventureros y mercenarios que participarían.

Las personas empezaron a llegar para comunicarle de los diferentes temas, siendo Makeba quien se acercó para hablar de los milicianos reclutados y de los nuevos vehículos militares.

Luego vino Abdellah para informar sobre los mercenarios que se había elegido para la misión y luego también Cynda para hablar sobre los aventureros del gremio Orisha Oko que estaba asintiendo a su primera misión 'Arca'.

Al final tras arreglar, organizar y ordenar que todos se preparan para su viaje pudo ver a su amiga en la entrada de un edificio y se acercó a ella.

Tomándola de la mano para que entrara en el edificio en donde no había nadie, Aurora la abrazó con fuerza cuando estuvieron solas.

"¿Qué sucede?" Preguntó Alice con una voz preocupada instantánea.

"Solo quiero abrazarte." Murmuró Aurora y su hermana en vez de cuestionar, le devolvió el abrazo con cariño.

A veces lo pensaba de forma recurrente, pero no estaba sola.

Tenía a su hermana que siempre estaba ahí, para apoyarla y aunque no de manera presencial, estaba su sistema, que, a pesar de tener rarezas, era agradable.

"Puedo mimarte cuanto desees." Dijo Alice acariciando su espalda y acercándose a su oído, susurró. "Y por un plato de comida, me puedo volver tu oso de peluche."

La expresión de Aurora tembló ante ese tono serio que ocultaba una pequeña broma para animarla.

Su hermana estaba tratando de animarla a su manera y lo logró.

"Bastante barato, aunque lo aceptaré." Dijo Aurora riéndose suavemente y tras separarse, notando la preocupación de Alice, explicó. "Solo tuve un mal momento. Ya paso. Ahora vamos a empezar la misión."

No estaba mintiendo al taxista.

Estaba comenzando y no se iba a detener, pero también traería a futuros nuevos clientes.

Y esta vez serian de Sudan.

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