En un espacio blanco ilimitado, Aurora se sentó a comer al lado de su maestro que estaba en silencio.
Ya estaban a principios de junio y había pasado unas semanas desde que acabo eliminando a los cazadores de bestias mágicas.
Esta no era la primera vez que visitaba su maestro y en realidad lo había visitado varias veces.
Ahora trataba de ablandarlo con su comida casera.
"¿Le gusta?" Preguntó Aurora dando su mejor sonrisa.
Ese anciano asintió y luego siguió comiendo con una paz y tranquilidad que hizo que la expresión de Aurora temblara.
Le estaba aplicando la ley del hielo y ese anciano dio la sensación de ser tan infantil como un niño.
Al tener ese pensamiento, ella se detuvo y en vez de reírse dio un largo suspiro.
"Lo siento, maestro." Murmuró Aurora y al ver que él se detenía, declaró. "Me cuesta utilizar mi espada para entrenar y creo que, si hubiera entrenado, no hubiera recibido heridas tan graves."
Aunque ahora mismo no le agradara, ella sabía que era buena al utilizar su espada.
Había pasado meses desde que no entrenaba y solo la utilizaba para acabar sus objetivos, pero incluso si se enfrentaba a enemigos problemáticos, los podía derrotar.
Aurora sintió que su actuación con su espada estaba rebajando la capacidad de su maestro, quien le enseño todo.
Su maestro se detuvo de comer y levantó la mirada dirigiéndola a ella.
Era un anciano, pero no era simple.
A pesar de que estaba vistiendo un kimono comprado de internet, le quedaba perfectamente, asentando la sensación antigua que siempre llevaba.
Ahora su mirada llevaba molestia y solo esa molestia hizo que Aurora temblara.
No era por la aterradora aura que revelaba, sino que su maestro no era de enojarse demasiado.
"¿Crees que me preocupa sobre tu espada?" Preguntó su maestro y al ver que ella no respondía, declaró. "Me importa mi aprendiz."
Aurora se dio cuenta de que había cometido un error.
Ella se había disculpado creyendo que su maestro estaba enojado porque ella dejó de usar su espada, dejo de entrenar y estaba perdiendo práctica.
La razón era muy diferente.
"Nunca te he dicho lo que está bien o lo que está mal, siempre te he dejado aprender por tu cuenta, dejando que hicieras lo que desearas." Dijo su maestro y dándole una mirada, declaró. "Pero una situación es arriesgarte banalmente y otra es arriesgarte porque no hay ningún otro camino."
Banalmente… Esa palabra hizo que Aurora se volviera seria y no era porque le pareció que insultaba su duro trabajo, sino que, todo lo contrario.
Había otras formas de actuar y de moverse, pero ella en vez de eso tomó otras decisiones, queriendo cargar con todo.
Queriendo cumplir su venganza por sí misma.
"Los guerreros creen que la única muerte digna es morir en el campo de batalla… Yo creo que la única muerte digna es morir rodeado de aquellos seres queridos." Dijo su maestro con cierta seriedad.
En esas palabras había sabiduría dada solo por la edad y el tiempo.
Su maestro no era de revelar su forma de pensar de forma habitual y era de aquellos que empujaba a sus aprendices a buscar sus valores por su cuenta.
Aurora se quedó en silencio sin disculparse.
Sabía que no serviría una disculpa simple y mayormente su maestro no buscaba una disculpa.
"Fue una agradable comida, gracias." Dijo su maestro antes de levantarse de la silla y sentarse en el piso, cerrando sus ojos para meditar.
Aurora solo guardó los muebles y los platos en su anillo espacial, entonces con tan solo pensarlo, los alrededores cambiaron cuando deseo volver.
Al momento siguiente ella se encontró en su habitación.
Aurora se quedó sentada en la esquina de la cama y observó su reloj holográfico.
Los únicos mensajes de su reloj holográfico fuera del trabajo eran sus padres y su glotona amiga.
No había nadie más.
Se quedó en blanco durante varios minutos y luego solo reaccionó, cuando un informe llego de repente.
Era el último informe de Eposi Alima que se encontraba en la Ciudad Zinder y el cual le informaba, que la atmósfera era extraña.
El señor de la guerra local había estado preparando su ejército y había estado almacenando suministros.
Se compraba pociones de forma masiva, se pedía a los herreros que fabricaran armas, y se contrataba mercenarios masivamente.
E incluso se contrató aventureros y se reclutaba milicianos.
Estaba claro que la guerra se acercaba.
La Señora de las Bestias fue quien estaba detrás del secuestro de las crías de bestias mágicas y seguramente apuntaba a esa gran bestia.
Esa mujer era una domadora de bestias de rango SS y había una alta posibilidad que buscara una bestia mágica de alto rango a la cual forzar un contrato y controlarla.
Independientemente de la razón, falló por la intervención de Zerzura y ese fallo redujo sus rangos S.
Como si fuera poco, el bosque mágico fue agitado por tales acciones.
Los aventureros de Zerzura informaban a cada momento que muchas bestias débiles y animales trataban de huir del bosque con pánico.
El bosque mágico estaba entrando a una situación compleja y Aurora no sabía lo que ocurría en el interior, pero estaba seguro de que la situación no terminaría en ese momento y era posible que todo se volviera peligroso.
Al leer tales informes, Aurora realizó una videollamada conectando a dos personas mientras planeaba lo que iba a hacer.
La pantalla fue proyectada y en ella se encontró James y la Cardenal Brousseau.
"Perdón por molestar, pero llamé por el último informe. ¿Lo han leído?" Dudó Aurora y al ver que ambos se negaban, explicó los detalles y luego señaló. "Si la guerra estalla entre el General y la Señora de las Bestias. Es posible que el área alrededor de Zinder esté en peligro."
Una guerra entre dos grandes señores de la guerra iba a ser muy peligrosa y destructiva.
"Como si fuera poco. El Bosque Mágico está agitado y en el lado norte se ven animales escapando, pero en el lado noroeste en donde esta Zinder, se ven bestias mágicas. Algo está por suceder y me gustaría actuar ahora." Precisó Aurora y dando una mirada seria a ambos, comentó. "Me gustaría moverme antes de que la tormenta llegue. Alrededor de Zinder se encuentran algunos pueblos y quisiera llevarlos a Zinder y luego traerlos por el portal. No se realizará una misión arca."
Esa fue su conclusión en este momento.
La tormenta se estaba acercando y ahora estaba en los momentos previos, el momento de la calma.
Podría esperar y ver lo que sucedería, pero ella prefería moverse ahora.
Recordaba haber visto pueblos destruidos y aldeas precarias alrededor de Zinder y su objetivo era llevarlos a la ciudad, para luego traerlos por los portales.
En este momento era demasiado arriesgado llevar una misión arca por esa zona y por dentro del bosque mágico, así que tenía que utilizar otro medio.
Los portales eran ese medio y debido al gasto, tenía que pedir el acuerdo de la iglesia.
La Cardenal Brousseau fue la primera que suspirar al escucharla.
"¿No has estado preparando una misión Arca en Sudan?" Dudó la Cardenal Brousseau y al ver que asentía, dio otro suspiro y declaró. "El gasto de los portales será bastante alto, pero veré si es posible conseguir un portal dedicado a transportar personas."
Lo que estaba planeando ahora fue repentino y fue a causa del informe que le acababa de llegar.
Sin embargo, durante este tiempo no se quedó sin hacer nada y estuvo planeando su siguiente misión arca, que se realizaría en Sudan.
Gran parte de Egipto fue arrasado por la Calamidad No-Muerta y hubo muchos refugiados.
La mayoría se dirigieron al este en donde estaba Israel y se asentaron en ciudades como la antigua Jerusalén, pero otros se dirigieron al sur hacia Sudan que ya estaba en ruinas.
A pesar de que no había gobiernos en esas regiones todavía quedaban áreas pobladas o con algunas ciudades y si bien Arabia Unida que estaba en la península arábica acepto a refugiados, en la actualidad estaba enfrentándose a los demonios.
Tenía muchos refugiados a los cuales aceptar y esa fue la razón por la cual Aurora eligió esas tierras como su siguiente objetivo.
Por supuesto, la otra razón era que la zona oeste estaba demasiado tensa y el este de África estaba en calma.
A todo eso, el bosque mágico no se extendía tan lejos y solo alcanzaba gran parte de lo que antes era conocido como Sudan del Sur.
Nicholas ya había partido tomando el liderazgo para conseguir información sobre el área y preparar todo para su llegada.
"Si la Cardenal Brousseau consigue los portales para traer a las personas. Me encargaré de conseguir los camiones para que puedas realizar el viaje." Determinó James y dándole una mirada, declaró. "Recuerda que el próximo mes de julio es importante y si realizas cualquier misión, será mejor que la termines antes de fin de ese mes."
Sus palabras llevaban seriedad y Aurora solo pudo asentir.
James y la Cardenal Brousseau tenían demasiado trabajo, así que ella no deseaba molestarlos demasiado.
Estaban en principio de junio y en julio se llevaría a cabo un momento bastante serio de Zerzura y en cierta forma el primer paso en un largo camino.
La Ciudad Zerzura se volvería oficialmente una Ciudad.
Ya había demostrado que era capaz de defenderse por su cuenta y si bien faltaba mucho trabajo por delante, la base era firme.
Las leyes serian distribuidas en los siguientes días y esos códigos de leyes se aplicarían a toda Zerzura.
La fuerza encargada de llevar la aplicación de esas leyes iba a ser la Iglesia del Tiempo y el Espacio hasta que se creara los organismos correspondientes.
Esa misma iglesia también estaba a cargo de juzgar y definir los diferentes casos, actuando en cierta forma como el 'Poder Judicial'.
Al ser una iglesia la idea de 'justicia' y de 'parcialidad' que los diferentes tribunales necesitaban, estaba presente dando 'legitimidad' a la hora de imponer los castigos y asegurar las leyes.
Eso era mejor que dejar a la Empresa Apicius que se encargara de esos asuntos.
"También me gustaría hablar contigo de la 'constitución' y la formación de la ciudad. Seguiremos los pasos de la Ciudad Atlántida con su forma de 'consejo'. Turay ha aceptado postularse como 'Ministro' y también hemos abierto un puesto para los aventureros, pero todavía falta un puesto más." Dijo James dándole una mirada seria.
Aurora sabía lo que estaba tratando de decir y dio un largo suspiro.
"No me siento lista para tomar cualquier puesto." Murmuró Aurora con honestidad.
Estaba inestable mentalmente y tenía demasiados problemas para hacerse responsable de algo tan grande como tomar un puesto en la ciudad.
Quería trabajar, pero ese puesto para ella representaba una gran responsabilidad que ella no podía asumir a sus dieciséis años.
James asintió de forma simple y tras pedir que le enviara un informe detallado de la forma que se movería, Aurora terminó la llamada.
Volviendo a quedar en silencio, ella se levantó para salir de su habitación.
Había muchas cosas para hacer durante este mes de junio y la prioridad era ayudar a la gente alrededor de Zinder.
La tensión seguramente sería sentida por todos y era un momento perfecto para que aceptaran viajar con ellos.
Agregando de que no iba a ser un viaje como el anterior e iba a ser por portales, era posible que Zerzura volviera a tener refugiados.
Aurora sabía que el gasto de los portales iba a ser muy alto y tal acción no podría repetirse de forma seguida, era por esa razón que deseaba aprovechar esta oportunidad.
Y esta situación era excepcional.
Después de todo, la tormenta llegaría eventualmente y necesitaba aprovechar la calma previa.
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"Al parecer ya se habla de negociaciones de paz con los demonios. El Rey Demonio Pacífico en Turquía será el intermediario." Informó Antón Vincent y dando una mirada, precisó. "Gracias a ello, el peligro se ha reducido y yo tengo más tiempo para estar disponible. Eso significa que puedes volver cuando desees."
Al escucharlo Edward puso una expresión medio mixta.
En parte era algo alegre tener que volver con su maestro, ya que podría dejar este lugar que no tenía el entretenimiento que deseaba, pero otra parte lo hizo sentir que no había logrado todo lo que deseaba.
Había causado demasiados problemas y no supo aprovechar este lugar.
Tampoco sintió que fue suficiente para mostrarle a ella que había cambiado, que en realidad era mejor de lo que ella pensaba.
"Entiendo…" Murmuró Edward y tras la despedida y recibir el aviso de la fecha de su vuelo, terminó la llamada.
No estaba feliz y dio un suspiro con un humor pésimo.
Se dio cuenta de que no tenía tiempo para cambiar la imagen que había creado por sí mismo e incluso no pudo hacer nada que destacara.
Al final, se quedó en silencio en su habitación.
Entendiendo que la despedida se acercaba.