A bordo del «No Se Alquila» (2)
La primera vez que Sir Thomas Malory murió fue en la Tierra, en el año del Señor de
1471.
El caballero inglés cruzó las terribles semanas después del Día de la Resurrección sin demasiadas heridas corporales, aunque sufrió un serio shock espiritual. Consideró que la comida en su «pequeño grial» era algo fascinante. Le recordó lo que había escrito en El libro del Rey Arturo relativo a Galahad y a sus caballeros cuando comieron la comida proporcionada por el Santo Grial: «...y seréis alimentados ante esta mesa con dulces manjares que jamás caballero ha probado».
Hubo ocasiones en las cuales Malory pensó que se había vuelto loco. Siempre se había sentido tentado por la locura, un estado en el cual una persona era tocada a la vez con la santidad por Dios y era invulnerable a las preocupaciones y desdichas del mundo, sin mencionar las propias. Pero un hombre que había pasado tantos años en prisión en la
Tierra sin volverse loco tenía que ser básicamente firme. Una de las cosas que habían mantenido su mente sin enturbiarse en prisión había sido el escribir la primera prosa épica inglesa. Aunque sabía que sus lectores iban a ser muy pocos, y a la mayoría de ellos ni siquiera iba a gustarles, no le preocupaba en absoluto. Al contrario de su primer trabajo, que había estado basado en los grandes escritores franceses de los ciclos acerca del Rey Arturo de la antigua Britania, este era acerca de los rechazos pero triunfo final de su dulce Jesús. Al contrario de muchos antes devotos cristianos, Malory se aferró a su fe con feroz olvido de los «hechos»... lo cual era en sí mismo una indicación de que se había vuelto loco, si había que creer a sus críticos.
Asesinado por dos veces por infieles salvajes, Malory terminó en una zona habitada por un lado por partos y por el otro por ingleses.
Los partos eran antiguos jinetes que habían adquirido su nombre por su costumbre de disparar hacia atrás desde sus monturas mientras se retiraban. En otras palabras, sus batallas siempre las efectuaban hacia atrás. Al menos, esa era la explicación de su nombre, según un informante. Malory sospechaba que el sonriente tipo le estaba tomando el pelo, pero sonaba plausible, así que ¿por qué no aceptarlo?
Los ingleses pertenecían principalmente al siglo xvii y hablaban un inglés que Malory tenía problemas en comprender. Sin embargo, tras todos estos años, hablaban también esperanto, esa lengua que los misioneros de la Iglesia de la Segunda Oportunidad utilizaban como medio universal de comunicación. La región, conocida ahora como Nueva Esperanza, era pacífica, aunque no siempre lo había sido. En un tiempo había habido un cierto número de pequeños estados que habían sostenido una salvaje batalla con los estados medievales germanos e hispánicos del norte. Esos estaban acaudillados por un hombre llamado Kramer, apodado Martillo. Una vez resultó muerto, una prolongada paz se extendió por toda la región, y finalmente los distintos estados se convirtieron en uno solo. Malory se estableció allí y tomó como compañera de choza a Philippa Hobart, hija de Sir Henry Hobart. Aunque el matrimonio ya no existía allí, Malory insistió en que se casaran, y encontró a un amigo que había sido sacerdote católico para que celebrara la antigua ceremonia. Más tarde, reconvirtió tanto a su esposa como al sacerdote a su fe nativa.
Fe que se enfrió un poco, sin embargo, cuando oyó que el auténtico Jesucristo había aparecido en aquella zona con una mujer hebrea que había conocido a Moisés en Egipto y durante el Éxodo. Jesús estaba acompañado también por un hombre llamado Thomas Mix, un americano descendiente de europeos que habían emigrado al continente descubierto tan sólo veintiún años después de que Malory muriera. Jesús y Mix habían sido quemados vivos juntos en sendas hogueras que el propio Kramer había encendido.
Al principio, Malory había negado que el hombre que se hacía llamar a sí mismo Yeshua pudiera ser el auténtico Cristo. Era posible que fuera un hebreo de los tiempos de Cristo, pero era un impostor.
Luego Malory, tras investigar todas las evidencias que pudo reunir de las afirmaciones de Yeshua y de los acontecimientos de su martirio, decidió que quizá sí fuera el auténtico Cristo. Así que incorporó el relato contado por los locales a la obra épica que estaba escribiendo ahora con tinta y una pluma formada por el hueso de un pez en papel de bambú. Malory decidió canonizar también al americano, y así Mix se convirtió en Santo Tomás el Inmutable del Sombrero Blanco. Tras un tiempo Malory y sus discípulos olvidaron que la santidad era una ficción y empezaron a creer que Santo Tomás estaba efectivamente recorriendo el valle en busca de su maestro, el dulce Jesús, en aquel mundo que era un purgatorio, aunque no exactamente el estado intermedio entre la tierra y el cielo pintado por los sacerdotes de la perdida Tierra.
El ex-sacerdote que había casado a Thomas y Philippa, como obispo en la Tierra y así en línea directa de sacerdocio con San Pedro, era capaz de instruir a otras personas y ordenarlos sacerdotes. El pequeño grupo de católicos romanos, sin embargo, adoptaban
una actitud distinta en un aspecto con respecto a sus semejantes en los días terrestres. Eran tolerantes; no intentaban restaurar la Inquisición ni quemaban a las presuntas brujas. Si hubieran insistido en esas viejas costumbres, hubieran sido exiliados rápidamente o quizá incluso muertos.
Una noche, a última hora, Thomas Malory estaba tendido en la cama rumiando en el siguiente capítulo de su obra épica. De pronto, se produjeron grandes gritos fuera y un ruido de mucha gente corriendo. Se sentó en la cama y llamó a Philippa, que se despertó asustada y temblando. Salieron para preguntar a qué se debía la conmoción. La gente interrogada señaló hacia arriba a un cielo sin nubes que una luna llena hacía brillar entre las arracimadas estrellas y las llameantes nubes de gas cósmico
Allá muy arriba había dos extraños objetos silueteados contra el resplandor celeste. Uno, muy pequeño, estaba compuesto por dos partes, una esfera más grande encima de otra más pequeña. Aunque los que estaban en el suelo no podían ver ninguna unión entre las dos, tuvieron la impresión de que ambas estaban conectadas porque se movían a la misma velocidad. Luego una mujer que sabía de tales cosas dijo que parecía un globo. Malory nunca había visto un globo, pero había oído descripciones de ellos de gente de los siglos xix y xx, y por supuesto el objeto encajaba con la descripción.
El otro objeto, mucho más grande, parecía un gigantesco cigarro.
La misma mujer dijo que era una aeronave o dirigible o quizá fuera una nave de los desconocidos que habían hecho aquel planeta.
¿Angeles? murmuró Malory. ¿Por qué tendrían que utilizar una aeronave? Tienen alas.
Olvidó inmediatamente aquello y gritó junto con los demás mientras la enorme nave del aire picaba bruscamente. Y luego gritó junto con los demás cuando la nave estalló. Ardiendo, cayó hacia el Río.
El globo siguió avanzando hacia el nordeste, y tras unos momentos había desaparecido. Mucho antes de eso, la aeronave en llamas golpeó el agua. Su esqueleto rígido se hundió casi inmediatamente, pero algunos fragmentos de su piel ardieron durante unos minutos antes de que, ellos también, se extinguieran.