Gwenafra, advertida por Sam, llevaba un taparrabo debajo de su falda. Se sentó en una silla y escuchó con los ojos muy abiertos mientras Sam explicaba por qué había sido admitida en el consejo.
Tras haber escuchado a Sam hasta el final, permaneció sentada en silencio por un momento, sorbiendo una taza de té. Luego dijo:
Sabía más de lo que tú creías. Has hablado mucho en sueños. Sabía que me estabas ocultando algo muy importante. Eso me dolió mucho. De hecho, pensaba decírtelo, Sam. Pensaba exigirte que me dijeras lo que estaba ocurriendo. De otro modo, estaba dispuesta a abandonarte.
¿Y por qué no lo dijiste? No tenía ni idea de tus sentimientos al respecto.
Porque suponía que debías tener una muy buena razón para mantenérmelo oculto. Pero habíamos llegado a un punto en el que ya no podía soportarlo más. ¿No te has dado cuenta de cuán a menudo discutíamos últimamente?
No me había pasado por alto. Pensaba que simplemente era una racha de mal humor por tu parte. Uno de esos misterios de las mujeres. Pero este no es lugar para discutir nuestros asuntos privados.
¿Cuál es el lugar, entonces? Sé que yo hubiera dicho algo si tu te hubieras mostrado tan irritable. De todos modos, las mujeres somos tan misteriosas como una mina de estaño. Todo lo que tienes que hacer es llevar contigo una linterna a los lugares oscuros, y verlo todo. Pero a los hombres les gusta pensar que las mujeres son eternamente misteriosas. Lo cual ahorra a los hombres el problema de hacer preguntas, que siempre les ocupa un poco de tiempo y esfuerzos.
Las eternas locuaces, entonces dijo Sam. Te tomas tanto tiempo en llegar al fondo de un asunto como en sorber el líquido de una botella vacía.
Los dos habláis demasiado dijo Johnston, con el ceño fruncido.
¡No es lo mismo! dijo ella, mirando furiosamente a Johnston. Pero tienes razón. Quizá haya una cosa que podáis considerar como una clave al misterio de la Torre. Y es:
¿qué tipo de persona era Piscator?
¿Eh?, hummm dijo Sam. Entiendo lo que quieres decir. ¿Por qué fue él capaz de entrar en la Torre mientras que los otros no pudieron? Bien, por una parte, puede que fuera un agente. Pero si los agentes pueden pasar a través de la barrera, ¿por qué no haría lo mismo Thorn?
»Además, ¿por qué Thorn debería utilizar el Parseval para llegar a la Torre? Los Eticos y sus agentes poseen sus propios medios de transporte, algún tipo de máquina volante.
No lo sé dijo Gwenafra. Centrémonos en Piscator. ¿En qué era diferente de los demás? No podía ser un elemento físico, digamos las ropas, lo que daba la clave para la entrada. Todos lo probaron desnudos, aunque sólo Piscator logró penetrar.
»También había una diferencia entre cuán lejos podían llegar los unos con respecto a los otros. ¿Eran los elementos del carácter lo que hacía que algunos pudieran avanzar más que los otros?
Necesitaríamos una computadora para hacer la estadística dijo Sam. De todos modos, Gulbirra conoce a los hombres del dirigible. Puede describírnoslos cuando llegue aquí, Claro que para hacer un trabajo científico, necesitaríamos saber la distancia exacta que pudo avanzar cada uno. Y eso habría de ser comparado con el carácter de cada persona. Nadie tomó medidas allí, por lo que sé.
Entonces consideremos tan sólo a Piscator.
Era uno de esos samurais dijo Johnston.
No creo que la raza tenga nada que ver con el asunto dijo Sam. Hasta ahora no hemos descubierto ningún agente mongólico, aunque supongo que debe haber montones de ellos. Consideremos esto. Thorn no deseaba que Firebrass y Obrenova penetraran en la Torre. Así que los hizo saltar a sangre fría, sin mencionar a los inocentes que iban con ellos. Quizá, sin embargo, Thorn no sabía que Firebrass era un agente. Si lo sabía, consiguió a dos por el precio de uno.
Quizá hubiera más de dos... dijo Gwen. No, sólo dos tenían esas bolitas negras en sus cabezas.
¡Por todos los barbos saltarines! ¡No lo hagas más complicado de lo que es!
Si esos dos hubieran podido entrar dijo Gwen, entonces hubiéramos podido comparar sus caracteres con el de Piscator.
Yo he eztado mucho con Firebrazz, y me olía completamente como cualquier otro zer humano. Eze Etico dejó un olor detráz de él cuando vizitó a Zam. No era humano. Pizcator zí era humano, aunque olía como huelen loz aziáticoz. Yo puedo diztinguir loz diztintoz tipoz de puebloz debido a zuz dietaz.
Pero tú nunca has encontrado a nadie que oliera no humano dijo Sam. Así que no sabemos si los agentes son no humanos. Seguramente tienen todo el aspecto de seres humanos.
No, pero debía haber muchoz de elloz a mi alrededor dijo Joe. Y aunque nunca he olido a nadie que no fuera humano, zi hubiera habido alguno lo hubiera detectado en zeguida. De modo que loz agentez tienen que zer humanoz.
Podría ser dijo Johnston. Parece que aquí el muchacho piensa que si un no terrestre puede parecer en todos los aspectos una persona auténtica, entonces también puede oler como una persona auténtica.
Joe se echó a reír y dijo:
¿Por qué no ponemoz una nota en el gran zalón? Todoz loz Eticoz y agentez a bordo por favor prezéntenze al capitán Clemenz.
Gwenafra había estado impacientándose y frunciendo el ceño desde hacía rato. Dijo:
¿Por qué todos estáis intentando eludir la cuestión que he planteado? ¿Qué hay acerca de Piscator?
Quizá seamos como el enano del circo que descubrió los zapatos del gigante bajo la cama de su mujer dijo Sam. Tenemos miedo de preguntar.
»Muy bien. Yo no tuve mucha relación con el caballero de Cipango. Se presentó unos dos meses antes de que el Mark Twain partiera. Según todos los informes, era una persona muy tranquila y en la que se podía confiar. Ni tímida ni reservada, simplemente no agresiva. Parecía llevarse bien con todo el mundo. Lo cual, según mis cuentas, lo hace sospechoso. Sin embargo, no era un hombre que dijera sí a todo. Recuerdo que tuvo una
discusión con Firebrass acerca del tamaño de la aeronave que había que construir. Él creía que sería mejor construir un dirigible pequeño. El final de la discusión fue que Piscator dijo que seguía pensando que tenía razón. Pero puesto que Firebrass era el jefe, haría lo que él dijera.
¿Poseía alguna peculiaridad? quiso saber Gwenafra.
Estaba loco por la pesca, pero eso no lo considero una excentricidad. Pero, ¿por qué me lo preguntas a mí? Tú lo conociste.
Sólo deseaba obtener otro punto de vista dijo ella. Cuando Gulbirra venga aquí, le preguntaremos acerca de él. Debe conocerlo mejor que nosotros.
No olvidez a Zyrano dijo Joe. Él lo conozía también.
Joe adoraba a Cyrano dijo Sam. El francés tenía una nariz más grande que la suya. Hacía que Joe se sintiera como en casa.
Ezo ez una mentira. Ninguno de vozotroz pigmeoz tenéiz una nariz de la que podáiz zentiroz orgullozoz. Me guztaba Cyrano, aunque él y tú oz entendiéraiz como doz hienaz machoz en celo delante de una hembra encantadora.
No está mal la comparación dijo Sam friamente. De todos modos, ¿qué es lo que piensas tú de Piscator, Gwen?
Radiaba una especie de, ¿cómo lo llamáis? No magnetismo animal, puesto que no había nada sexual en ello. Sólo un cálido atractivo. Te caía bien automáticamente. Sabía congeniar con todo el mundo, incluso con los estúpidos. Pero sabía librarse de ellos siempre que le interesaba de la manea más elegante.
»No creo que fuera, ¿cuál es la palabra?, un fundamentalista o un musulmán fanático. Decía que el Corán debía ser comprendido alegóricamente. Decía también que la Biblia no debía ser leída literalmente. Podía citar largos pasajes de ambos libros, vosotros lo sabéis bien. Hablé con él un cierto número de veces, y me sorprendí cuando me dijo que Jesús era el profeta más grande después de Mahoma. Dijo también que los musulmanes creían que la primera persona en entrar en el cielo era María, la madre de Jesús. Tú me dijiste que los musulmanes odian a Jesús, Sam.
No, dije que odian a los cristianos. Y viceversa.
No, no dijiste eso. Pero no importa. Para resumir, Piscator me impresionó como un hombre bueno y sabio. Pero había algo más que eso en él. No sé como describirlo.
»Quizá fuera que parecía estar en este mundo y sin embargo no formar parte de él.
Creo que entiendo lo que quieres decir dijo Sam. De alguna forma era moralmente, o quizá mejor decir espiritualmente, superior.
Nunca hablaba o actuaba como si creyera que lo era. Pero si, eso parecía ser.
Me hubiera gustado conocerlo mejor.
Estabas demasiado ocupado construyendo tu barco, Sam.