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Chapter 110 - EL OSCURO DESIGNIO (48)

Una tarde, mientras el Abigarrado navegaba con un buen viento hinchando sus velas, Frigate le comunicó a Nur elMuafir todos sus pensamientos. Estaban sentados con la espalda apoyada en la mampara del castillo de proa, fumando puros contemplando ociosamente a la gente en las orillas. El Frisco Kid estaba al timón, y los demás estaban hablando o jugando al ajedrez.

El problema contigo, Peter, uno de los problemas, es que te preocupas demasiado por el comportamiento de los demás. Les asignas ideales demasiado elevados, ideales bajo los cuales ni tú mismo intentas vivir.

Sé que no puedo vivir bajo ellos, así que no lo pretendo dijo Frigate. Pero me preocupa que los demás proclamen que tienen esos ideales y no vivan bajo ellos. Si les muestro que no lo hacen, se irritan.

El pequeño moro dejó escapar una risita.

Naturalmente. Tu crítica amenaza la imagen que tienen de sí mismos. Si esta imagen es destruida, ellos también resultan destruidos. Al menos, eso es lo que ellos piensan.

Lo sé dijo Frigate. Por eso no he dejado de hacerlo desde hace tiempo. Aprendí en la Tierra a mantenerme callado sobre estos asuntos. Además, la gente se encoleriza

mucho algunos incluso me amenazaban violentamente. Y no puedo cortar ni la cólera mi la violencia.

Y sin embargo eres una persona muy colérica. Y piensa que tu aborrecimiento de la violencia surge de tu temor a ser tú mismo violento. Temías, tienes, miedo a dañar a terceros. Por eso suprimiste esa violencia en ti mismo.

»Pero como escritor, sí podías expresarla. Podías convertirla en algo impersonal, y eso hacías. Hacías lo que jamás te atreverías a hacer en una situación cara a cara.

Sé todo eso.

Entonces, ¿por qué no has hecho nunca nada al respecto?

Lo he hecho. He intentado varias terapias, disciplinas y religiones. Psicoanálisis, dianética, cientología, Zen, meditación trascendental, nichirenismo, terapia de grupo, ciencia cristiana, y cristianismo fundamental. Y me sentí fuertemente tentado a convertirme a la iglesia católica.

Nunca he oído hablar de la mayoría de esas cosas, por supuesto dijo Nur. Ni necesito saber lo que son. El fallo está en ti mismo, independientemente de la validez de todo ello. Tú mismo has admitido que nunca te adheriste largo tiempo a ninguna. No les diste ninguna oportunidad.

Eso dijo Frigate era debido a que, una vez en ellas, podía ver sus defectos. Y tenía la oportunidad de estudiar a la gente que las practicaba. La mayoría de esas religiones y disciplinas lograban efectos beneficiosos en quienes las practicaban. Pero no necesariamente los que ellos proclaman. Y esos practicantes se engañaban a sí mismos acerca de muchos de sus beneficios que proclamaban.

Aparte todo ello, tú no tenias la perseverancia necesaria dijo Nur. Creo que eso era debido a tu miedo a ser cambiado. Tú deseabas el cambio, pero lo temías. Y el miedo vencía siempre.

También sé eso dijo Frigate.

Y sin embargo, no has hecho nada por vencer ese miedo.

No nada. Un poco.

Pero no lo suficiente.

No. De todos modos, a medida que iba envejeciendo, hice algunos progresos. Y aquí he hecho muchos más.

¿Pero no los suficientes tampoco?

No.

¿De qué sirve conocerse uno a sí mismo, si no actúa sobre sus imperfecciones?

De no mucho admitió Frigate.

Entonces tienes que encontrar una forma de hacer que tu voluntad de actuar supere a tu voluntad de no actuar.

Nur hizo una pausa sonriendo, sus negros ojillos brillando.

Naturalmente, me dirás que ya sabes todo eso. A continuación, me preguntarás si puedo mostrarte el camino. Y yo te responderé que primero debes estar dispuesto a permitirme que te lo muestre. Aún no estás preparado, aunque creas que sí lo estás. Y puede que jamás lo estés, lo cual sería una lástima. Tienes potencialidades.

Todo el mundo tiene potencialidades. Nur alzó la cabeza hacia Frigate.

En un cierto sentido, sí. En otro sentido, no.

¿Te importaría explicar eso?

Nur se restregó su gran nariz con una mano pequeña y delgada, y luego tiró su puro por encima de la borda. Sacó su flauta de bambú y pareció como si fuera a ponerse a tocar.

Cuando llegue el momento, si llega alguna vez. Miró de reojo a Frigate.

¿Te sientes rechazado? Sí. Sé que reaccionas muy intensamente al rechazo. Lo cual es una de las razones de que siempre hayas intentado evitar situaciones en las cuales pudieras ser rechazado. Aunque entonces me resulta un misterio el porqué llegaste a convertirte en un escritor de ficción. ¿Cómo lo conseguiste? Persististe en tu profesión pese a los rechazos iniciales. Aunque, según tu propia historia, dejaste pasar a menudo largos espacios de tiempo antes de intentarlo de nuevo. Pero persististe.

»Pero tal como están las cosas, te corresponde ahora a ti decidir si te sientes descorazonado por mi rechazo actual. Inténtalo más adelante. Cuando sepas que eres como mínimo un candidato aceptable.

Frigate permaneció en silencio durante largo rato. Nur se llevó la flauta a los labios y comenzó a tocar una extraña melodía, toda altos y bajos. Nur jamás abandonaba su instrumento cuando estaba fuera de servicio. Algunas veces se contentaba con piezas cortas, cancioncillas. Otras veces se sentaba con las piernas cruzadas durante horas sobre el castillo de proa, la flauta silenciosa, los ojos cerrados. En tales ocasiones, su petición de no ser interrumpido era respetada. Frigate sabía que Nur se estaba situando en esas ocasiones en una especie de trance. Pero hasta ese momento sólo le había preguntado al respecto en una sola ocasión.

Nur había dicho:

No necesitas saberlo. Todavía.

Nureldín ibn Ah elHallaq (Luzdelafe, hijo de Ah el barbero) fascinaba a Frigate. Nur había nacido el 1164 después de Cristo en Córdoba, bajo dominio musulmán desde el año 711. La Iberia morisca se hallaba entonces cerca de la apoteosis de la civilización sarracena, que Nur había podido ver en toda su gloria. La Europa cristiana, comparada con la brillante cultura de los musulmanes, se hallaba aún en la Edad Oscura. Arte, ciencias, filosofía, medicina, literatura, poesía, florecían en los grandes centros de población del Islam. Las ciudades occidentales: las ibéricas Córdoba, Sevilla y Granada, y las ciudades orientales: Bagdad y Alejandría, no tenían rivales, excepto en la lejana China.

Los cristianos ricos enviaban a sus hijos a las universidades ricas para darles una educación que no podía obtenerse en Londres, París y Roma. Los hijos de los pobres iban allí mendigar mientras aprendían. Y los cristianos volvían de las escuelas para transmitir aquello de lo que se habían embebido los pies de sus doctos maestros.

La Iberia morisca era un extraño y espléndido país, gobernado por hombres que diferían en grados de fe y dogmatismo. Algunos eran intolerantes y duros. Otros eran amplios de miras, lo bastante tolerantes como para nombrar cristianos y judíos como sus visires, inclinados a las artes y a las ciencias, dando la bienvenida a todos los extranjeros, deseosos de aprender de ellos, flexibles en materia de religión.

El padre de Nur ejercía su oficio en el enorme palacio de las afueras de Córdoba, la cercana ciudad de Medinat azZabra. En tiempos de Nur era conocida por todo el mundo, pero en el de Frigate apenas habían quedado unas pocas huellas. Nur había nacido allí y aprendido la habilidad de su padre. Pero deseaba ser algo más y, puesto que era inteligente, su padre utilizó a sus ricos patronos para promocionar a su hijo. Habiendo demostrado su aptitud para la literatura, música, matemáticas, alquimia y teología, Nur acudió a la mejor escuela de Córdoba. Allí se mezcló con los ricos y con los pobres, los importantes y los insignificantes, los cristianos del norte y los negros nubios.

Fue allí también donde conoció a Muyideddin ibm elArabí. Ese joven tenía que convertirse en el mayor poeta amoroso de su tiempo, y podían encontrarse ecos de sus canciones en las de los trovadores provenzales y germanos. El rico y apuesto joven, tomándole afecto al pobre y feo hijo de un barbero, lo invitó en 1202 a acompañarle a un peregrinaje a la Meca. Durante el viaje a través de Africa del Norte, se encontraron con un grupo de inmigrantes persas, sufíes. Nur había conocido aquella disciplina antes, pero hablando con los persas, decidió convertirse en discípulo. Sin embargo, en aquel

momento, no encontró a ningún maestro que pudiera aceptar la petición de su candidatura. Nur continuó con elArabi a Egipto, donde ambos fueron acusados de herejía por los fanáticos y escaparon a duras penas de ser asesinados.

Tras completar su hajj en la Meca, viajaron a Palestina, Siria, Persia y la India. Aquello les llevó cuatro años, al final de los cuales regresaron a su ciudad nativa, pasando un año en el viaje. En Córdoba, ambos fueron durante un tiempo pupilos de una mujer sufí, Fátima bint Waliyya. Los sufíes consideraban como iguales a los hombres y a las mujeres, y aquello escandalizaba a los ortodoxos. Estos estaban seguros de que si hombres y mujeres se mezclaban socialmente, el resultado no podía ser más que una orgía sexual.

Fátima envió a Nur a Bagdad para que estudiara bajo un famoso maestro allí. Tras algunos meses, su maestro lo envió de vuelta a Córdoba a otro gran maestro. Pero cuando los cristianos tomaron Córdoba, tras una salvaje guerra, Nur se trasladó con su maestro a Granada.

Tras algunos años allí, Nur inició la serie de peregrinaciones que le valieron su lackab, su sobrenombre, de elMusafir, el Viajero. Después de Roma, donde unas cartas de presentación de elArabí y Fátima le proporcionaron un salvoconducto, viajó a Grecia, a Turquía, de nuevo a Persia, Afghanistán, de nuevo la India, Ceylán, Indonesia, China, y Japón.

Estableciéndose en la sagrada Damasco, se ganó la vida como músico y, como tasawwuf o maestro sufí, aceptó un cierto número de discípulos. Al cabo de siete años, partió de nuevo. Remontó el Volga y cruzó Finlandia y Suecia, luego atravesó el Báltico hacia la tierra de los adoradores de ídolos, los salvajes prusianos. Allí, tras escapar a ser sacrificado a la estatua de madera de un dios, siguió su camino hacia el oeste cruzando Germania. El norte de Francia y luego Inglaterra e Irlanda formaron parte de su itinerario.

En la época en que Nur estaba en Londres, Ricardo I, apodado Corazón de León, reinaba en el país. Ricardo no estaba su Inglaterra entonces, sino empeñado en el asedio del castillo de Chalus en el Limousin, Francia. Ricardo resultó muerto por una flecha lanzada desde el castillo al mes siguiente, y su hermano Juan fue coronado en mayo. Nur asistió a las ceremonias en la ciudad. Algún tiempo después, obtuvo una audiencia con el Rey Juan. Lo encontró un hombre encantador y cultivado, interesado por la cultura islámica y el sufismo. Juan se mostró especialmente fascinado por los relatos de Nur de lejanos países.

Viajar en esos días era más bien arduo y peligroso dijo Frigate. Incluso los pueblos autocalificados como civilizados no ofrecían fiestas campestres precisamente. Los odios religiosos prevalecían por todas partes. ¿Cómo pudiste, un musulmán, solo, sin protección ni dinero, viajar seguro por los países cristianos? ¿Especialmente cuando las Cruzadas estaban en pleno apogeo y el odio religioso se había convertido en algo endémico?

Nur se había alzado de hombros.

Normalmente me ponía bajo la protección de los dignatarios de la religión del estado de esos países. Y esos me proporcionaban protección civil. Los líderes religiosos estaban más preocupados con lo herejes de su propia fe que con los infieles. En sus propias provincias, al menos.

»En otras ocasiones, mi propia extrema pobreza era mi salvaguardia. Los ladrones no estaban interesados en mí. Cuando viajaba por áreas rurales, me ganaba mi comida y alojamiento y proporcionaba diversión tocando con mi flauta y utilizando mis habilidades como juglar, acróbata y mago. También soy un gran lingüista y podía aprender el lenguaje o el dialecto de un lugar muy rápidamente. También contaba historias y anécdotas. Ya sabes, en todos lados la gente estaba loca por noticias y diversión. En casi todos los lugares me daban la bienvenida, aunque sufrí un cierto número de recepciones hostiles aquí y allá. ¿Qué les importaba que fuera musulmán? Era inofensivo, y les proporcionaba alegría.

»Además, irradiaba una tranquilizadora confianza. Eso es algo que nosotros podemos hacer.

A su regreso a Granada, y descubriendo que la atmósfera había cambiado y era hostil a los sufíes, se dirigió al Jurasan. Tras enseñar allí durante varios años, hizo otro viaje a la Meca. Desde el sur de Arabia viajó en un barco mercante hasta la costa de Zanzíbar y luego hasta el sudeste de Africa. Tras regresar a Bagdad, vivió allí hasta su muerte a la edad de noventa y cuarto años.

Los mongoles, bajo Hulagu, nieto de Gengis Khan, irrumpieron en Bagdad, asesinando y robando. Durante cuarenta días, centenares de miles de sus ciudadanos fueron masacrados. Nur fue uno de ellos. Estaba sentado en su pequeña habitación tocando con su flauta cuando un soldado rechoncho, de ojos oblicuos e inyectados en sangre, entró. Nur siguió tocando hasta que el mongol abatió su espada contra su cuello.

Los mongoles devastaron el Oriente Medio había dicho Frigate. Nunca en la historia se había producido una tal desolación en tan poco espacio de tiempo. Antes de que se fueran, los mongoles habían matado a la mitad de la población, y lo habían destruido todo, desde canales a edificios. En mis tiempos, seiscientos años más tarde, el Oriente Medio aún no se había recuperado.

Fueron evidentemente el azote de Alá había dicho Nur. Sin embargo, había hombre y mujeres buenos entre ellos.

Ahora, sentado junto al hombrecillo, observando a los masticadores de nueces de betel de tez oscura de la orilla, Frigate pensaba en el azar. ¿Qué destino había cruzado los caminos de un hombre nacido en el medio oeste de América en 1918 y uno nacido en la España musulmana en 1164? ¿Era el destino algo más que simple azar? Probablemente. Pero las posibilidades en contra de que esto ocurriera en la Tierra eran infinito a uno. Luego el Mundo del Río había cambiado las posibilidades, y aquí estaban ellos.

Fue esa tarde, tras su conversación con Nur, que todos acudieron a la cabina del capitán. La nave estaba anclada cerca de la orilla, y lámparas de aceite de pez iluminaban su juego de póker. Después de que Tom Rider se hubiera quedado con toda la última puesta la moneda de juego eran cigarrillos, pasaron a la charla. Nur les contó dos historias del mullah Nasruddin. Nasruddin (AguiladelaFe) era una figura de las historias populares musulmanas, un derviche loco, un simple cuyas aventuras eran realmente lecciones de sabiduría.

Nur sorbió su whisky escocés nunca bebía más de dos dedos al día y dijo:

Capitán, tú me contaste la historia acerca de Pat y Mike, el sacerdote, rabino y ministro. Es una historia divertida, pero hay que contársela a una persona cuyo pensamiento sea occidental. Pat y Mike son figuras del folklore del Oeste. Déjame contarte una historia del Este.

»Un día, un hombre acudió a la casa del mullah Nasruddin y lo encontró andando a su alrededor, arrojando migas de pan al suelo.

»¿Por qué hace eso, mullah? preguntó el hombre.

»Estoy manteniendo alejados a los tigres.

»Pero dijo el hombre no hay tigres por aquí.

»Exactamente. Funciona, ¿no? Todos rieron, y luego Frigate dijo:

Nur, ¿cuán vieja es esta historia?

Tenía al menos doscientos años cuando yo nací. Se originó entre los sufíes como historia de enseñanza. ¿Por qué?

Porque dijo Frigate oí la misma historia, en una forma diferente, allá por 1950. El protagonista era un inglés, y estaba de rodillas en la calle, trazando con tiza una línea en la acera. Un amigo, acercándose a él, le preguntó:

»¿Por qué haces esto?

»Para mantener alejados a los leones.

»Pero si no hay leones en Inglaterra.

»¿Lo ves?

Por Dios, yo oí la misma historia cuando era un chico en Frisco exclamó Farrington. Sólo que la mía se refería a un irlandés.

Muchas de las historias instructivas de Nasruddin se han convertido en simples chistes dijo Nur. La gente las cuenta sólo para reír, pero originalmente se contaban para ser tomadas en serio. Aquí hay otra:

»Nasruddin cruzaba la frontera de Persia a la India en su asno muy a menudo. Cada vez, el asno llevaba a lomos grandes sacos de paja. Pero cuando Nasruddin regresaba, el asno no llevaba nada. Cada vez, los guardias fronterizos registraban a Nasruddin, pero no podían encontrar ningún contrabando.

»El guardia siempre le preguntaba a Nasruddin qué era lo que cruzaba. El mullah siempre respondía:

»Contrabando y sonreía.

»Tras muchos años, Nasruddin se retiró a Egipto. El aduanero acudió a él y le dijo:

»Muy bien, Nasruddin Ahora ya no tienes nada que temer. ¿Qué era lo que pasabas de contrabando?

»Asnos.

Rieron de nuevo, y Frigate dijo:

Oí la misma historia en Arizona. Sólo que esta vez el contrabandista era Pancho, y estaba cruzando la frontera entre México y los Estados Unidos.

Supongo que todas las historias son viejas exclamó Tom Rider con su acento arrastrado. Probablemente se iniciaron con los hombres de las cavernas.

Quizá dijo Nur. Pero es una tradición que esas historias fueron originadas por los sufíes mucho antes del nacimiento de Mahoma. Están ideadas para enseñar a la gente cómo cambiar sus formas de pensar, aunque son divertidas en si mismas. Por supuesto, son utilizadas en los primeros y más simples estadios de enseñanza por los maestros.

»Sin embargo, desde entonces esas historias se han esparcido por todas partes, tanto en Oriente como en Occidente. Yo me divertí mucho encontrando algunas de ellas, en distintas formas, contadas en gaélico por los irlandeses. De boca en boca, a través de miles de lenguas y milenios de años, Nasruddin había pasado de Persia a Hibernia.

Si los sufíes las originaron antes de Mahoma dijo Frigate, entonces los sufíes debieron ser en un principio zoroastrianos.

El sufismo no es un monopolio del islamismo dijo Nur. Fue muy desarrollado por los musulmanes, pero nadie que crea en Dios puede ser un candidato sufí. Sin embargo, los sufíes modifican su método de enseñanza para adecuarlo a las culturas locales. Lo que funcionará para los musulmanes persas en el Jurasan no tiene que funcionar necesariamente para los musulmanes negros del Sudán. Y las diferencias en métodos efectivos pueden ser incluso mayores para los cristianos parisinos. El lugar y el momento determinan la enseñanza.

Más tarde, Nur y Frigate estiraron sus piernas en tierra firme, caminando en torno a una fogata por entre una multitud de charloteantes dravidianos. Frigate dijo:

¿Cómo puedes adaptar tus medievales métodos ibero-moriscos para enseñar en este mundo? La gente está tan mezclada, procedente de todos los lugares y épocas. No son culturas monolíticas. Además, lo que existe está cambiando constantemente.

Estoy trabajando sobre esto dijo Nur.

Entonces, ¿una de las razones de que no me tomes como discípulo es que aún no estás preparado como maestro?

Puedes consolarte pensando esto dijo Nur, y se echó a reír. Pero sí, es una razón.

¿Sabes?, el maestro debe estar siempre enseñándose a si mismo.