Oskas, medio borracho como de costumbre, visitó a Burton durante la hora de la comida. A Burton no le importaba, especialmente porque el jefe llevaba consigo un pellejo conteniendo al menos dos litros de bourbon.
¿Has oído los rumores de este gran barco blanco que se dice está viniendo de más abajo del Río? preguntó el indio.
Sólo un sordo no los habría oído dijo Burton, y se sirvió una generosa dosis de whisky. Tenía un olor a vino y pasaba suavemente, sin necesidad de diluirlo con agua. Pero los cilindros no proporcionaban nada que no fuera lo mejor.
¡Ahhh! dijo; y luego: Me cuesta creer esa historia. Por la descripción, el barco está propulsado por ruedas de paletas. Eso significa que sus motores son de hierro. Dudo que nadie haya podido reunir el suficiente mineral como para fabricar motores de ningún tamaño. Además, he oído que el casco del barco está hecho de metal. No hay bastante hierro en todo el planeta como para construir un barco tan grande. Si es tan grande como dicen los rumores.
Estás lleno de dudas dijo Oskas. Eso es malo para el hígado. De todos modos, si la historia es cierta, entonces el gran barco llegará hasta aquí algún día. Me encantaría poseer un barco así.
Tú y muchos millones. Pero si puede construirse un barco así, entonces su constructor dispondrá también de armas de hierro, quizá armas de fuego. Tú nunca has visto ninguna aunque hayas tenido bombas de pólvora. Las armas de fuego son tubos metálicos que pueden lanzar proyectiles de metal a grandes distancias. Algunas de ellas pueden disparar tan rápido que un hombre no podría disparar su arco antes de ser alcanzado diez veces. Y además están los cañones. Son tubos gigantescos que lanzan enormes bombas hasta más lejos que las montañas.
»Puedes imaginar que ha habido otros que habrán intentado arrebatarle ese barco a sus propietarios, y que habrán muerto antes incluso de llegar a distancia de flecha de él. Además, ¿qué harías con él si lo consiguieras? Se necesita gente entrenada para hacer funcionar un barco así.
Eso se podría conseguir dijo Oskas. Tú, por ejemplo. ¿Tú podrías hacerlo funcionar?
Probablemente.
¿Estás interesado en ayudarme a conseguirlo? Seria espléndido contigo. Serías el primero de mis lugartenientes.
No me gusta la guerra dijo Burton. Y tampoco soy codicioso. De todos modos, sólo para seguir la conversación, digamos que puedo estar interesado. Así es como yo lo haría.
Oskas quedó fascinado por el intrincado pero fantástico plan que proponía Burton. Cuando se fue, dijo que le enviaría a Burton más whisky. Tenían que hablar más sobre el asunto. Sonriendo ampliamente, Oskas se fue tambaleándose.
Burton pensó que el jefe era muy crédulo. De todos modos, no le importaba seguirle la corriente si con ello lo hacia feliz.
La verdad es que Burton tenía algunos planes propios.
Si la historia era cierta, entonces el barco era un medio de viajar mucho más aprisa que a vela. De alguna forma, tenía que ser admitido a bordo. No por la fuerza, sino por la astucia. El principal problema era que no tenía la menor idea de cómo conseguir aquello.
Por una parte, el barco podía no pararse, y probablemente no lo haría, en aquella zona. Por otra parte, era posible que no hubiera sitio para más gente. Además, ¿para qué querría su capitán admitirles a él y a su tripulación a bordo?
Permaneció silencioso durante todo el resto del día, absorto en sus pensamientos. Después de irse a la cama, permaneció largo tiempo despierto considerando todas las posibilidades. Una de las cosas que tomó en consideración fue la de seguir adelante con el plan de Oskas. Luego, en el último momento, siempre podía traicionarle. Eso lo congraciaría con el capitán del barco.
Rechazó aquello casi instantáneamente. En primer lugar, incluso aunque Oskas fuera rapaz y traicionero, él, Burton, se sentiría deshonrado si le engañaba. En segundo lugar, resultaba inevitable que muchos de los hombres de Oskas resultarían muertos y heridos. No deseaba sentirse responsable de ello.
No, tenía que existir otra forma.
Finalmente, la encontró. Su éxito dependía de detener el barco o al menos llamar la atención de aquellos que iban a bordo. Cómo podría conseguirlo si pasaban de noche era algo que no sabía. Pero de alguna forma lo haría.
Sonriendo, se durmió.
Pasaron dos meses. Dentro de otra semana, el Snark sería botado. Mientras tanto, los detalles acerca del cada vez más próximo barco de paletas iban llegando paulatinamente. Llegaban por los tambores, por el humo, por el fuego, y por las señales de los espejos de mica. Uniendo todos los detalles, Burton se había formado una idea del barco. Probablemente era más grande que cualquiera de las barcos fluviales del Mississippi de su tiempo. Era indudablemente de metal, y viajaba al menos a veinticinco kilómetros por hora. A veces, había sido visto yendo dos veces más rápido. Los cálculos eran burdos, por supuesto, ya que ninguno de los observadores disponía de un cronómetro. Pero se podían contar los segundos mientras recorría el espacio de una piedra de cilindros a la siguiente. Burton había supuesto por los primeros informes que se trataba de un barco de vapor. Sin embargo, mensajes posteriores dijeron que rara vez cargaba madera. Había a bordo una caldera que calentaba el agua de los baños y producía vapor para las armas de fuego. Burton no podía comprender cómo el vapor podía impulsar las balas. Monat sugirió
que el arma utilizaba un sistema sincronizado para introducir los proyectiles en el cañón, donde era impulsado a intervalos regulares vapor a considerable presión.
Los motores del barco utilizaban electricidad, que tomaba de las piedras de cilindros cuando emitían su descarga.
Entonces no sólo disponen de acero, sino también de cobre para el bobinado de los motores eléctricos dijo Burton. ¿De dónde habrán obtenido todo ese metal?
El barco puede ser en su mayor parte de aluminio dijo Frigate. Y el aluminio puede ser utilizado también para los bobinados, aunque no es tan eficiente como el cobre.
Llegaron más datos. El barco llevaba pintado su nombre en ambos lados con grandes letras romanas negras. Rex Grandissimus. «El más grande los reyes» en latín, es decir, el más grande en modales o en estilo de vida. Su comandante, según los informantes, no era otro que el hijo de Enrique II de Inglaterra y Leonor, esposa divorciada de Luis VII de Francia, hija del Duque de Aquitania. El Rey Juan, llamado Juan Sin Tierra, era el capitán. Tras la muerte de su famoso hermano, Ricardo Corazón de León, Juan se había convertido en Joanoes Rex Angliae et Dominus Hiberniae, etc. También había ganado una reputación tan mala que en la realeza británica se creó una ley no escrita de que ningún heredero al trono podía llevar jamás el nombre de Juan.
Al saber por primera vez el nombre del capitán, Burton le dijo a Alice:
Uno de tus antepasados manda el barco de paletas. Quizá podamos apelar a su afecto familiar para conseguir que nos acepte a bordo. De todos modos, por lo que dice la historia, no parece sentir mucha lealtad familiar. Acaudilló una rebelión contra su padre, y se dice que mató a su sobrino Arturo, que Ricardo había nombrado heredero de la corona.
No fue peor que cualquier otro rey de aquella época dijo Alice. E hizo algunas cosas buenas, pese a lo que la gente piensa. Reformó la moneda, apoyó el desarrollo de la marina, hizo todo lo que pudo por fomentar el comercio, animó la terminación del Puente de Londres. Fue también distinto de los monarcas de su tiempo en el sentido de que era un intelectual. Leía libros latinos e historias francesas en lengua original, y allá donde iba se llevaba consigo su biblioteca.
»En cuanto a su oposición a la Carta Magna, eso también ha sido mal interpretado. La revolución de los barones no fue en interés de la gente común; no fue un movimiento democrático. Los barones deseaban privilegios especiales para sí mismos. La libertad por la cual lucharon era la libertad de explotar a sus súbditos sin oposición por parte del rey.
»Luchó duramente contra los barones, y guerreó para mantener las provincias francesas bajo la corona de Inglaterra. Pero no había forma en que pudiera salirse de aquello; había heredado viejos conflictos de su padre y hermano.
¡Bien! dijo Burton. Haces que parezca como un santo.
Estaba lejos de ser eso. Pero estaba más interesado por Inglaterra, por el bienestar del pueblo, que cualquiera de los anteriores reyes anglonormandos.
Debes haber leído y pensado mucho sobre él. Tus opiniones van en contra de todo lo que yo he leído.
Tuve mucho tiempo para leer cuando viví en Cuffnells. Y sé formarme mis propias opiniones.
Mejor para ti. Sin embargo, queda el hecho de que de alguna forma este monarca medieval se ha hecho con el control del mayor artefacto, de la más soberbia máquina, de este mundo. Podré apañármelas con él cuando esté en su presencia. El problema es,
¿cómo puedo conseguir esto último?
Querrás decir, ¿cómo podemos conseguir esto último?
Correcto. Mis disculpas. Bien, ya veremos.
El Snark fue botado al Río entre muchos vítores y tragos.
Burton no se sentía tan feliz como hubiera debido sentirse. Había perdido interés en él. Durante las celebraciones, Oskas lo llevó aparte.
No pretenderás irte pronto, espero. Cuento contigo para que me ayudes a apoderarme del gran barco.
Burton sintió deseos de enviarlo al infierno. Aquello, sin embargo, no hubiera sido diplomático, puesto que el jefe podía decidir confiscar el Snark para sí mismo. Peor aún, podía dejar de resistirse a la tentación de llevarse a Loghu a su cama. Durante aquel año le había causado a la mujer algunas molestias, aunque no había efectuado ningún avance violento. Ni si quiera cuando estaba realmente borracho, lo cual era a menudo, le había pedido abiertamente que se fuera con él.
Se habían producido varios momentos críticos cuando parecía como si fuera a tomarla por la fuerza. Frigate, cuya naturaleza lo era todo menos beligerante, había llegado a estudiar incluso la posibilidad de desafiarle en una ocasión a un duelo, aunque en el fondo pensaba que era una forma estúpida de resolver el problema. Pero el honor lo exigía, su hombría lo exigía, no había ninguna otra forma excepto que él y Loghu se marcharan furtivamente alguna noche. No deseaba abandonar a la gente con la que tanto había intimado durante tantos años.
Loghu le había dicho:
No, lo único que conseguirías sería que te mataran, o matar al salvaje y provocar que su gente te matara a ti. Déjamelo a mí.
Entonces Loghu había sorprendido a todo el mundo, principalmente a Oskas, desafiándolo a una lucha a muerte.
Tras recobrarse de la impresión, Oskas había estallado en estruendosas carcajadas.
¿Qué? ¿Yo luchar con una mujer? Pego a mis esposas cuando me hacen irritar, pero jamás lucharía con ninguna. Si aceptara tu reto, terminaría contigo enseguida, pero todo el mundo se reina de mi: ya no seria Oskas, La Garra de Oso sino el Hombre Que Luchó Con Una Mujer.
¿Qué arma escoges? había dicho Loghu. ¿Tomahawk? ¿Lanza? ¿Cuchillo? ¿Las manos desnudas? Me has visto en algunas contiendas, sabes que soy buena con todas las armas. Es cierto que eres más grande y más fuerte, pero yo conozco muchos trucos que tú no. He tenido algunos de los mejores instructores del mundo.
Lo que no mencionó era que él estaba muy intoxicado por el alcohol, muy gordo, y en muy bajas condiciones.
Si hubiera sido un hombre quien le hubiera hablado así Oskas hubiera saltado sobre él. Aún borracho como estaba, sabía que se hallaba en un dilema. Si mataba a aquella mujer, se convertiría en el hazmerreír de todos. Si no aceptaba el desafío, dirían que tenía miedo de ella.
Monat, sonriendo, dio un paso adelante.
Jefe, Loghu es muy amiga mía. Yo también soy amigo tuyo. ¿Por qué no dejamos este asunto? Después de todo, es el alcohol el que habla en ti, no tú, Oskas, el jefe, el más poderoso guerrero de la Tierra y a lo largo de todo el Río. Nadie podrá reprocharte que te niegues a luchar con una mujer.
»De todos modos, no es correcto que molestes a la mujer de otro hombre. No lo harías si no estuvieras repleto de whisky. De modo que te digo que en el futuro no debes tratar a esta mujer de ningún modo excepto con el respeto que tú exiges de los demás hombres hacia tus mujeres.
»Como Burton te dijo en una ocasión, yo fui en mi tiempo un gran mago. Sigo teniendo aún algunos poderes, y no vacilaré en usarlos si sigues molestando a Loghu. Lo haré a disgusto, pues siento un gran respeto hacia ti. Pero lo haré si tengo que hacerlo.
Oskas se puso pálido bajo su oscura piel y el fluir del whisky calentando su sangre. Dijo:
Sí, tiene que ser la bebida. Nadie puede culparme por lo que hago cuando estoy borracho.
No se dijo más aquella noche, y al día siguiente Oskas proclamó haber estado tan borracho que no recordaba nada de la fiesta.
Durante varios meses, se mostró frío pero cortés con Loghu. Más tarde, empezó de nuevo a hacerle observaciones, aunque no la tocaba. Aquello podía deberse a lo que Loghu le había dicho, en privado por supuesto, a fin de que no tuviera que avergonzarse ante nadie, de que le rajaría la barriga de arriba a abajo si ponía una mano sobre ella. Tras lo cual, por supuesto, le aplastaría los testículos.
Ella dijo luego que él solamente se había echado a reír. Sin embargo, él sabía que, sí daba pie para ello, Loghu no vacilaría en hacer lo que había dicho. Sin embargo, Oskas sentía una pasión compulsiva hacia ella. Ahora que se acercaba el momento en que Loghu iba a marcharse, le seguía de nuevo los pasos.
Burton, hablando ahora con él, tenía eso en mente. No quería hacerle pensar que le quedaba poco tiempo para llevarse a Loghu a la cama.
No, no vamos a irnos. Seguiremos el plan que he elaborado para ti, y yo y mi gente estaremos entre la vanguardia cuando abordemos el barco.
»Sin embargo, como bien sabes, es esencial que ataquemos en el momento en que esté parado para cargar energía de una piedra. Si está moviéndose no tendremos ninguna posibilidad. He calculado la zona donde el barco se detendrá lo más cerca de este lugar. No puedo decirlo exactamente. Pero si puedo predecir con cuatro o cinco piedras de error dónde se detendrá al atardecer.
»Nuestro barco necesita un viaje de prueba. Tengo el propósito de realizarlo mañana. Navegaré Río abajo hasta donde se detendrá el gran barco, y estudiaré la situación. Necesitamos saber las características del terreno si queremos atacar el poderoso barco con algunas posibilidades de éxito.
»¿Te gustaría venir con nosotros?
Oskas lo había estado observando con ojos entrecerrados. Ahora su rostro se distendió, y sonrió.
Por supuesto que iré con vosotros. No voy a lanzarme ciegamente a una batalla. Aquello tranquilizaba a Oskas de su no formulada sospecha de que el Snark no
regresaría de su viaje de pruebas. Sin embargo, dispuso a cuatro hombres en una cabaña cercana para mantener el barco bajo vigilancia, aunque no le dijo nada de ello a Burton. Aquella noche, toda la tripulación se deslizó furtivamente entre la bruma en dirección a las colinas. Allí, recuperaron los cilindros comodín de un agujero en la base de la montaña y los llevaron al barco, donde los guardaron en un escondrijo secreto detrás de lo que parecía una sólida mampara.
Al día siguiente, tras el desayuno, Oskas subió a bordo con siete de sus mejores guerreros. Atestaban el barco, pero Burton no se quejó. Empezó a hacer circular alcohol de líquenes aromatizado con hojas de árbol de hierro machacadas. Su tripulación había recibido órdenes de mantenerse completamente abstemia. Mediada la tarde, el jefe y sus hombres estaban estropajosa y carcajeantemente borrachos. Ni siquiera la comida había bastado para serenarlos un tanto. Burton animó a sus huéspedes a seguir bebiendo. Aproximadamente una hora antes de que tuvieran que detenerse para cenar, los indios iban tambaleándose de un lado para otro o permanecían tendidos sobre cubierta roncando profundamente.
Fue fácil empujar a los que aún seguían conscientes al agua, y luego arrojar a los inconsciente tras ellos. Afortunadamente, la impresión del agua fría los despertó a todos. De otro modo, Burton se hubiera sentido obligado a recogerlos y a llevarlos hasta la orilla.
Oskas, chapoteando en el agua, agitó su puño y lo maldijo en menomini y Esperanto. Riendo, Burton dobló su pulgar y todos sus dedos menos el índice y alzó su mano hacia arriba. Luego tendió su mano hacia adelante con el primero y cuarto dedos extendidos, el antiguo signo del «mal de ojo», un signo que en los tiempos modernos había pasado a significar «mierda para ti».
Oskas se puso aún más violento y colorista en su descripción de las muchas formas en que iba a vengarse.
Kazz, sonriendo, le tiró al jefe su cilindro con tanta precisión que le dio en mitad de la cabeza. Los guerreros tuvieron que sumergirse tras él. Cuando volvieron a subirlo a la superficie, tuvieron que sostenerle entre dos hasta que recuperó el conocimiento.
Kazz pensó que haberle hecho un chichón en la cabeza a Oskas había sido muy divertido. Lo hubiera encontrado aún más divertido si el jefe se hubiera ahogado. Sin embargo, entre sus compañeros de tripulación era un hombre sociable, amable y servicial en el que cualquiera podía confiar. Era un primitivo, y todos los primitivos, civilizados o no, eran gente tribal. Sólo la tribu consistía en seres humanos, y sólo en ella eran tratados como tales. Fuera de la tribu, aunque algunos podían seguir siendo considerados como amigos, no eran en absoluto humanos. Así, no tenían por qué ser tratados como si fueran completamente humanos.
Aunque el Neanderthal había perdido a su tribu en la Tierra, la había recuperado en la tripulación del Snark. Esa era su familia, su tribu.