De El Indiscreto, un periódico de cinco páginas. Propietario y editor: el estado de Parolando. Director: C.S. Bagg. En el ángulo superior izquierdo, encima de la cabecera, está la noticia standard:
CAVEAT LECTOR
Por ley, el lector debe depositar este periódico en un barril público de reciclaje al día siguiente de haberlo recibido. En caso de emergencia, puede ser utilizado como papel higiénico. Recomendamos la página de Cartas al director como más apropiadas para esta finalidad. Primera infracción: reprimenda pública. Segunda: confiscación de todo el alcohol, tabaco y goma de los sueños durante una semana. Tercera: exilio permanente.
Con grandes titulares, en la sección de Recién llegados: JILL GULBIRRA
Damos la bienvenida, pese a la reticencia de algunos a nuestro último candidato femenino a la ciudadanía. El pasado domingo, esta alta bebedora de agua surgió de entre
la bruma de antes del amanecer y se dirigió a cuatro de nuestras más prominentes figuras públicas. Pese a su seguro estado de embriaguez y posiblemente a sus pensamientos lascivos, dos circunstancias conducentes a la confusión mental, el cuarteto comprendió finalmente que su inesperado huésped había viajado aproximadamente unos 32.180 kilómetros (o 20.000 millas, para ustedes tontos y vejestorios). Hizo el viaje sola y en una canoa (sin haber sido violada ni remojada ni una sola vez), y realizó toda su odisea únicamente para asegurarse de que nuestro proyecto de nave aérea iba por los caminos adecuados. Aunque sin exigir exactamente que fuera designada capitana del dirigible cuando llegara el momento de formar la tripulación, sí dejó entender que sería bueno para todo el mundo que ella obtuviera ese puesto.
Tras unos cuantos resoplidos del divino producto de Caledonia, el cuarteto se recuperó parcialmente de esta embestida. (Un testigo nos describe su apariencia: «Con aspecto de amazona, y un comportamiento de nervios de reluciente bronce y tripas de blindaje de hierro que no parecen propios de una mujer digna de ese nombre).
Los cuatro famosos le pidieron sus credenciales. Ella se las proporcionó, y si son válidas son realmente impresionantes. Un prominente ciudadano entrevistado al respecto por nuestro intrépido reportero Roger «Nellie» Bligh, afirma que es realmente lo que proclama ser. Aunque nunca llegó a conocerla personalmente en su existencia terrestre, leyó sobre ella en varios periódicos, y en una ocasión la vio por la televisión (un invento de mediados del siglo XX que nuestro director no vivió lo suficiente como para ver, y que según todo lo que le han contado puede dar gracias de habérselo perdido).
Parece que, a menos que esta mujer posea un notable parecido físico con la genuina Jill Gulbirra, no es uno de los numerosos farsantes que forman una plaga en este valle del Río desde hace demasiado tiempo.
La Oficina de Estadísticas Vitales (que algunos llaman Mortales) nos ha proporcionado la siguiente información. Gulbirra, Jill (ningún segundo nombre). Hembra. Nombre natal: Johnetta Georgette Redd. Nacida el 12 de febrero de 1953 en Toowoomba, Queensland, Australia. Padre: John George Redd. Madre: Marie Bronze Redd. Herencia: irlandesa/escocesa, francesa (judía), australiana aborigen. Soltera en la Tierra. Estudió en Canberra y Melbourne. Graduada en 1973 por el Instituto de Tecnología de Massachusetts, título de perito en ingeniería aeronáutica. Licencia de piloto comercial, para aparatos de hasta cuatro motores. Licencia de piloto de globos aerostáticos. Ingeniero, navegante a bordo de un dirigible de carga de la Alemania Occidental sirviendo al gobierno nigeriano en 197778. Piloto de dirigible para la empresa Goodyear, Estados Unidos, en 1979. Piloto de dirigible para el jeque de Kuwait en 198081. Instructora de dirigibles para la British Airways Systems en 1982. En 1983 se convirtió en la única mujer cualificada como capitán de aeronaves en el mundo occidental. Reunió 8.342 horas de vuelo en aeronaves.
Murió el 1 de abril de 1983 después de Cristo, a causa de un accidente de automóvil cerca de Howden, Inglaterra, justo antes de tomar el mando de la recién construida aeronave rígida WillowsGoodens.
Profesión: obvia, tras lo dicho más arriba.
Talentos: flauta, tiro al arco, esgrima, kendo, lanza larga, artes marciales, insultos. También se defiende bien con las manos, puesto que dejó fuera de combate a uno de
nuestros distinguidos ciudadanos, Cyrano «Narizotas» de Bergerac, junto al bufet, empezando con un golpe a la barriga y terminando con un rodillazo a la mandíbula, que lo dejó hors de combat y sin habla. Este fenómeno ocurrió a resultas de poner él una de sus manos (sin permiso) sobre una de las tetas de ella. Normalmente, el fogoso francés hubiera desafiado a cualquiera que lo tratara tan brutalmente a un duelo a muerte (fuera de los límites de Parolando, por supuesto, ya que el duelo es ilegal en todo nuestro estado). Pero es tan chapado a la antigua que se hubiera sentido, por decirlo de algún modo, «comme un imbécile» si hubiera tenido que luchar con una mujer. Además,
reconoce que se equivocó al efectuar sus avances sin ninguna invitación «verbal» u
«ocular».
Una hora después de la cena, ayer, este intrépido emprendedor se presentó ante la puerta de la cabaña de Gulbirra y llamó. Hubo algunos gruñidos, y luego una voz irritada dijo:
¿Qué infiernos quiere?
Aparentemente, la futura entrevistada no demostraba el menor interés hacia la identidad del que había llamado.
Señorita Gulbirra, soy Roger Bligh, periodista de El Indiscreto. Me gustaría entrevistaría.
Bien, tendrá que esperar. Estoy en el orinal.
Este periodista encendió un puro para pasar el tiempo. Planeó también utilizar su extremo encendido más tarde para disipar los aromas en la cabaña. Tras algún tiempo, durante el cual oyó el chapotear de agua en un recipiente, oyó:
Adelante, pase. Pero deje la puerta abierta.
Encantado dijo este humilde servidor.
Encontró a su sujeto sentado en una silla junto a la mesa y fumando un porro. Entre el puro y la marijuana y los aromas residuales de la reciente ocupación del sujeto y el humo de varias velas de cera de pescado, ni las condiciones de visibilidad ni las olfativas eran las óptimas.
Miss Gulbirra?
No. Miz.
¿Qué significa ese título?
¿Me lo pregunta simplemente para conocer mi punto de vista, o realmente no lo sabe? Está lleno de gente de mi época aquí. Seguro que se ha encontrado usted con algún que otro Miz antes.
Este informador confesó su ignorancia.
En vez de iluminar a Mr. Bligh, el sujeto dijo:
¿Cuál es la posición de las mujeres en Parolando?
¿Durante el día o por la noche? dijo Mr. Bligh.
No se haga el listo conmigo dijo Miz Gulbirra. Déjeme decírselo lisa y llanamente para que su mente pueda captar con toda exactitud de qué estoy hablando. Legalmente, es decir, teóricamente, las mujeres tienen igualdad de derechos aquí. Pero en la práctica, en la realidad, ¿cuál es la actitud del macho hacia la hembra?
Más bien lasciva, me temo respondió el intrépido.
Voy a darle todavía otra oportunidad dijo el sujeto. Luego será cuestión de suerte y gravedad lo que primero aterrice en el suelo al otro lado de la puerta: si su culo, o su apestoso cigarro.
Mis disculpas dijo el intrépido. Pero, después de todo, estoy aquí para entrevistarla a usted, no viceversa. ¿Por qué no les pregunta a sus conciudadanas femeninas lo que opinan de la actitud masculina hacia ellas? Además, ¿está usted aquí para acaudillar una cruzada sufragista o para ayudarnos a construir y tripular, como un solo hombre (si se me permite la expresión), el proyectado dirigible?
¿Está usted burlándose de mí?
Eso es lo último que se me ocurriría dijo rápidamente el incorruptible. Somos completamente modernos aquí, aunque los representantes de finales del siglo XX constituyan tan sólo un pequeño porcentaje de la población. El estado se halla dedicado a la construcción de la aeronave. Para conseguir esto, durante las horas de trabajo se mantiene una estricta disciplina. Pero un ciudadano puede hacer lo que más le plazca durante sus horas libres, siempre que con ello no cause un daño a otra persona. De modo que volvamos al asunto. ¿Qué es una Miz, para evitar en el futuro interpretaciones erróneas?
¿Realmente no me está tomando el pelo?
Lo juraría sobre un montón de Biblias, si existieran todavía.
Bien, en pocas palabras, es un título que adoptaron los miembros del movimiento de liberación femenina en los años sesenta como título genérico equivalente al Mr. del varón. Miss y Mrs eran demasiado indicativos de actitudes sexuales masculinas. Ser una Miss significaba no estar casada, lo cual automáticamente evocaba desprecio, consciente o inconsciente, por parte del macho, si la Miss había rebasado la edad casadera. Implicaba que a la mujer le faltaba algo, y también que la Miss debía estar muriéndose de ganas de convertirse en Mrs, es decir, alguien sin identidad propia, contemplada como un apéndice de su marido, un ciudadano de segunda clase. Incidentalmente, ¿por qué una Miss tiene que ser identificada por el nombre de su padre? ¿Por qué no por el de su madre?
En ese último caso respondió nuestro intrépido, el nombre seguiría siendo el de un hombre, el nombre del padre de la mujer.
Exactamente. Por eso cambié mi nombre de Johnetta Georgette Redd... observará que mis dos nombres de pila son feminizaciones de nombres masculinos... por el de Jill Gulbirra. Mi padre organizó un escándalo al respecto, incluso mi madre protestó fuertemente. Pero ella era una típica tía Dora... con el cerebro completamente lavado.
Interesante dijo Mr. Bligh. ¿Gulbirra? ¿Qué clase de nombre es ése? ¿Eslavo? ¿Y
por qué lo eligió?
No, es un nombre aborigen australiano, pedazo de estúpido. Un gulbirra es un canguro que caza perros y se los come.
¿Un canguro carnívoro? Creía que todos eran vegetarianos.
Bueno, realmente, puede que no haya existido nunca. Pero los abos proclamaban que había existido en las llanuras del interior. Puede que sea un animal mítico, pero ¿cuál es la diferencia? Es el simbolismo lo que cuenta.
¿Así que usted se identifica con el gulbirra? Puedo imaginar lo que simbolizan los perros.
En este punto, Miz Gulbirra sonrió tan terriblemente que su corresponsal se sintió impulsado a echar un trago del coraje embotellado que siempre lleva en su bolsa de costado.
No se trata de que haya elegido el nombre debido a que me identifíque con él, o simpatice con la cultura negra dijo la Miz. Soy una cuarta parte abo, pero eso ¿qué significa? Era una cultura machista y chauvinista de punta a rabo, las mujeres eran meros objetos, sujetos a esclavitud, ellas hacían todo el trabajo duro y a menudo eran golpeadas por sus padres y maridos. Un montón de machos caucasianos se han mostrado sentimentales acerca de la destrucción de la sociedad abo, pero yo personalmente pienso que fue una buena cosa. Naturalmente, deploro los sufrimientos que vinieron con su desintegración.
El deplorar, al contrario que el desflorar, es algo que normalmente se produce sin dolor dijo Mr. Bligh.
jVirginidad! Ese es otro mito machista, inventado únicamente para aumentar el ego del macho y reforzar sus opiniones acerca del derecho de propiedad dijo amargamente Miz Gulbirra. Afortunadamente, esa actitud cambió considerablemente durante mi vida. Pero aquí hay todavía montones de cerdos, verracos fósiles, los llamo yo, que...
Todo eso es muy interesante se atrevió a interrumpir el intrépido. Pero puede reservar usted sus opiniones para la página de Cartas al director. Mr. Bagg imprimirá cualquier cosa que usted diga, no importa lo insolente que sea. Nuestros lectores, de momento, sólo desean saber cuáles son sus planes profesionales. Simplemente cómo se ve usted misma contribuyendo al Proyecto Aeronave, tal como se lo llama oficialmente.
¿En qué punto de la jerarquía cree que puede encajar?
En aquel momento, el acre y pesado aroma de la marijuana dominaba a todos los demás. Una luz salvaje y feroz brillaba en los ojos dilatados por la droga. Su corresponsal
creyó necesario expandir su intrepidez, que se encogía rápidamente, con otro trago de la botella divina.
Bajo toda lógica, y en función a los derechos que me confieren mi superior conocimiento, experiencia y capacidad dijo ella lenta pero fuertemente, debería estar a cargo del proyecto. ¡Y debería ser la capitana de la aeronave! He comprobado las cualificaciones de todo el mundo, y no hay la menor duda de que soy con mucho la mejor cualificada.
»Así que, ¿por qué no puedo ser encargada de la construcción? ¿Por qué ni siquiera he sido considerada como candidata a capitana? ¿Por qué?
No me lo diga respondió su intrépido reportero. Posiblemente se sentía abiertamente envalentonado por la lava líquida que recorría sus venas, amortiguando sus de otro modo finas sensibilidades. No me lo diga. Déjeme hacer una suposición. ¿Podría ser, entienda, estoy solamente avanzando una explicación, podría ser que fuera usted relegada a una posición inferior simplemente porque tan sólo es una mujer?
El sujeto miró a su corresponsal, dio otra chupada a su porro, introdujo el humo profundamente en sus pulmones, haciendo que sus pequeños pechos se alzaran brevemente, y por fin, con el rostro azulado por la falta de oxigeno, descargó los residuos humosos por la nariz. Su intrépido reportero recordó los grabados de dragones que había visto a lo largo de su existencia terrestre. Sin embargo, puesto que aunque valeroso no era temerario, prefirió no hacer ninguna observación acerca de la semejanza.
Ajá, lo ha captado dijo ella. Quizá, después de todo, no sea usted tan denso. Entonces, sujetándose al borde de la mesa como si quisiera estrujar la madera, se
puso en pie.
¿Pero qué quiere dar a entender por tan sólo una mujer?
Oh, se trata únicamente de mi verbalización de sus propios pensamientos dijo apresuradamente el intrépido. Estaba siendo irónico. O más bien...
Si yo fuera un hombre dijo ella, lo cual, gracias a Dios, no soy, hubiera sido nombrada al menos segundo de a bordo sobre la marcha. Y usted no estaría sentado aquí burlándose de mí.
Oh, se equivoca respecto a eso dijo su intrépido reportero. No estoy burlándome de usted. De todos modos, hay un punto que puede que usted no haya tenido en cuenta. Su sexo no representa ninguna diferencia; aunque tuviera usted los testículos más grandes en 40.000 kilómetros a la redonda, no conseguiría el puesto.
»Mucho antes de que fuera construido el Barco Fluvial... el segundo, quiero decir, no el que robó el Rey Juan... se aceptó que Firebrass se haría cargo del proyecto de la nave aérea. Está incluso en la Constitución de Parolando, que tiene usted que conocer, puesto que él mismo se la recitó de memoria capítulo a capítulo. Usted lo sabía, y prestando juramento lo aceptó. Así que dígame, ¿por qué todos estos lamentos ahora?
¿Después de todo esto no lo comprende, pobre payaso? dijo ella. El asunto es que esa regla, esa arrogantemente imperiosa ley, no hubiera debido ser creada nunca.
Su corresponsal tragó un poco más de esa divina materia que anima-y-cauteriza, y dijo:
El asunto es que fue creada. Y si aparece un hombre doblemente cualificado que usted, deberá aceptar igualmente el hecho de que nunca podrá llegar más arriba que a segundo. Puede ser el jefe de ayudantes de construccin del capitán Firebrass y primer oficial de la nave. Pero eso es todo.
No hay nadie dos veces más cualificado que yo dijo ella , a menos que se presente un oficial del Graf Zeppelin. Escuche, empiezo a sentirme cansada de todo esto.
Hace mucho calor y hay mucho humo aquí dijo su corresponsal, secándose el sudor de su frente. Sin embargo, me gustaría obtener algunos detalles más acerca de usted, detalles de su vida terrestre, ya sabe, cosas de interés humano. Y también la historia de lo que le ocurrió inmediatamente después del Día de la Resurrección. Y...
¿Espera usted que empiece a volar gracias a este porro y por la simple influencia de su irresistible encanto masculino y su virilidad? dijo ella. ¿Está acaso preparándose para seducirme?
Dios no lo quiera dije. Esta es una visita estrictamente profesional. Además...
Además dijo ella, y ahora era ella la que sonreía burlonamente, está usted asustado ante mí, ¿no? Todos son iguales. Tienen que ser los dominantes, los superiores. Si encuentran a una mujer con más sesos, una que es capaz de dominarles en una lucha, que es claramente superior, entonces sus ínfulas escapan como el aire de un globo hinchado en exceso. Un globo con una pequeña colita.
Vamos, Miz Gulbirra, realmente... dijo su arrojado reportero, sintiendo que le ardía el rostro.
Lárguese, hombrecito dijo el sujeto.
Su corresponsal pensó que era prudente obedecer aquella orden imperativa. La entrevista, aunque incompleta desde nuestro punto de vista, se dio por terminada.