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Chapter 10 - 10-{Roto}

Una semana, una semana de dolor, de lloros por las noches.

Una semana de sufrimiento

Dylan hablaba constantemente con Daphne y ella... Bueno, ella simplemente lo escuchaba sin prestar mucha atención.

Jason, la pasaba con sus amigos, estos le presentaban a una par de jovencitas perversas, con buen cuerpo y un buen culo que agarrar. Pero nada que ver. Él no podía deshacerse de Daphne. No podía.

Aguantaba esas ganas de pegar a Dylan hasta al cansancio, pues se la pasaba hablando con esa cálida chica. Con Daphne.

Anhelaba su olor a rosas, su labio de caramelo, su dulce presencia...

¡Todo!

Esa chica, lo evitaba a toda costa. Daphne se alejaba de él.

Era hora del recreo, ella estaba caminando con sus auriculares puestos escuchando música. Jason la miraba. La contemplaba.

¡Pero nada! No podía olvidarla.

Era tan femenina, caminaba tan tranquila, sin preocupación. Su cabello ondulado bailaba gracias al viento. Su abrigo Capalet. La hacía ver tan pija, tan niña y a la vez tan mujer.

¿Esta semana había servido para darse cuenta de que está profundamente enamorado de esa niña?

Sin ella se sentía aburrido.

Y ella, sin él se sentía de la misma forma.

Su padre siempre se la pasaba vigilándola, investigando que hace, cada día se convence de que su padre está obsesionado. Y que gran certeza.

El profesor de matemáticas explicaba con facilidad en la pizarra algunas equaciones.

Pero uno de sus alumnos favoritos lo interrumpió.

-¿que sucede Jason? - el profesor cuestionó a su alumno.

-necesito ir al baño - Jason respondió. El mayor asintió.

Expulsó el residuo de sus vías urinarias, al salir del baño ya aliviado. Decidió ver a esa dulce jovencita. Su clase quedaba al lado de la suya.

La puerta de su clase se abrió y ahí salía ella. Pálida como una hoja de papel. Caminaba gracias a Lucy ya que la aguantaba intentando mantenerla de pie.

Parecía... Una rosa marchita

¿Que le pasaba a Daphne?

No lo pensó ni dos veces en ir a ayudarla.

Lucy era muy delgada al igual que Daphne, no podía mucho con su amiga. Pero al ver a Jason, cambió. Él la agarró rápidamente cargándola como si fuera suya.

Daphne estaba demasiado mareada. Le dolía mucho la cabeza y no tenía muy buena cara.

-Lucy entra a clase, yo la llevaré a enfermería - Jason ordenó preocupado, mientras tenía a Daphne en sus brazos.

-Daphne ¿Estás bien? ¿Que sucede pequeña? Dímelo - él la llevaba con cautela, sintiendo paz al tocarla. De nuevo sentía su calidez. Su delgado cuerpo con el suyo.

Ella lo abrazó segura, estaba en su varonil pecho, justamente sintiendo sus acelerados latidos.

Jason estaba preocupado, preocupado por ella.

Notaba su angustia, su impaciencia, su nerviosismo.

No pudo evitar sonreír aunque estuviera débil.

-Jason... - ella susurró.

Llegaron a enfermería, Jason tumbó a su pequeña en la blanca camilla. Estaba tan pálida, tan débil. Se sentó a su lado y besó su mano.

La enfermera la revisó. Su estado no era tan malo. La muchacha tiene una gran carga en su cerebro. Estrés, presión, desorganización.

Jason no se separó de ella ni por un solo segundo. Simplemente dormía tranquila, mientras él, la acariciaba. Esa linda nariz respingona. Esos largos mechones dorados. Esas largas pestañas. Piel de porcelana.

La muchacha empezaba a removerse, abrió sus ojos, tranquila sin prisa. Estirando sus brazos levemente. Tan perfecta.

Sus ojos color avellana se dilataron un poco al ver a Jason delante de ella. Con su rostro aún preocupado.

Avergonzada se sentó en la cama.

¿Aún Jason seguía con ella?

-¿estás mejor? - Él la miró, que belleza de mujer. Su cabello tapaba un poco su rostro. Ella misma se encargó de acomodarselo.

-Sí, gracias por traerme- Daphne lo abrazó. ¿Y como rechazar un abrazo tan cálido?

El olor de su sedoso cabello a rosas, su aroma a la fruta mora, sus labios de caramelo sabor a fresas.

No pudo evitar besarla, la deseaba, quería devorarla. Hacerle el amor aquí mismo en la camilla. Succionaba despacio esos hermosos labios ¡y que apetecibles! ¿Como pudo estar una semana sin besarla?

Daphne lo abrazó mientras disfrutaba su varonil cercanía, su masculina presencia. Su fresco aliento sabor a menta. Simplemente todo de él, de Jason. Apreciaba tenerlo cerca.

Ambos se hundían en un sueño dejando atrás toda la amarga realidad. Besándose con deseo. El calor y el color subía rápidamente. Su piel se erizaba ya que él, no podía dejar de acariciarla.

Pero es verdad que este beso, es dulce como la mermelada que prepara la abuela.

Algo en su pequeño interior se negaba, quería estar con él. Pero maldita sea. Él no la quería.

Lo suyo es imposible

Se separó de él, lo miró a los ojos sintiéndose mal. Lo amaba demasiado.

-yo... Lo siento... - ella se levantó despacio y caminó hasta salir del cuarto de enfermería.

Tratando de no llorar

Jason, la miraba confundido, viendo como cada vez Daphne, avanzaba sus pasos.

La tenía, la sintió de nuevo, pero se fue... Se escapó como una mariposa.

Acarició sus labios, sabían a ella, a fresa.

Se levantó de ahí y caminó hasta llegar a su clase. Con el corazón agitado. Roto.

♥♥♥

Alexander no sentía ni una pizca de lástima, ni tristeza al ver a su hija débil.

-papá por favor, deja de presionarme, yo no puedo sentirme bien. Porque tus presiones y tu autoridad no me deja tranquila. - Daphne hablaba con un poco de temor.

Alexander siempre ha notado la inseguridad de su hija. Y es algo que le desagrada por completo.

-quiero protegerte, porque a veces llegas a ser demasiado ingenua. La vida no es de color rosa, Daphne - su padre respondió. Ella se sintió vulnerable.

-¿Por qué quieres protegerme tanto? A mi no me gusta, además...- Daphne alzó un poco su voz. Alexander no la dejó terminar ya que él se levantó de la silla eufórico.

-¡no me importa si te gusta o no! Escucha Daphne ¡Aquí el que manda soy yo! Yo soy el hombre y yo soy el que decidirá tu gran y fabuloso futuro ¿Entendido? - él gritó. Denisa trató de tranquilizarlo, pero era en vano.

Su marido en ocasiones, era una fiera. Un monstruo.

Daphne empezó a sollozar con la cabeza baja. Sintiéndose avergonzada.

Su padre la agarró del brazo y la miró con rabia.

-dame tu teléfono y todo lo que tenga que ver con las redes sociales. ¡Y olvidate de Lucy! Porque me estoy cansando, la idea de que pases muchas horas fuera de casa, no me gusta ¡Ahora haz tus deberes y estudia! Estás castigada Daphne - Alexander encerró a su hija en su habitación. Sin sentirse culpable, sin sentir piedad de esa dulce muchacha.

Las horas pasaban y pasaban, lentamente. La muchacha se sentía torturada. Ya llevaba 5 horas encerrada en su cuarto.

Decidió escribir una carta para Jason. Lo necesitaba, a pesar de las advertencias. Su hermano la ayudaría.

Hola Jason, soy yo Daphne. Siento haberme alejado de ti. Necesito que vengas esta noche a mi casa, al rededor de las 00:30. Mis padres no estarán. Mi hermano te ayudará a entrar.

Te necesito.

Dobló el papel e lo guardo en el sobre.