Nos fuimos sin desayunar porque mis padres nos avisaron, a través de una carta, que deseaban comer junto a nosotras después de tanto tiempo sin reunirnos. Ellos estaban gratamente sorprendidos por la visita de Sol, siempre la han considerado como de la familia, ya que la han visto crecer a mi lado.
Así que no es de extrañar que mi padre, al vernos llegar, rápidamente nos abraza y besa con mucho entusiasmo, diciéndonos de manera cariñosa y cursi "estoy feliz de verlas mes belles princesses (Tr: mis bellas princesas), cada vez que las veo, llenan mi mundo gris con hermosos colores".
A lo que Sol y yo solo le respondemos con una sonrisa de alegría por el encuentro. Luego de que mi papá terminará su larga sesión cariñosa, mi mamá que estaba esperando a un lado, se nos une y comienza a darnos otra ronda de abrazos y besos, aprovechando nuestra cercanía, nos dice en un susurro, cuidando de que su esposo no oyera nuestra conversación, "me alegro de que estén bien, me tenías preocupada las dos por lo sucedido en el colegio". Tratando de mantener nuestra voz lo más baja posible, le respondimos que todo estaba bien y el peligro ya había pasado.
Gracias a la maldición que sufrían la familia Bellerose, mi padre sabía sobre la existencia de las "sirenas" y sus capacidades poco científicas, no obstante, él no sabía nada sobre la existencia de otras criaturas igual de extrañas y misteriosas, ni del mundo sobrenatural o que la familia de mi madre está estrechamente relacionados con ellos debido a la escuela, por lo tanto, siguiendo el pacto establecido hace mucho tiempo, no podíamos revelarle nada de la situación, a menos que ocurra algo extraordinario.
"Mon amour (Tr: mi amor), ¿Qué pasa con esos susurros?¿Es un secreto de chicas?" Dice mi padre un poco divertido por los secretismos entre nosotras.
Mi madre se separa de nosotros y le responde "algo así, mi vida. Pero..." Hace una pausa para hacer una pose enojada e indignada continua "¿Qué pasa con eso de que ellas iluminan tu mundo? ¿Dónde quedo yo? ¡¿Soy invisible?!".
Mi padre le respondió con una intensa mirada amorosa "Tu es mon monde, ma bien-aimée (Tr:Tú eres mi mundo, amada mía)".
"Aww" dice mamá conmovida por sus palabras y como si fueran imanes se atraen entre si rápidamente, coloreando, de repente, la atmósfera de un color rosa, les juraría que hasta vi corazoncitos flotando a su alrededor.
Mientras ellos estaban distraídos en su romance, caminamos por el jardín hacia la puerta de entrada donde nos esperaba Sébastien, nuestro mayordomo.
Esta casa no está tan grande como la que tenemos en los Alpes Marítimos, pero tiene su propio encanto con su estilo antiguo, nadie pensaría que esta vivienda, aparentemente normal, esconda en su interior, un secreto extraordinario.