Hoy fue el día final de nuestro Festival del Nacimiento.
A primera hora de la mañana, Doriane me dio un masaje de aceite en las inigualables
«Aguas Termales Parabellum». A mi lado, la figura de un cliente habitual: Padre Elfo. Su expresión facial, normalmente rebosante de dignidad, parecía la de un viejo verde.
Yo nunca pondría esa cara mientras me dan un masaje. Estoy acostumbrado a la sensación así que controlo el placer que me produce. Como sea, Padre Elfo me susurró de ese modo algunas complicidades.
Resumido brevemente, parece que durante los últimos dos días lucharon por acomodar a los elfos y las personas bestias atraídas por las alegres voces que se escuchan desde dentro de la base. Las «Aguas Termales Parabellum» necesitaban una reforma de amplificación, ya que si no pronto no serían lo suficientemente grandes como para acoger a todos dentro.
Me pregunto si es por nuestra buena relación que Padre Elfo no para de hacerme peticio- nes como esta. Me disculpé por ello, pero no le prometí nada.
Debió de sentirse bastante frustrado. Suspiró. No me gustaba que estuviera tan desespe- rado. Tenía que alentarlo. Pero es que esa voluntad estaba al nivel de un antojo de niña pequeña, como los de Doncella-san.
Aparte de eso, después de recibir un masaje, observé el estado del festival, que se movió cerca de las «Aguas Termales Parabellum», con Padre Elfo como invitado especial del día.
Aunque para un elfo no fuera perfecto, y había otras personas bestias contrariadas o re- sentidas, también había otros que pensaban justo al contrario. Un cerdo-orco había esta- blecido un puesto para vender ramen de cerdo aquí. Todo era un caos pero aun así, todos parecían más o menos felices.
Las atracciones adicionales de esqueleto que construí para hoy, el escarabajo montaña rusa y el escarabajo tiovivo, fueron una de las secciones más concurridas. Parece que hasta se formaron largas colas para subir a ellos.
Los miembros que trabajaban como personal se movían alegremente, por lo que «Aguas
Termales Parabellum» se inundarían aún más de clientes después de esto.
Hoy, que era el último día, no nos dedicábamos el festival a nosotros, sino a los residentes del vecindario, como los elfos y los hombres bestia. Nos lo pasamos bien divirtiéndonos por nuestra cuenta durante los tres días, pero incluir al resto de compañeros también era importante.
Había previsto que aflojasen sus carteras en el festival, pero también existen otras razones, como por ejemplo, nuestra confraternidad con ellos.
Debido a que no todos cabían en la base interna, nos trasladamos a las «Aguas Termales Parabellum», un lugar diferente para que todos pudieran entrar y salir libremente. A juz- gar a simple vista por el festival, fue una decisión encertada.
Por cierto, en lugar de trabajar dentro de la base, realicé algunos recados que fueron para el festival, como transportar los puestos que ya no se necesitaban a un lugar diferente, o trasladar a las personas que estaban cansadas a un lugar de descanso.
Después de movernos por las abarrotadas «Aguas Termales Parabellum», pasamos a la sección especial que habíamos preparado, bebiendo vino élfico con Padre Elfo.
Kugime me dio algunos artículos que eran objetos de interés. Alimentos hechos de carne de dragón y otros productos de laberintos. Y a los elfos les gustaron mucho. De modo que comimos en silencio, sin beber tanto como nos gustaría.
Me alegra que todavía tengamos comida de sobras. Pero me pregunto si no debería abste- nerme un poco más.
Mientras pensaba en otras cosas, Minokichi-kun y Asue-chan se unieron a mí. El número de comensales empezó a aumentar gradualmente, hasta que se convirtió en un pequeño banquete.
Intenté hacer otros sitios para comer y beber, para que hubiese suficiente espacio para que todo el mundo pudiese alcanzar la comida. Y al final disfrutamos bebiendo sake juntos.
También hoy, se oyeron sonidos de complacencia a lo largo del Gran Bosque durante la noche.