La mayoría de nuestros miembros retornaron a sus lugares de trabajo. Algunos, como yo y Kanami-chan, permanecimos en la sede central de Parabellum para continuar trabajando en las secuelas de la guerra.
Me dediqué a revisar los resultados de batalla de los miembros que participaron en la gue- rra. Para distribuir las recompensas de acuerdo a sus logros.
Había un montón de trabajo que hacer después de la guerra. Pero lo hice sin demasiado esfuerzo con los pendientes de comunicación, los clones, y la ayuda de miembros que sa- bían encargarse del papeleo como Kanami-chan y Pelirroja.
Estoy orgulloso de haber podido hacer en general una deducción acertada. Aunque deci- dir qué hacer con todos los [Tesoros Sagrados] obtenidos en la guerra me supuso un ligero dilema. Tan solo podía pensar en lo frustrante que era.
¿Debía dejarlos en mi inventario acumulando polvo? Comerlos todos de una vez también es otra opción. ¿O debía distribuirlos entre los miembros que los merecieran? Repartir los [Tesoros Sagrados] incrementaría nuestro potencial de guerra. Además, pese a que quienes los recibieran no serían sus propietarios originales, podrían conseguir sus poderes sellados si reunían las condiciones necesarias.
No lo sabría sin intentarlo primero. Pero, por otro lado, si decidía comerme un [Tesoro Sagrado], no tenía dudas de que sería delicioso. A pesar de que había algunas desventajas, los pros superaban en gran medida a los contras.
La posibilidad de perder el arma en batalla no era algo que me gustase. Pero en ese caso, el enemigo tampoco podría hacerse con ella ya que no les pertenecerían.19
Básicamente, decidí prestarlos. Pero me costó debatir a quién darle cuál.
Obviamente, aquellos que arriesgaron sus vidas y extremidades tendrían prioridad. Y, bueno, aún así me quedaría con más de la mitad de los [Tesoros Sagrados].
Pensé que lo mejor sería discutirlo con los miembros que ya poseían [Tesoros Sagrados], como Minokichi-kun. Estos también podían prestar los suyos a su discreción dentro de su propia corporación.
Pensando en ello, al parecer la mayoría de los [Ocho Generales Demoníacos] habían de- cidido quedárselos por el momento. Con una excepción. Aifu-chan, quien estuvo inmersa en conversaciones sobre sus aficiones durante toda la batalla. Ella ciertamente entabló una amistad. Después, naturalmente, no derribó ella misma a la Heroína.
19 Recordemos que una gran desdicha caerá en
En cuanto a otros miembros de alto rango, Vengador, Netsuki-kun, Pelirroja, Akitainu, e incluso Auro y Toro (un troll de la Armada de Esclavos del Imperio), poseían algún [Te- soro Sagrado].
Vengador derrotó al Héroe de los Insectos, quien era el enemigo jurado de su destino. Al parecer su [Tesoro Sagrado] era inútil. Me causa náuseas el simple hecho de tenerlo. Ahora puedo entender el peso con el que Vengador cargaba.
El enemigo destruyó su villa y asesinó a su amada. Él probablemente esté demasiado des- compuesto para organizar sus variados sentimientos sobre lo que acababa de suceder.
Netsuki-kun quiso tener la espada del Héroe de los Lobos como prueba de haber asesina- do a aquel que lo había convertido en un esclavo. Me pidió permiso y se lo concedí. Era bastante lógico ya que él es un espadachín. Así que espero que la use magníficamente.
Cuando el Héroe del Toro empezó a pelear contra Pelirroja, sus ropas rápidamente se cu- brieron de sangre. Acabó entregándose para que rebanara su cuello, permitiendo que ella lograra su camino a la victoria. También preguntó por tener su tesoro, así que lo aprobé.
Ella ha estado comiendo mi sangre y cuerpo en dosis regulares. No hay lugar en todo mi cuerpo que no tenga algún rasguño. Y apenas he conseguido evadir heridas fatales hasta ahora. Debato constantemente con ella sobre lo irrazonable que es, aunque ella no me escucha. Por eso, aunque su estatura no ha cambiado mucho desde la primera vez que nos conocimos, se está volviendo mucho más fuerte que antes.
Bueno, considerándolo todo, espero que con la fuerza que obtenga del [Tesoro Sagrado]
sea capaz de hacer añicos a sus futuros oponentes.
Akitainu se las arregló para vencer en un enfrentamiento mano a mano al Héroe de la Máscara, cortando su cuello a cambio de perder un brazo. Después de esto, le otorgué su posesión.
Manifestó mientras movía su cabeza: Con esto, me dedicaré a mí mismo aún más y les demostraré la fuerza de mi Señor más que antes. Estos francos sentimientos de él hacia mí realmente me crisparon los nervios, aunque no me molestaron.
Seiji-kun trató a la perfección su lastimado brazo, que parecía un trozo de carne aplastado. A pesar de esto, no tendrá toda su fuerza. Pero con rehabilitación y práctica, se hará más fuerte que antes. Eso alivia mi mente.
Durante la batalla, Auro estuvo disparando su arma mágica hacia todos lados, y se lascualquiera que use las armas sin ser Rou o alguien a quien él se las haya prestado.
manejó para acertar y matar a la Heroína de los Pájaros. Eso le hizo querer su arma, algo que naturalmente le permití.
Cuando probamos sus habilidades, la flauta al parecer podía controlar las aves de los alre- dedores como si fueran tus propias extremidades, y ver a través de sus ojos. Esto es benefi- cioso para Auro, al tener una habilidad de observación. Especialmente desde que su estilo de ataque es el de disparar desde largas distancias.
Por último, el pesado luchador cuerpo a cuerpo Toro, que estaba en el medio de la batalla, de manera similar a Auro, se las arregló para dar un afortunado empujón contra el Héroe del Buey, propinándole su golpe final. El quería tenerlo así que, como los demás, se lo permití.
Toro pasó a ser el jefe de 100 subordinados, en la unidad pesada «Revolución», liderada por Minokichi-kun. Un orgulloso hombre que posee la gigantesca fuerza de un troll gi- gante.
Su estilo es muy similar al de Minokichi-kun. Lleva un escudo en una mano y una gran arma en la otra. Un [Tesoro Sagrado] de tipo hacha no sería un problema para él.
Esto es todo lo que espero. Cuando los distribuí, la mayoría de los miembros decidió acep- tar los regalos. Aunque eso era bastante predecible desde el comienzo.
Son poderosos artículos mágicos y trofeos de guerra, obtenidos derrotando a fuertes opo- nentes. Cualquiera querría tenerlos para mejorar su equipamiento previo.
Honestamente, no fue muy difícil decidir quién obtiene qué. Tan solo les di lo que ellos mismos habían conseguido durante la guerra. Así, mi trabajo terminó sin incidentes.
Bueno, ¿a quién más debería darle algo?