Como mañana será el día de partida, hoy me dediqué a preparar los artículos necesarios cuidadosamente y revisé varias veces para confirmar que no olvidaba nada. Ya que para el atardecer había completado mis tareas, todo podrá ir según lo planeado mañana.
Esta puede ser la última vez que pueda beber y pasar un rato junto a todos, así que organi- cé un banquete improvisado para todos los miembros de Parabellum.
Al terminar el discurso de apertura, acompañado por Kanami-chan y Minokichi-kun, nos fugamos del evento acompañados solo por Pelirroja y los chicos. La razón fue una invita- ción de Padre Elfo: ¿Qué os parecería echar unos tragos antes de la Guerra?
Aunque antes teníamos que atravesar la zona del bosque donde los árboles crecían más densos para poder llegar a la [Villa de los Elfos], ahora completamos un pasaje subterrá- neo directo a la villa para la seguridad de los elfos y los bienes transportados. El túnel está pavimentado con algo parecido a losas. Y el estado del camino no es nada malo, es muy sencillo de transitar a pie.
Además, para atraer un número mayor de clientes, se adaptó el ambiente para que los elfos lleguen a la base lo más rápido posible de forma regular con los los [Milpiés Esqueleto] y las [Arañas Esqueleto].
Las moradas que están integradas a los árboles no parecen haber cambiado mucho com- parado con la última vez que estuve aquí, aunque en cuanto a mobiliario, el número de comodidades parece haber incrementado. La razón es que se volvió popular importar artículos mágicos del exterior de la villa. He de decir que poseer el monopolio en ventas es delicioso.
Bien, Padre Elfo y sus sirvientes nos recibieron al llegar a la mansión, la cual no veía desde hace tiempo. Ya que usualmente pasan mucho tiempo en la villa de las [Aguas Termales Parabellum], para ser precisos Padre Elfo sintió que el lugar donde su imagen de sabio an- ciano se había derrumbado no era adecuado para la ocasión, parecía estar bastante serio esta vez. La fuerte y tensa expresión de su rostro lo dignificaba, dando la sensación de estar en la presencia de un jefe.
Me guió por el interior mientras desarrollamos una charla simple y, al entrar al salón, to- dos los platos ya estaban servidos. Los ingredientes principales eran vegetales cultivados en el Gran Bosque. La cocción llevó el sabor del vegetal al máximo, por lo que se volvieron más sabrosos. Claro que no sería sano solo comer platillos hechos con vegetales. También había carne cocida en sus propios jugos, pescado de río a la parrilla con sal de mar, algo como una larva de abeja freída en aceite, y múltiples tipos de cocina de los que pude dis- frutar. Para satisfacer a los glotones como Minokichi-kun y yo, los platillos tenían calidad y cantidad, suficiente para dejarnos llenos y contentos.
Hice un brindis con Padre Elfo, quien llenó nuestras copas con vino élfico. Bebimos un montón, comimos, hablamos y reímos por un buen rato.
Al tiempo, Padre Elfo espetó ¡Tachán! y aplaudió sus manos ligeramente. Empezaron a entrar sirvientes en la habitación en la que estábamos. A pesar de que ya había uno o dos, muchos más empezaron a llegar haciendo una fila en el orden que indicaba con señas Padre Elfo.
Tenían alguna clase de instrumento de cuerda y de viento en sus manos, en otras palabras, los sirvientes que recién habían llegado a la habitación formaban una orquesta élfica.
El vestuario de la orquesta que Padre Elfo preparó como entretenimiento no era la ves- timenta que los elfos usan habitualmente, llevaban ropas verdes o azules, con el diseño unificado. Un hermoso elfo de mediana edad que tocaba delicadamente un instrumento de cuerdas y viento dándole un encanto único dirigía la música de la orquesta. Me recordó totalmente la magnificencia natural del Gran Bosque.
El claro sonido afectaba confortablemente el oído y, cuando estaba perdido en la canción, Doncella-san entró con decisión al centro del espectáculo. Al igual que la orquesta, no tenía su apariencia usual.
Cubierta con un manto hecho de tela semi-transparente que dejaba su cintura y espalda descubiertas, su ropa estaba diseñada para facilitar la danza. Estaba ansioso por lo que iba a suceder, cuando ella comenzó una danza tradicional que transmitía la sensación de ser la [Deesa del Sáhara] de los elfos.
Estoy seguro que estas son las mismas ropas que llevaba el día que la vi por primera vez. Eso significa que Doncella-san no es una simple princesa, sino que es algo más parecido a una [Deesa del Sáhara].
Sin titubear, sus ligeros pasos eran como en viento que sopla sobre las planicies, fluyendo elegantemente, y los movimientos de sus miembros expresaban la grandeza de los árboles o el agua primaveral que empieza a brotar de la montaña.
Su precioso rostro atraía especial atención entre los elfos, quienes son conocidos por sus hermosas mujeres. Ella dejaba ver una suave sonrisa que combinada con sus apasionados ojos, hipnotizando a quienes los vieran, la hacían parecer una diosa.
Además, mientras generaba pequeñas esferas de luz o a agua, incontables espíritus se reu- nieron en los alrededores como si respondiesen a la danza de la [Deesa del Sáhara]. Estos espíritus empezaron a girar alrededor de ella como intentando igualar su ritmo.
La orquesta élfica también intensificó su tonada respondiendo a la apasionada danza.Defi-
nitivamente, incluso un [Dios] habría disfrutado este espectáculo. Yo me limité meramen- te a observar mientras pensaba eso. La usual belleza de Doncella-san se había duplicado o triplicado... No, esto era aún más encantador.
Como si la estuviera elogiando en voz alta, sentada a mi lado, Kanami-chan me golpeó. Como fuera, no pude evitar verme tan embelesado, y el golpe de Kanami-chan me sacó del trance.
Cuando el espectáculo estaba por acabar, naturalmente, los aplausos empezaron a resonar. La [Deesa del Sáhara] recuperó el aliento que perdió en el intenso baile, se inclinó una vez y abandonó el salón.
Como pensaba, salió del salón para cambiarse de ropa. Dejó de ser la [Deesa del Sáhara] y volvió a ser Doncella-san otra vez. La preciosa elfa regresó al salón.
Aparentemente, interpretó una oración en forma de danza para rogar nuestra victoria en la [Guerra Santa] que se aproximaba. Entonces, frente a otras personas que pensaron que era parte de una ceremonia especial, nos contaron una historia que iba dirigida a nosotros en particular.
Pero bueno, creo que fue mejor de ese modo en este caso. Dado que lo hicieron a propó- sito, tendremos que expresar nuestra gratitud después.
Agradeciendo sus buenos deseos, regresamos a la base. Me bañé un rato en las aguas ter- males y me fui a dormir.