El día entero de hoy lo pasamos aún en ruta. Me gusta. Me gusta mucho viajar así. Que- ría cubrir la distancia hasta la remota destinación tan rápido como fuera posible, por lo que el hecho de que pudiéramos avanzar sin tener que parar a descansar era genial. Todavía no hemos parado desde que salimos.
La única pega es que resulta difícil entrenar aquí, y nuestros cuerpos estarán flojos a este paso cuando lleguemos. Había preparado una zona especial en la parte superior del milpiés donde podíamos hacer duelos entre nosotros, pero el espacio no nos permitía hacerlo con toda la libertad a la que estamos acostumbrados. Aun así, por lo menos pudimos ejercitar los músculos. Después de varios intentos, conseguimos hacerlo có- modamente.
Acabó doliéndome todo el cuerpo de tanto ejercicio, aunque en parte fue por la nieve y el frío del viento que soplaba. Pero me paré a mirar el paisaje cambiante a nuestro alre- dedor y me di cuenta de que viajar realmente me encanta.
Durante el entrenamiento, avanzamos por una suave bajada hacia una pradera. Lo me- jor del milpiés esqueleto es que puede abrirse paso entre la nieve con una elegancia exquisita. Había nevado mucho pero el milpiés generaba pequeñas explosiones laterales que apartaban todo lo que tenía por delante. Lo que no conseguía quitar con eso, sim- plemente lo escupía hacia atrás. Los copos de nieve bailaban a su alrededor, y brillaban reflejando los rayos del sol.
Más tarde, cuando cruzamos un lago helado, vi a una hermosa mujer vestida de un tono azul. Probablemente era algún tipo de ninfa. Solo la vi de refilón, pero si esa pintoresca mujer se me hubiera acercado estando con la guardia baja, seguro que me habría hechi- zado, absorbiendo mi vida y terminando muerto. Creo que nos vio, pero en ese momen- to ya estábamos demasiado lejos como para que nos alcanzara.
Después de eso, también vislumbré [Mascanieves], reunidos alrededor de [Golems de Nieve]. Los mascanieves son un tipo de monstruo parecido a los gusanos de tierra, con un cuerpo de unos 50 centímetros hecho de cristales azules. Se alimentan del poder má- gico que los golems de nieve almacenan.
Estos tipos solo atacan a los golems, pero desprenden un aura que congela varios me- tros a su alrededor. Hay que ir con cuidado cuando tienes uno cerca comiendo golems de nieve. Lo que desprenden es un gas como el nitrógeno líquido, es muy peligroso si te toca directamente. Lo más probable es que te conviertas en una escultura de hielo viviente si eso ocurre.
Aun así, los mascanieves se pueden exterminar fácilmente con fuego, así que no su- ponen un problema si estás atento. En lo que avanzábamos, reflexioné que todavía me quedan muchas criaturas interesantes por conocer en este mundo.