Le encargué el entrenamiento de hoy a Kanami-chan, ya que Principesa me forzó a que conociera a su padre, el Rey.
La reunión, a excepción de nosotros, estaba llena de muchos nobles expresando sus que- jas, muchos de ellos estaban siendo muy exagerados. Omitiré gran parte de la extensa conversación, al parecer el Reino Sternbild nos estaba reconociendo como los soldados personales de Principesa. Dado que éramos mercenarios, una vez acabado nuestro tra- bajo y cobrado la recompensa, éramos libres de unirnos a la facción opositora.
Sin embargo, Principesa, de algún modo, había esparcido los rumores acerca de que nosotros habíamos sido reconocidos como su ejército privado. Cuando la llevé en mis hombros a la reunión, actuó como si tuviera una relación conmigo.
Para el Reino Sternbild, ya somos parte de la facción que protege a Principesa, por la tanto es muy improbable que seamos contratados por alguien más. Considerando las miradas hostiles que nos dieron, supuse que la facción de Nobles que rodeaba al Minis- tro, probablemente sea la facción opositora.
Bueno, realmente no es un gran problema, siempre y cuando nos paguen, sin embargo no puedo restar importancia al hecho de que nuestra oportunidad de escapar se esfumó.
Con una expresión adorable, Principesa dirigió sus asuntos como lo haría la realeza. Bueno, ya que yo también la uso a ella de varias formas, supongo que es un equilibrio justo de las cosas.
Solté un pequeño suspiro. Por el momento, el ejército privado de Principesa había cau- sado que los altos mandos del Reino Sternbild estuviesen cautelosos. Lo más probable era que las personas que tenían miedo del poder que ella poseía, tratasen de asesinarla.
Tomando esto en consideración, decidí colocar algunas trampas en el Palacio Ámbar, en el cual nos habíamos instalado, para así poder detener cualquier intento de asesinato que se estuviese maquinando. No habría problema si el único objetivo fuese yo, pero NUNCA toleraría que fuesen tras Auro y los otros.
Al atardecer, dado que mis hombros estaban agarrotados hacia el final de la reunión, Kanami-chan me dio unos masajes en la bañera. La forma en que sus hermosas manos se movían... era fascinante.
De cualquier forma, al final del día, estaba muy cansado, así que fue una buena oportu- nidad de relajarme y... desahogarme.