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Chapter 147 - Día 136

Esta mañana, cerca del mediodía, mientras entrenaba al segundo grupo de guardias de palacio, vino un mensajero con un recado de la Primera Reina. Por si se lo preguntan, era exactamente la misma reina profundamente religiosa por la que estaba preocupado anteriormente...

Como supuse, no había forma de que ella no se pusiera en contacto con nosotros duran- te nuestra estancia aquí.

Siendo honesto, no estaba preocupado por que hubiese algún inconveniente, ya que ella fue la que se tomó la molestia de hacer el primer acercamiento. Dicho esto, llegué a la conclusión de que no era posible rechazar su invitación sin ninguna consecuencia.

Al parecer, había sido invitado a almorzar con la Primera Reina. Con toda sinceridad, me pareció muy razonable que lo hiciera, además no había nada que pudiese hacer. Sin embargo, era algo que hubiese preferido evitar.

Se me informó de que podía llevar un acompañante, así que llevé a Kanami-chan con- migo.

Además, Principesa trajo consigo a Caballerito, con ellos dos hacíamos un total de cua- tro personas.

Aunque en el área había muchos guardias y sirvientas, nos dejaron completamente so- los. Almorzamos en un patio muy hermoso, ubicado en lo más profundo del Palacio Platino, donde residía la Reina.

La Reina, quien era la anfitriona del almuerzo, se parecía bastante a Principesa. Ella te- nía un largo pelo plateado que brillaba hermosamente junto a sus profundos y dorados ojos. Su hermosa piel, combinada a sus otras características, solo la hacía más hermosa, sin embargo, le daba un aire de fragilidad y un aspecto enfermizo. El almuerzo no fue uno de platos con abundante carne, sino más bien uno de pequeñas raciones de carne, centrado en el pan y vegetales. En cuanto a mí, esperaba comer una vasta cantidad de deliciosa carne, por eso el almuerzo no me resultó muy gratificante, sin embargo, al final Kanami-chan pareció disfrutarlo... Aunque en lo personal la cantidad y la clase de comida no fue suficiente, me quedé callado ya que su sabor era delicioso.

En cuanto a la Reina, cuando hablamos, realmente no daba una mala impresión. Esto probablemente se debió a que me hablaba con sincero respeto, o para ser más precisos... se dirigía a mí con respeto y... afecto... o tal vez debería decir que no había malas inten- ciones en su discurso. Su actitud era de la de un creyente que realmente veía a la persona frente a ella con gran respeto. No hubo indicios de inminentes estallidos de violencia, como intentar matarme o devorar mi cuerpo que poseía protecciones divinas a fin de bañar su cuerpo con mi sangre fresca, o usar mis huesos como adornos sacros... Aunque me sentía aliviado en esos puntos, decidí mantenerme alerta.

Al final, fue un almuerzo que valió la pena. La primera impresión que tuve de la Reina había cambiado. Parece ser que tiene un carácter amable. Puede que con el tiempo nues- tra relación se transforme en una buena amistad... o... Al menos eso fue lo que pensé por un momento... Después de terminar de almorzar, cuando regresamos al Palacio Ámbar, un clon, que dejé en el Palacio Platino, presenció el acontecimiento final.

Este suceso en particular me convenció de que no tenía que involucrarme con la Reina tanto físicamente o de cualquier otra manera posible.

En resumen y sin ahondar en el asunto... lo que ocurrió fue algo como esto:

Después de terminar de comer y regresar, como es natural, dejamos la vajilla usada allí, para que luego el servicio la lavase y estuviera limpia para la próxima vez que se usase.

Sin embargo, la Reina cogió voluntariamente el cuchillo y el tenedor que usé, y cayó en trance mientras los lamía apasionadamente con una... una expresión muy emocionada en su rostro...

Luego, la hermosa mujer de la nobleza con una hermosa piel, un brillante cabello plateado y pupilas doradas emitió un sonido... extrema- damente seductor. De cualquier forma... ¿Es- taba lamiendo los cubiertos de plata que usé, con deleite...?

Los guardias del Palacio Platino alrededor de la Reina, que al parecer eran casi todas muje- res, miraron a la Reina con una expresión de envidia en sus rostros.

¿Qué diablos estaba pasando...?

Además, ¿por qué pusieron los cubiertos lami- dos en una lujosa caja dentro de una vitrina en la habitación de la Reina? Había un sinfín de preguntas por responder. Como fuese, después de estos eventos, ya no tenía deseo alguno de ser más cercano a la Reina.

Mi historia con la Reina, la cual había excedido mi sentido común en varias formas, ter- minó aquí. Determiné que lo mejor sería evitar activamente asociarme con ella... Ughh... Al menos por el momento... Borré la escena que acababa de presenciar...

Por el resto de la tarde, decidí botar toda mi confusión y frustración en el entrenamiento con el grupo de caballeros del palacio para así dejar esto en el pasado.