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Chapter 124 - Día 112

Entrada la tarde, subimos a una colina para ver la capital real en la distancia.

Su alta muralla era de un color lechoso. Había sido construida en una posición elevada con extremada protección. La mayoría de su base estaba edificada en un gran monte, casi imposibilitando los ataques. En el corazón de la ciudad se encontraba un castillo enorme.

Desde la distancia solo podía verse eso, por lo que continuamos nuestro trayecto hasta la ciudad. Cuando empezamos a acercarnos, pasamos al lado de grandes convoyes en- trando y saliendo de la ciudad. También parecía que para entrar tenías que pasar por un cacheo exhaustivo, sin excepciones. Esperamos en silencio en la cola de la inspección.

Tanto Caballerito como Principesa estaban impacientes, pero les convencí de que esto tenía que servirles como lección de vida y que tenían que aprender a ser pacientes. Por un momento se callaron, pero Principesa siguió jugando con mis cuernos.

Pese a que nuestras acciones eran contrarias a nuestro aspecto, dábamos un poco el cante comparado con todos los otros grupos de humanos. Solo había humanos entrando y saliendo de la capital real.

Eso podría ser otro problema. Llamábamos la atención, especialmente Dhammi-chan. Al verla, era casi imposible apartar la vista de ella.

Bueno, no pensé que íbamos a destacar tanto, pero probablemente se debe a que estamos en la la capital real del Reino de Sternbild, cuya supremacía ideológica es mayoritaria- mente humana. Por ello, a medida que te acercabas aquí había menos monstruos y razas híbridas, y por esa razón nosotros llamábamos tanto la atención por ser quienes éramos.

Seguro que tendremos dificultades para entrar por el hecho de no ser humanos...

Pero igualmente avanzamos por la cola, directos a la ciudad, donde habría rumores alar- mantes sobre nuestra llegada. Personalmente, quería evitarlo a toda costa. Pero no podía evitarlo de ninguna manera, ya que no puedo cambiar de raza así como así, por lo que al final tendríamos que aguantarnos y hacer cola.

Mi plan era evitar tanto contacto social como fuera posible. Actualmente casi no tenía- mos potencial de combate para enfrentarnos directamente al Reino.

Además, aquí eran muy estrictos en sus leyes para los no-humanos. Si teníamos cual- quier dificultad, no tendríamos otra opción que confiar en Principesa. Otra de las cosas que quería evitar a toda costa.

Así pues, hacer cola era la única opción que nos quedaba. Después de esperar varios minutos, finalmente nos llegó el turno. Parecía ser que había un recargo y un impuesto por entrar nuestros bienes, pero al tener a ciertos individuos entre nosotros, nos dejaron pasar sin pagarlos.

Al fin los beneficios de esta alianza dieron sus frutos.

Durante la inspección, pegué un pequeño clon mío en la ropa del inspector para reunir información sobre los guardias y los soldados de la ciudad. Mis clones son extremada- mente útiles para recopilar información, y a menudo me salvan el pellejo.

En definitiva, pasaron muchas cosas, pero conseguimos entrar a la capital sin incidentes.

A decir verdad, en la capital real se vivía mejor de lo que esperaba. Había miles de per- sonas pululando dentro de sus muros. Desde tiendas hasta comerciantes ambulantes gritando, había de todo allí.

Eché el ojo a una docena de tiendas que vendían multitud de productos interesantes. Comparado con la ciudad-laberinto de Purgatory, este lugar rebosaba energía. Era como si cada día fuera un festival.

Al ser la primera vez que visitaban la capital real, Pelirroja y las demás chicas estaban un poco nerviosas. Bajamos por la calle principal, donde de repente me di cuenta de que hasta entonces todos los edificios eran de madera, pero a partir de allí todas las casas eran de ladrillos. Además, las calles estaban pavimentadas y tenían sistemas de cañerías para proveer a la ciudad de agua corriente.

Por lo que me contó Principesa, todas esas mejoras habían sido establecidas por un Eru- dito de la Corte Real hacía casi setenta años. Los productos y los lujos de esta ciudad se encontraban en muy pocos sitios de este mundo.

Tenía muchas ganas de aprender más, en especial acerca del lado oscuro de este reino, pero mientras tuviéramos nuestra misión por cumplir, no podría hacerlo hasta más tarde.

Por ello, decidí llevar a Principesa inmediatamente al castillo. Después de eso, mi plan era visitar hasta la última esquina de esta ciudad. Tendría pocas oportunidades como esta para obtener información sobre el funcionamiento de este mundo. Aprovechar algo así es lo que tenía en mis planes.

Rodeando la ciudad, nos dirigimos directamente hacia el Palacio Real. Cuanto más lejos nos introducíamos, más ricas eran las casas y las personas que vivían en ellas. A me- nudo algunas personas influyentes que pasaban a nuestro lado nos miraban con cara de «¿Quiénes son?». Aunque al cabo de poco rato nos acostumbramos a ello y conti- nuamos moviéndonos hacia adelante. En realidad, nadie se molestó en interceptarnos; continuaban con sus propios asuntos tras unos segundos.

Llegamos al Palacio Real en torno a las 16h de la tarde. Había llegado el momento de decir adiós a Principesa.

Hmm, tengo que admitir que, después de estos últimos días, me he apegado bastante a ella, por lo que su marcha será muy triste para mí.

Bueno... O eso pensaba. Al parecer, nuestra separación se vería un poco retrasada. Prin- cipesa pidió que la llevaran al lugar donde solo aquellos con una [Sortija Real] podían acceder, en el Palacio Ámbar.

Honestamente, esta propuesta suya podría haber dado lugar a una gran cantidad de pro-

blemas, pero terminé siendo persuadido por todos los beneficios que podría recibir de ella.

El lugar al que escoltamos a Principesa y Caballerito estaba en el centro del Palacio Ámbar. La habitación estaba decorada en tonos ámbar y se llamaba [Sala Brillante]. Las únicas personas que podían entrar allí eran nobles, funcionarios y la familia real.

Como nuestro grupo había aparecido sin previo aviso, los criados estaban muy alarma- dos por nuestra presencia. Algunos de ellos dejaron caer lo que llevaban cuando nos vieron. Desconfiaban de nosotros, pero al ver que íbamos con Principesa, nos trataron igual que a invitados de la familia real, con respeto y cortesía.

Con toda honestidad, lo que yo quería era recibir la recompensa prometida y salir de allí lo más rápido posible, pero Principesa dijo que necesitaba prepararlo. Tendríamos que estar aquí por lo menos hasta mañana por la tarde. Obviamente nosotros no íbamos a dormir en el mismo lugar que Principesa en el Palacio Ámbar. Nos llevaron al ala desti- nada a los huéspedes.

A ver, al ofrecernos ese lujo y dado que todavía no habíamos elegido un hotel... Decidí que podríamos pasar la noche aquí.

La cena fue increíble, la habitación era excelente y el baño era muy bonito.

Amo... la... vida.

El día de hoy transcurrió sin problemas, así que dormí bien. Los resultados de la síntesis de hoy:

[Ojo de Halcón] + [Lectura del Viento] + [Ojo Efímero] = [Sensor Espacial]