Cuando el sol se asomó por el horizonte, ya habíamos llegado a Villa Mason poco des- pués de haber dejado atrás el bosque.
Bueno, al ser un ogro, para mí era normal encontrarme con una mayor tasa de aversión y resentimiento en esa villa, ya que consistía en su mayoría de humanos. Aunque con Principesa sentada en mi hombro se abstuvieron un poco. Probablemente asumieron que yo era su mascota o algo.
Principesa tenía un anillo mágico con una marca grabado que una vez me dijo que era el símbolo de la Familia Real. También era imposible que lo llevase nadie fuera de la fami- lia real. No se podía quitar una vez puesto, y proyectaba una poderosa maldición sobre los enemigos presentes en el área donde el portador era asesinado.
Gracias al anillo, podía dar órdenes a los aldeanos.
Sorprendentemente, era una villa magnífica con muchos habitantes y turistas. Todos
ellos agachaban su cabeza cuando pasábamos junto a ellos, en honor a Principesa.
Esta tradición, al parecer, se remontaba a una costumbre similar a la de los samurais a modo de respeto a sus maestros.
Fue entonces cuando, sin comerlo ni beberlo, me invitaron a casa del alcalde de la villa, donde decidí pasar la noche. El alcalde y su mujer no conseguían apaciguar su pánico por mi aspecto, por lo que me dediqué a recoger frutos y setas del Bosque Shirisuka para ofrecérselos a modo de obsequio.
Traté de hablar con ellos de modo casual mientras jugaba con Kumajirou y Kurosabu- rou. Fuera como fuese, les costó un poco, pero acabé consiguiendo erradicar la tensión y empecé a debatir con el alcalde sobre temas menores de la villa. Las conversaciones como esta son importantes para labrar una imagen pública, al fin y al cabo.
Después de un par de horas, ya estaban totalmente relajados ante mi presencia. El al- calde me invitó a permitirle que fuera mi guía hasta la cascada, que era el encanto de la villa. Siendo honesto, ese era mi plan original, así que no podía estar más contento de que me llevase allí.
No tenía prisa por ir a los baños termales, primero quería visitar la cascada. Se hallaba bajando por un pequeño sendero no muy lejos de la villa. La cascada era enorme, era como si el agua que caía de ella procediera del cielo. Nos quedamos pasmados contem- plando esa escena. La inmensa catarata de agua bajaba de una altura de casi doscientos metros. El alcalde nos contó los detalles, aunque yo estuve la mayor parte del tiempo maravillado por la increíble escena natural.
Aun así, detecté varias criaturas gigantescas y poderosas con [Sensor de Presencia], ya- ciendo dormidas dentro de la cascada, pero no acabé de interpretar su naturaleza.
Decidí que era mejor preguntarle al alcalde por lo que había visto.
Resulta que las criaturas que vi son una especie de guardianes, la clase jefe de los coc- corones. Por lo general, eran amigables si no les atacabas. También parecía haber un monstruo parecido a un dragón, pero normalmente dormía en silencio.
Pese a que me vinieron unas ganas tremendas de luchar con esos monstruos, aparté esos pensamientos de mi mente. Además, aunque utilizase todas las habilidades de que disponía, parecía bastante probable que no iba a ser capaz de vencer a esas criaturas ahora mismo.
Mientras todavía pensaba en que regresaría para enfrentarme a esas criaturas algún día, decidí zambullirme en las famosas aguas termales.
Pedí a Dhammi-chan y Kazeoni-san11 (Ventisca-san) que escoltaran a Principesa hasta las aguas termales. Así podrían eliminar cualquier amenaza, incluso si unos sicarios las rodeaban, o por lo menos aguantarían hasta que yo pudiera acortar la distancia y ayu- darlas.
Habiéndome ocupado de la seguridad de Principesa, pude disfrutar de las aguas ter- males sin cortarme. Las aguas termales de Villa Mason, justo como las que tenemos en nuestra base, tenían un agua caliente que daba gusto. Añoraba tanto mis aguas termales que decidí que me bañaría en ellas una vez acabase esta misión.
También había varios cambios y mejoras que quería hacer cuando volviese al asenta-
miento. Todavía había una infinidad de cosas que necesitaba hacer.
Salí de las aguas termales aproximadamente al cabo de una hora, y volví a casa del al- calde.
Mientras estuve fuera, Kurosaburou y Kumajirou se hicieron con una gran cantidad de kelpies, buruforus, conejos dentados y conejos cornudos. Incluso ayudaron a sacarles la sangre para que los aldeanos pudieran cocinarlos. Les elogiaré por sus esfuerzos y jugaré con ellos más tarde. Y también recibirán una buena ración de carne.
Como no había tanta cantidad de carne, le dije al alcalde que compartiera la carne con todo el pueblo para comer. Como resultado, por la noche reunimos a todo el pueblo en la sala de banquetes para celebrar una fiesta. La oscuridad pronto se desvaneció con el resplandor de las hogueras que crearon por todo el pueblo.
Los aldeanos se sentaron a comer carne con los viajeros, compartiendo y bebiendo el licor local sin pudor. Pronto todo el mundo se emocionó y comenzó a bailar y cantar.
11 Kaze significa viento en japonés. Su nombre es Oni-san.
Pelirroja, Dhammi-chan y Herrera-san decidieron animar el ambiente sacando a un hombre de la aldea a bailar. Observé como bailaban encantadas. No me pongo celoso fácilmente, pero estaba bien tener algo de celos por eso. No me molestó mucho ya que lo hicieron más a modo de agradecimiento que otra cosa.
Incluso el alcalde, con 60 años de edad, participó en la competición de beber como el que más, afirmando que se negaba a perder contra ningún jovenzuelo, especialmente cuando se trataba del licor de su propia villa. Ese licor tenía menos graduación que el vino élfico, pero estaba delicioso, cuanto menos.
Le di al alcalde una pequeña muestra de vino élfico y soltó un grito ahogado de asombro. Es que no se puede evitar; el vino élfico no es para menos. El alcalde continuó com- pitiendo contra los aldeanos más jóvenes con una gran sonrisa, dejando secos varios barriles de licor en el proceso.
Fue pasadas una dos horas del inicio del banquete cuando uno de los aldeanos más borrachos perdió el uso de la razón y se lanzó a Dhammi-chan cogiéndola del trasero descaradamente. Apenas conseguí llegar a tiempo para evitar que la enfurecida Dham- mi-chan aporrease al chaval hasta la muerte. Le curé hasta cierto punto las heridas para asegurarme de que no muriese, pero no se las sané del todo, para así castigarlo. La heri- da de su abdomen no era lo suficientemente profunda como para perforar sus órganos, pero estaba hecha con bastante fuerza.
La próxima vez que ocurra algo como esto, seguro que ella será capaz de decapitar a alguien, por lo que tenía que calmarla. Le di un abrazo para serenarla. Después de todo, es un poco vergonzoso para ella que otro hombre la toque tan bruscamente en un sitio tan sensible. Lo que más tranquila la dejaría sería matarlo, pero ahora mismo no sería inteligente permitírselo.
Le susurré al oído que no debía matar al hombre. Le dije que, si este incidente volvía a producirse, yo mismo me encargaría de hacerle añicos, pero la situación ya estaba solu- cionada por ahora.
De repente, me di cuenta de que todos los aldeanos se habían sumido en silencio desde
entonces. Pelirroja se puso una mano en la frente y se arrodilló como diciendo: Ufff.
A fin de cambiar la tensión creada en la atmósfera, saqué varios barriles de licor y de- safié a los aldeanos a un concurso de beber. El que consiguiera ganarme recibiría cuatro lingotes de plata, lo que serían 40.000 monedas de oro.
Todos los hombres vinieron de cabeza con gran seguridad en sí mismos tras oír cuál sería el premio.
La atmósfera de la villa cambió por completo al instante, con el incidente previo totalmente olvidado.
Es normal, hablar de 40.000 monedas de oro es hablar de una cantidad enorme de rique- za para una villa de este nivel. Con ese dinero, una villa de este tamaño podría sustentar la vida de cada uno de sus miembros por más de dos semanas.
Por eso todos cambiaron sus miradas. Probablemente pensaron que iban a poder vencer- me por el mero hecho de ser más en cantidad. Ya me habían visto beber con el Alcalde. Pensaban que podrían emborracharme fácilmente.
En todo momento tuve a Principesa sentada en mi hombro, callada y disfrutando de la fiesta. Pese a tenerla ahí, no solo bebí con los aldeanos, sino también con los turistas y los visitantes. Principesa les ordenó a todos que se lo pasaran bien, así como me ordenó a mí que no perdiera contra nadie. Si no me lo hubiera dicho, puede que me hubiera sobrepasado un poco.
Bueno, vayamos directos al resultado. Gané contra casi todos los hombres, contra algu- nas mujeres de la villa, y contra un par de turistas. No perdí ni un solo duelo. Quizá... me emborraché un poco. Pero no llegué a desmayarme, puesto que soy un ogro. Soy un tipo duro si me lo propongo. Aunque admito que fue excitante.
Picando algo más de comida conseguí varias habilidades nuevas:
Habilidad [Batalla Acuática] desbloqueada Habilidad [Espada de Hueso] desbloqueada Habilidad [Piel Dura] desbloqueada Habilidad [Cuerno Afilado] desbloqueada
Después de varias horas más de fiesta, las cosas empezaron a decaer un poco.
Pude dormir muy profundamente por la noche. También encontré una gran excusa para llenarme de beber alcohol por primera vez en bastante tiempo.
Las chicas también participaron en el concurso de beber, así que todos nos fuimos a la cama borrachos. Dudo que a alguien le importase...