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Chapter 97 - Día 86

Por la mañana, tenía varias cosas pendientes de arreglar. La primera era ofrecerle una oportunidad de irse a quien quisiera abandonar el grupo, con suficientes provisiones para el viaje. Tomé medidas para asegurarme de que no filtraran información si desea- ban irse a vivir de un modo más seguro.

Tras despedirme, seleccioné a 36 prisioneros de guerra que pertenecían a la nobleza humana para que volvieran a casa. No es que quedármelos fuera a darme algún cargo de consciencia, pero hoy el ejército humano iba a retirarse por completo del bosque, así que era el mejor momento. Dhammi-chan les lavó el cerebro con su [Ojo de Bruja]. Mi plan era usarlos como espías para recopilar información con respecto al Reino y el Imperio humanos.

No es que quiera oponerme a ninguno de los dos países particularmente, pero en todo caso, ahora mismo me falta mucha información sobre este mundo. Dado que mis cone- xiones con gente importante están actualmente limitadas también, aunque esta vez haya ganado, al dar estos pasos extra, podré asegurarme de no fracasar por ninguna sorpresa en el futuro.

Después de lavarles el cerebro a los nobles y soltarlos, volví a supervisar la sesión de entrenamiento especial con mis subordinados. Luego, la práctica siguió su curso.

Por la tarde, las fuerzas humanas ya se habían retirado por completo. Después de con- firmar que nuestros espías se habían infiltrado de modo seguro en las filas enemigas, contacté con Padre Elfo mediante la herramienta de comunicación.

Me dio toda la recompensa por la ejecución exitosa de nuestro contrato, y tuvimos una pequeña charla. A continuación, recibí una invitación a la [Fiesta de Sotomash], un festival celebrado por los elfos en memoria de sus amigos y familiares caídos. Lo hacían para que los muertos tuvieran la libertad de pasar a otro mundo sin remordimientos.

Esa noche, fui con un buen número de mis secuaces elfos a la ceremonia, aunque for- maran parte de mi asentamiento ahora, la verdad es que algunos de los elfos que pere- cieron podrían haber sido sus parientes cercanos. Era lo mínimo que podía hacer por ellos. Alteré su apariencia utilizando [Encubrir] para que los elfos en el pueblo no les identificaran.

Cuando llegamos yo y mis secuaces elfos, la fiesta ya había comenzado.

Ignorando el número de emociones varias, tanto de los elfos de la aldea como de mis propios secuaces, entramos y entregamos carne por el valor de decenas de vacas, nos sentaron en una larga mesa elegante. Fue allí donde Padre Elfo me recibió.

Dejé a Pelirroja al cuidado del campamento mientras yo estaba fuera. Tanto Oxidado como Hidalga vinieron conmigo, parece que querían presentar sus respetos a aquellos en cuya muerte habían participado.

Después intercambiamos saludos, mi grupo se disolvió entre la multitud y todos nos sentamos alrededor de la mesa para entablar conversación. La comida tenía una pinta fantástica, estaba ansioso por dar el primer bocado.

Justo en ese momento Doncella-san se acercó a mí y me sirvió un vino élfico de los ca- ros, el ambiente alrededor de la mesa era distendido.

Hacia el final de la fiesta, nos reunimos todos alrededor de una hoguera enorme que ha- bía en el centro del lugar. Tenía la forma de una gran bola blanca. Según Padre Elfo, sim- bolizaba los espíritus de los caídos y sus antepasados, y quemándola podían ir al cielo.

Anteriormente, discutí una vez con uno de los chamanes hobgoblin, que afirmó que al

realizar los ritos funerarios uno puede asegurarse de que los espíritus sigan adelante.

Fue un buen día. Con esto, los elfos de mis tropas no deberían tener más remordimientos.