La vertiginosa cantidad y calidad de la experiencia adquirida en la batalla de ayer nos vinieron de perlas, por eso hoy hubieron muchas evoluciones.
Hobuji-kun, el hobgoblin clérigo, se convirtió en un Aprendiz de Señor Sacro.
Ahora casi mide 170cm. Sus extremidades son un poco delgadas, pero es bastante mus- culoso. Su piel es de un blanco pálido con tatuajes negros, visibles en el dorso de sus manos. Tiene un pelo de color plateado que le llega por debajo de los hombros, y los ojos dorados.
Igual que Supesei-san, tiene una orbe incrustada en el centro de su frente con dos cuer- nos de 5cm a cada lado.
Por su categoría, parece ser que, al igual que Supesei-san, es un rango inferior a la ca- tegoría de los Señores. Se ve que su raza destaca en protección y curación. A modo de experimento, hicimos que probara de curarle las heridas a un esclavo. El índice de cura- ción estuvo a leguas por encima de lo que había sido antes de la evolución.
Ahora también tenía una habilidad innata para cubrirse con un campo de luz. Traté de golpearlo con mi fuerza normal, sin activar habilidades. Y consiguió aguantar bien 20 de mis golpes. Hmm, no está mal, es una defensa bastante resistente, tengo que admitir que es un poco frustrante.
De todos modos, decidimos llamarlo Seji-kun a partir de ahora, en vez de Hobuji-kun. La siguiente evolución fue de Hobufu-san, que era una hobgoblin maga. Se convirtió en
ghoul. Reconozco que probé la carne podrida que generó, y estaba francamente buena.
Debo decir que me sorprendió un poco.
Pese a que el cuerpo de un ghoul está casi todo podrido, ella tenía un tatuaje negro sobre la pálida tez de su cara y el pelo negro. Su cara tenía un aspecto tan humano a primera vista que no parecía que fuera una ghoul. Igualmente, emanaba una fuerte atmósfera de peligro a su alrededor.
Últimamente, Ogakichi-kun y yo estábamos satisfechos con las rápidas evoluciones de las tropas. Aunque viendo los avances de esta vez, de algún forma me puso los pelos de punta, no sabría cómo explicarlo.
A Hobufu-chan decidimos cambiarle el nombre a Gulufu-chan. Además, puede contro- lar su carne podrida hasta cierto punto, para no convertirse en un montón de carne, así nos quitamos un peso de encima.
Hobume-chan se convirtió en una Dodomeki con el cuerpo lleno de tatuajes. Mide como
160cm y tiene un cuerpo femenino. Tiene una larga melena negra que le llega justo por encima de la cintura, y es bastante agradable de ver si soy completamente honesto. Le di ropa nueva porque la que llevaba antes no le bueno ya no le quedaba bien. Le di un conjunto blanco parecido a un kimono.
Oh, por cierto, su kimono blanco tenía un encantamiento como el de la [Bio-Espada]
pero era [Bio-Armadura].
Al parecer, su raza aguanta una amplia variedad de brujería a cambio de poseer una for- ma física bastante débil. Pero todo a lo que puede aspirar con su raza tiene que ganárselo con la experiencia y el entrenamiento.
No estaba para nada mal, una amplia variedad de diferentes clases conmigo dominando el frente y las tácticas de guerra, estaba francamente bien.
Con respecto a su nombre, decidí cambiárselo de Hobume-chan a Dodome-chan.
Al mismo tiempo, 5 goblins, incluído uno que era de la antigua unidad de esclavos que liberamos, evolucionaron a hobgoblins.
Del resto de hobgoblins, evolucionaron otros 7, la mayoría de ellos no vale la pena men- cionarlos, pero 2 de ellos se convirtieron en ogros magos. Todos crecieron en altura y eran aparentemente fuertes. Tenían grandes cuerpos musculosos, con tatuajes negros, y medían casi lo mismo que yo. Reían a todo pulmón, por lo que parecían encajar perfec- tamente para el campo de batalla.
Les dimos a cada uno un juego de armas de fuego y ropa de camuflaje. La primera im- presión que daban no dejaba indiferente.
Fueron renombrados respectivamente.
En cuanto a los kobolds, 6 kobolds comunes se volvieron kobolds soldados, el líder que ya era un kobold soldado, se convirtió en un kobold samurai.
Iba equipado con un kimono y unos guantes rojos con toques negros. Su apariencia era la de un hombre casi cuarentón. Tenía una espada en la cintura, orejas de perro y cola.
Parece que cuanto más evolucionan los kobolds, más humanos parecen. Uh, el líder ko- bold me recuerda al tío viejo de un anime, ¡es terrible!
Bueno... dejemos a un lado las apariencias.
Su nombre será simplemente Samurai para mí. Al parecer es capaz de atraer el [Maná] de este mundo hasta cierto punto, y su presencia es mucho más profunda de lo que era antes.
Según él, Samurai usaba su [Maná] para la técnica [Noriyuki Tsuji Akikazenotsuji].
Por cierto, si les preguntara por su [Maná] a los otros, me verían como un loco. Por lo general, según lo que he podido recopilar, el [Maná] es una forma de energía que se re- coge dentro del cuerpo o en armas mágicas para ejecutar ciertas habilidades o ataques.
Eso me molestaba un poco, pero supongo que simplemente lo había estado haciendo de manera inconsciente, así que no me preocupaba mucho.
Después de ocuparme de las evoluciones de mis tropas principales, los mandé a todos a celebrarlo con los botines de guerra.
Por mi parte, sentí que era hora de tener una charla con los miembros supervivientes de la unidad de esclavos. Más de la mitad de ellos decidió volver a sus pueblos natales, pero no solicitaron ningún tipo de especies por transporte. Los vi partir con un poco de comida y eso fue todo.
Después de despedirme de ellos, me quedé completando varias tareas como despejar más espacio en la cueva para habitáculos y expandir la zona de entrenamiento trase- ra. Ayudé a supervisar cómo repartían la comida y otorgué al equipo de cocineros los utensilios de cocina que saqueamos del ejército humano en varias emboscadas. Ahora mismo, nadie recibe un salario, pero supongo que si crecemos lo suficiente, algunos miembros lo pedirán en un futuro.
Pensándolo mejor, decidí que darles un salario serviría para convencer a algunos de la unidad de esclavos de que se quedaran y participaran en mi grupo mercenario «Para- bellum». Algunos de ellos no tenían un hogar a donde ir y otros habían nacido siendo esclavos, así que unirse parecía ser su mejor opción para empezar. Una percepción por horas saldría demasiado cara, pero seguro que puedo encontrar alguna manera de com- pensarles, como pagos y porcentajes de los botines de guerra durante las misiones. De este modo sería mucho menos perjudicial para todos los otros bienes a los que tengo acceso. No negaré mi avaricia en esta observación.
Aproximadamente 50 personas decidieron unirse:
3 señores
5 aprendices
4 dragonoides
6 predragonoides
10 ogros
1 trol
5 hombres lagarto
5 enanos
1 dullahan
3 hombres mono
1 dhampiro
3 gorros rojos (gnomos asesinos)
2 hombres tigre
1 centauro
Aun con las nuevas incorporaciones, sigo creyendo que la raza más fuerte presente entre nosotros es el grupo de hobgoblins, por razones de estabilidad. Los señores y los dragonoides tienen un grado ciertamente similar de poder.
No resulta un problema ya que todos se unieron por separado sin lazos entre ellos. Pero el hecho es que a mí solo me costaría sofocar un motín si se diera el caso. Más o menos, la razón por la que soy el líder es porque soy el miembro más fuerte del grupo. Por aho- ra, esa sigue siendo la situación, pero en el futuro necesitaré asegurarme de que lo sigo siendo o me arriesgaría a perder el control del grupo entero.
En la práctica, los gorros rojos, los hombres lagarto, el centauro, los enanos y los seño- res conseguían ganar contra los hobgoblins de rango inferior, pero la lucha se igualaba contra sus compañeros de rango superior. El propósito de esto era desarrollar un mejor sentido de unión con los nuevos, el peor de los casos sería que empezaran a formarse divisiones internas. Por eso quería tomar las máximas precauciones posibles para evitar tal desenlace.
Pasé un rato entrenando con algunos de los miembros nuevos. Aunque, desde mi punto de vista, podría haber aprovechado mejor el tiempo en otro lado. Todavía tengo que asegurarme de que los hobgoblins juegan un rol esencial en el futuro del grupo, pero por ahora lo más prioritario es aclimatar al nuevo grupo de luchadores. En la jerarquía de mis tropas, los goblins ocupan actualmente el lugar más bajo y son tratados como soldados aprendices hasta que consiguen evolucionar.
Luego, lidié con las quejas del antiguo grupo de esclavos. Obviamente les cedí una par- te de mi tiempo, pero resultó ser un proceso bochornoso. Se volvió una escena de Yo quiero ser el líder y Yo quiero una posición más alta. Esto mayoritariamente se dio por parte de los señores y los dragonoides, pero los aprendices de señor y los predrago- noides también se contrariaron al cabo del rato. Al final, el número de miembros de la antigua unidad de esclavos se quedó en catorce. Tras algunos episodios menores y un poco de diplomacia, el clamor por el cambio y el número de advenedizos fue tratado.
Con respecto a los hombres tigres y el dullahan, ellos compartían un sentimiento similar de Sería una deshonrra no agradecerle con amabilidad que nos haya liberado. Parece que esta gente tiene una mentalidad guerrera. Prefiero este tipo de actitud, es más fácil tratar con un soldado profesional que con un lobo solitario. Después de haberme en- contrado con el otro grupo donde cada uno quería más poder para él mismo, agradecí el cambio. Entrenar con ellos iba a ser de largo más fácil que hacerlo con los otros.
Decidí hacer que los líderes de grupo superiores se batan en combate para demostrarles la fuerza que requiere ser el líder de «Parabellum». Primero, empezamos con el encuen- tro entre un señor y dos aprendices contra Oxidado. La razón por la que escogí a Oxi- dado fue que él ya había demostrado ser muy resistente a daños por quemadura. Estos señores (y aprendices de señor) poseían [Ráfaga de Señor Eólico] e [Inferno de Señor Ígneo], los cuales podían lanzar grandes cantidades de daño de alto nivel. Unos buenos contrincantes para Oxidado. Tuve tentaciones de enfrentar a los catorce del grupo que reclamaba mejores posiciones contra Oxidado todos a la vez, pero me lo pensé mejor. Con esos tres debería ser suficiente.
La lucha fue entretenida, Oxidado acabó saliendo victorioso. Eso, más o menos, puso fin a las quejas y las peticiones de los nuevos por ahora. Puede que escuche de vez en cuando a un par de ellos, pero no deberían de suponer muchos problemas.
Justo entonces, los señores de repente me lanzaron una [Ráfaga de Señor Eólico] y dos [Infernos de Señor Ígneo]. A ver, esta vez no los maté, pero como castigo les acorté la vida con mis habilidades curativas. Al final, su naturaleza rebelde quedó más o menos suprimida.
Bien, es preferible que me quite de encima cuantas más tendencias rebeldes posibles sin padecer bajas.
Habiendo acabado de lidiar con los señores y los aprendices, me golpearon con una habilidad por detrás. No me preocupé mucho por ello, dadas mis habilidades curativas. Cuando me di la vuelta, vi que esta vez habían sido los dragonoides. En un instante, me atacaron con [Golpe de Dragón Eléctrico]. Moviéndose a la velocidad de la luz y cubier- tos por un velo de relámpagos, cada uno de ellos me lanzó su ataque con un inmediato [Aliento de Rayos y Truenos]. He de decir que sabían cómo propinar un golpe. Pero an- tes de eso, con la suficiente antelación, yo ya había activado mis numerosas resistencias y estaba preparado para recibir cualquier ataque elemental que me viniera. Tras parar sus ataques más poderosos, parecían un poco cansados pero todavía estaban prepara- dos para luchar. Empecé mi contraataque, y en una fracción del tiempo que tardaron en asaltarme, los reduje a todos en el suelo. Todo se manchó de salpicaduras y sangre, con todos ellos inconscientes.
Mientras los trataba para asegurarme de no matarlos, noté una sensación dolorosa en el cuello. Al parecer, la nueva dhampiro se me había colgado del cuello e intentaba succionar mi esencia. Usando mi [Metamorfosis], evité que me hiciera daño. Con un simple movimiento usando [Gran Golpe] y [Gran Abanicada], la envié volando contra una pared. El golpe fue una respuesta intuitiva, seguramente habría matado más de la mitad de mis tropas e incluso podría haber puesto en apuros a Oxidado. Entonces me di la vuelta, había dejado un cráter en la pared y estaba incrustada en su interior. Sus brazos parecían de plastilina, y había sangre por todos lados. Al sacarla de allí, curé sus huesos rotos, que estaban destrozados desde su columna hasta su cráneo. Por suerte, por ser una dhampiresa, su vitalidad es irreal. Después de eso, le mordí el cuello usando mis propias habilidades vampíricas, y compartí un poco de mi sangre con ella. Dado que mi sangre es un elixir poderoso, se recuperó plenamente casi al instante. Me miró como un cachorro perdido, sin pensarlo, le toqué su cabeza con mi mano, y ella se puso roja. Con eso, salió corriendo despavorida.
Por enésima vez, sentí como me apuñalaban por la espalda; el causante fue el último dra- gonoide que había estado esperando su oportunidad y me había apuñalado en el cuello. Con todas mis habilidades de defensa activadas, apenas traspasó la superfície. Doble mi brazo por detrás cogiéndole del cuello en un momento. Suplicando por su vida, señaló hacia el hombre mono alegando que él les había convencido a todos de que me atacaran para subyugarme. Sin un solo segundo para procesar la información, me encontré a mí mismo volando por los aires. El culpable había sido el hombre mono que se había aba- lanzado sobre mí a gran velocidad y me había placado. Volé medio segundo y colisioné contra una pared de piedra que estaba casi a 50 metros. Mientras yo me ponía de pie, el hombre mono se golpeaba el pecho como un idiota. Acorté la distancia en 01 segundo y le clavé mi rodilla en su abdomen. Su vitalidad drenó por sus ojos y cayó al suelo. Con una gota de mi sangre, evité que muriera. Pero a ese tipo lo dejé sufrir un rato.
No hace falta decir que, por ahora, he puesto collares de esclavo a los nuevos que me habían atacado. Más allá de eso, el entrenamiento fue como de costumbre, todos con niveles decentes. La dificultad del entrenamiento ha aumentado por el incremento de niveles de los luchadores.
Por la tarde, escolté a los cinco enanos hasta la herrería para que fueran nuestros herre- ros. Pese a que cada uno de ellos había demostrado ser un gran soldado en el frente, es imposible ignorar la genialidad de tener cinco enanos herreros. Los puse bajo el cargo de Herrera-san e hice que empezaran a trabajar de inmediato. Son un poco tozudos y su primer trabajo fue bastante flojo. Seguramente van a tardar un tiempo en acostumbrarse al entorno. Pero en el futuro podrían incluso empezar a producir mithril y armas mági- cas siguiendo sus runas, así que por ahora están bien.
Estuve un rato supervisando la sesión de entrenamiento con Ogakichi-kun. Al parecer, los nuevos todavía se quejan constantemente. Entrenando tutelados por un yonki de las peleas como Ogakichi-kun, cada uno de los nuevos luchó en parejas contra mis esque- letos negros caballero.
Después de las trifulcas iniciales, hice una pausa y cambié a los equipos inferiores por grupos de diez para enfrentarse a mis esqueletos. Al haber algunos heridos graves, para evitar futuros accidentes, los puse en equipos más grandes para que como mínimo aprendieran a coordinarse.
Como ya estaba todo arreglado, decidí usar algo que tenía ganas de probar. Una habili- dad llamada [Síntesis]. Hacía bastante tiempo que quería probarla, pero simplemente no había encontrado el momento. Cogí las orbes de ogro y las esferas que antes confisqué a los señores y los dragonoides después de poner a cada uno en su lugar.
Ambos objetos son artículos raros con un valor substancial considerable. Me arrodillé y usé [Síntesis].
El resultado fue un éxito, conseguí fusionar la orbe con la [Ráfaga de Señor Eólico]. Usé esta habilidad en algunas piezas de mi equipación y otros artículos. Por ahora no hace gran cosa, pero quién sabe, puede que experimentar me reporte beneficios.
Por ahora, lo dejaré así.