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Chapter 39 - Día 36

De mis cinco subordinados goblin más allegados, tres se transformaron en hobgoblins. Les di un regalo de felicitación. Puesto que recién se habían convertido en hobgoblins, les dije que se acostumbraran a sus cuerpos. Desconvoqué la práctica matutina porque mi compañero de entrenamiento casi muere.

Vaya, eso ha estado cerca.

Aunque contuviera mi fuerza a lo más mínimo posible, un simple golpe ligero podía matar a un goblin. Más bien, los mataba a no ser que les administrase un tratamien- to inmediato. Incluso Gobukichi-kun, armado hasta los dientes, también salió bastante malparado. Su armadura no pudo parar mi fuerza y se rompió. Incluso dejé marcado mi puño en su escudo de torre hecho de metal negro. Por eso detuve la sesión de combates.

Preparé la siguiente sesión para que se hicieran falsos combates de uno contra uno, donde el ganador podría dar una orden al perdedor como penalización.

Por la tarde, continué fabricando la armadura que había empezado ayer.

Vi que Gobukichi-kun estaba a punto de salir de casa con una expresión de extrema preocupación. Pensé que era peligroso que fuera solo y por eso lo acompañe. Esta ma- ñana, mis subordinados goblins hicieron de apoyo a los goblins, y jugaron un rol más de soporte.

Gobumi-chan y Hobusato-san son dos mujeres con estilos de lucha similares, y habían empezado a llevarse bien, así que les puse a cargo de cuatro goblins subordinados y las mandé de cacería.

Hobusei-san se quedó sentada a mi lado mientras yo me fabricaba la armadura. Le dije que me devolviera el libro cuando lo acabara pero me ignoró.

Gobue-chan hoy fue a minear piedras espirituales otra vez. Cuándo encontró un lugar con muchas piedras espirituales, se puso muy contenta. Su rapidez al picar aumentó.

Pelirroja empezó entrenando con espadas de madera junto con los goblins que queda- ban. Su seriedad en entrenamiento realza va la la actitud competitiva de los otros goblin puesto que no querían perder, eso hizo que los otros goblins empezarán a parecerse más a los goblins de mi generación. Realmente es una chica fuerte.

En lo que tomaba un descanso de la fabricación de mi armadura, decidí visitar a las chicas. Primero fui a ver a Herrera-san para comprobar cómo iba con los cuchillos que estaba forjando con piedras espirituales, me alegraba lo interesante que eran las habi- lidades que tenían. También enseñé las hermanas cómo cocinar platos simples. Luego estuve compartiendo ideas con Alquimista-san para nuevas posiciones.

Hacía mucho tiempo que no había tenido un día calmado como este.