PERSPECTIVA: Tercera Persona
Con escasa iluminación, la habitación era espacio y albergaba numerosas celdas en su interior, cada una con varios presos en su interior, algunos terminaron allí por pertenecer a la facción rebelde y otros simplemente por la mala suerte de haber llegado al lugar equivocado. Uno de los presos destacaba del resto, en su frente albergaba un punto purpura.
—Ya es hora…
Un joven moreno de corta cabellera negra, se veía algo endeble, aunque aquello era producto del extenso encierro, su altura de 175 cm y juvenil apariencia resaltaban sus 22 años de edad. Vestía como la mayoría de los presos, harapos sucios y viejos, se mantenía sentado todo el tiempo, cuando finalmente pronuncia palabra alguna se puso de pie.
—Solo habrá una oportunidad, ¿estás seguro de que quieres hacerlo ahora?.
Un hombre de mayor edad a su lado le pregunto, su rostro denotaba tanta seriedad como nervios, el joven del punto purpura cierra sus ojos y suspira, reflexionando sobre la interrogante del mayor.
—Esos ruidos que se escucharon fuera, en el pasillo -El joven hablo —Algo ha ocurrido, tengo la certeza… no, creo que existe la posibilidad de que ahora es el momento.
—Si te atrapan, ya no habrá una segunda oportunidad.
—Lo sé, pero es lo mejor que tengo, ahora que no puedo usar mi magia.
El muchacho del punto purpura mira el tobillo de su pierna izquierda, un aro plateado con evidente aspecto de grillete estaba adherido a su extremidad inferior, uno que causaba la incapacidad de manifestar el mana y, por ende, incapaz de utilizar la magia.
—Es hora, puedo sentirlo y me juego la libertad de todos… y mi vida.
—Muy bien, ya te has decidido, entonces…
El hombre mayor se arranca el dedo índice de su mano derecha, revelando en su interior, una cuchilla bastante fina que le daba la forma o parentesco a una ganzúa. Se revela que dicha mano no era real, sino una muy perfecta imitación y realista de una, hecho de madera.
—Solo guardo una en esta "mano" -Aclaro el hombre —El Muhaqdad no noto mi mano falsa, solo por ello tenemos esta oportunidad, pero no habrá otra, el fracaso no nos dará otra oportunidad.
—No derrochare sus esperanzas puestos en mí -El joven toma la cuchilla fina.
Con tal herramienta comienza a manipular la puerta como lo haría una ganzúa, sus manos se mueven con maestría, tenía experiencia en lo que hacía, la cerradura de la celda pronto cede a sus habilidades y se abre, pero el artilugio con el que consigue abrirlo se rompe en el proceso. El joven sale, pero el resto de los que estaban aun adentro, permanecen en la celda por voluntad propia.
—Solo uno de nosotros debe ir, que más de uno salga solo llamara la atención, confiamos en ti, Berat.
El joven del punto purpura revelado como Berat, los mira a los ojos y asiente, valorando su confianza y encaminándose por la puerta, pasos cuidadosos son llevados a cabo por el joven, ya que el sigilo era primordial en su deber. Miro todas las celdas llenas de la habitación, luego noto que una era una celda muy pequeña y albergaba únicamente a un individuo.
—"Esa persona…"
Aquella persona era una mujer en sus 20, de una estatura promedio de 180 centímetros, piel morena, cabello castaño con una cola de caballo, a diferencia del resto, no llevaba aquellos harapos, sino una gruesa túnica marrón con blanco el cual estaba sucio. En su cuello tenía puesto una especie de brazalete metálico dorado, se encontraba profundamente dormida dentro de su celda.
—"Recuerdo que la trajeron hace solo unos días, no dejaba de gritar, de pronunciar ese nombre, Rozuel Drayt".
Aquella mujer le dio una impresión extraña, pero volvió al punto que le concernía, se encamino a la puerta, abriéndola discretamente llego al pasillo y lo primero que atestiguo fueron los numerosos cuerpos de Afligidos que estaban esparcidos allí.
—"¿Qué son… que son estos monstruos?" -El muchacho delataba cierto miedo en sus interrogantes —"Están inmóvil, sobre su propia sangre, están muertos, ¿pero que los mato?".
Tales monstruosidades, Berat conocía al responsable de crearlos, aquel que no temía sino se complacía en experimentar con seres humanos, Alnayits.
—"Estos horrores inhumanos, sin duda son obra de ese maldito Muhaqdad".
Se sentía impotente al ver que era incapaz de evitarlo, él era testigo a diario de como los presos son llevados y nunca vueltos a ver, ahora tenía una idea de lo que fue de aquellos que no regresaron. Pero que estén muertos, era extraño, el Muhaqdad no asesinaría a sus propias creaciones, pensó entonces que era producto de alguien más.
—"¿Hay alguien más rondando libre acaso?".
Miro por el pasillo de la mazmorra y no tardo en descubrir una puerta abierta, aquella puerta en su interior daba con otra habitación para albergar prisioneros, su intuición le llevo a pensar que alguien debió salir de allí y enfrento aquellas monstruosidades.
—"Lo sabía, esos ruidos, alguien más está huyendo también, y no le va mal por lo que parece" -Tuvo aquella certeza al ver aquellas abominaciones carentes de vida.
El recuerda cuando fue traído, estaba consciente y siendo arrastrado por dos hombres que cubrían su rostro con un turbante grueso, le hicieron bajar por unas escaleras y cruzar una puerta doble azul.
—"Esta abierta, no hay duda, hay alguien más intentando escapar".
El joven no tardo en pensárselo demasiado y también subió aquellos escalones para terminar llegando a aquella sala con pinta de biblioteca.
—"Se encuentra allí, lo recuerdo" -Miro la puerta verde.
La sala albergaba 3 puertas, una azul, una verde y una amarilla, la primera es por la que llego, la amarilla conduce a la salida y la verde, aquella era de su interés, hasta que pronto, noto algo más. Una estantería removida, echaba al suelo que dejaba al descubierto una pared solamente, con interés se preguntó la razón del porque aquel mueble se encontraba allí, sus ojos fijaron con toda atención en la "normal" pared.
Desconocía el porqué, pero esa "pared" le llamo tanto la atención que, sin saberlo, empezó a caminar lentamente hasta estar a solo centímetros de esta, cuando su mano la toco pudo descubrir entonces que aquello era falso.
—¿Una pared ilusoria?... -Dijo sorprendido.
No le faltaba pensar demasiado para entender porque la existencia de algo así se encontraba en la propia guarida del Muhaqdad, las circunstancias directas serian para ocultar algo.
—"No, ya tengo una prioridad que cumplir" -Se dijo a si mismo el hombre.
Ignoro la pared ilusoria para volver a centrarse en la puerta de color verde, Alnayits quien observaba todo desde afuera de "La Apostata", miro con regocijo y satisfacción la situación, porque ya había previsto dicho escenario.
—Oh, con que ese mocoso de Berat finalmente ha decidido "escapar" -El Muhaqdad se ríe levemente —Tonto, ¿en serio cree que no me di cuenta de la mano falsa de uno de los prisioneros?, solo lo deje pasar para tener algo de entretenimiento más adelante, y claro… una "justificación" para castigarlos, jejeje... -El investigador suspira —Que lastima mocoso, se cuáles son tus verdaderas intenciones, apenas entres allí puedes considerar poner un pie en lo que será tu tumba.
El joven del punto purpura abre la puerta de verde, encontrándose adentro con un sitio extenso lleno de equipamientos dignos de un laboratorio, desde materiales para la alquimia, una forja rúnica y una mesa lo suficiente espacio para colocar a una persona adulta en esta e inmovilizar sus extremidades tanto superes e inferiores con grilletes.
De aquel salón resaltaba cierta oscuridad, pero no faltaban luces mágicas en cristales de mana situados en la pared para brindar la iluminación necesaria, numerosas plantas y partes de monstruos eran los ingredientes alquímicos guardados ordenadamente sobre estantes. La forja rúnica era acompañada en su cercenaría por lingotes de varios tipos de metales, desde hierro, cobre, plata y algo de acero, como también algunos cristales de mana, obligatorios para la utilización de dicha forja mágica.
Pero lo más tétrico era la mesa de fondo, su tamaño comparable para situar un hombre adulto allí, los numerosos grilletes para brazos y piernas, las secas manchas de sangre que aún persisten en esta. Desde el fondo sintió un oscuro pavor, en su mente imagino gritos y miedo, dolor y lágrimas, sangre y muerte, ¿cuántos fueron puesto en esa mesa?.
—"¿Podría ser que ella también haya…?"
Su pregunta queda inconclusa, cuando sus ojos avistan en la cercanía una puerta fortificada cerrada a solo escasos metros, un notable acero recubría dicha estructura con más de una capa. No tenía una manija la cual utilizar, solo una cerradura para una llave específica, pero aquella "llave" dictada de ser una normal, pues la cerradura tenía un tamaño exagerado.
—"Una llave, pero por la cerradura… ¿una llave gigante?, por el aspecto y tamaño de la cerradura, la llave debe tener casi el tamaño de una espada" -Pensó Berat y deduciendo la forma de dicha llave.
Un gruñido tétrico resuena en sus oídos, no era su imaginación, realmente había escuchado a "algo" gruñéndole como una fiera salvaje, miro a su alrededor, pero no había nadie. Pronto pisadas son las siguiente en resonar en sus cavidades auditivas.
—"Esas pisadas… no hay forma de que alguien de una audición normal pudiera oírla, son pasos sigilosos de alguien adiestrado o con vasta experiencia en el acecho y sigilo" -Concluyo el muchacho del punto purpura —"Son suaves, difíciles de captar, apenas puedo oírlas, pero están allí…"
El joven Qusatjiat como el resto de su etnia, tenía un cierto dominio de la magia, pero ahora era incapaz de hacer uso de sus poderes mágicos como tal debido al aro plateado de su pierna izquierda. Pero él, siempre conto con una cualidad ajena a su magia, era propio de sus sentidos, pues gozaba de una audición natural mucho más desarrollada de las personas ordinarias, una lo suficiente para oír el acecho de una criatura sigilosa.
—"¡Ahí viene!"
A la vez que se alerta a sí mismo en sus pensamientos, evade lo que parece un ataque sorpresa por su costado izquierdo, retrocediendo lo bastante y cerca de la puerta verde, mira a su agresor solo para quedar estupefacto del horror al ver que era. Su cuerpo era humanoide, de una piel verdosa con escamas, de unos ojos saltones como camaleón, su cabeza era la de un Gnoll (hombre hiena), piernas y brazos felinas de garras tan afiladas como dagas y su toque especial, un aguijón de escorpión.
—"¡Un monstruo!, ¿��una creación de ese desquiciado Muhaqdad!? -Se pregunto con cierto grado de miedo el joven del punto purpura.
La criatura le miraba con sumo interés con sus saltones ojos, su lengua al abrir su mandíbula era como el de una serpiente, una baba verde sospechosa caía de su boca y emitía un calor humeante del mismo color que su propia saliva. Las mejillas del monstruo se inflan y escupe un proyectil de dicha saliva hacia el joven Qusatjiat.
El muchacho consigue esquivarlo, siendo rosado apenas en su hombro derecho, observa como el simple contacto con aquella saliva había quemado un poco el harapo que vestía, para su fortuna, su piel no parece haber tenido contacto con tal sustancia.
—"Si me toca con esa baba moriré, no solo debe tener un efecto acido… ¡sino venenoso también!" -Sospecho él —"No puedo luchar contra esta cosa en mi condición actual…"
Berat miraba aquella puerta fortificada, al ver que aquel monstruo le impedía acercarse a esta, se llenó de gran frustración, el objetivo de su escape era aquello que aguardaba en su interior. Pero sin esperarlo, aquel sitio era custodiada por una creación de Alnayits, tal horror viviente era una amenaza para el joven, pues no portaba nada a su favor para ayudarle a hacer frente a tal monstruosidad.
—"Si tan solo… ¡SI TAN SOLO PUDIERA LUCHAR!" -Miro a ese aro plateado de su tobillo con intenso odio, aquel que anulaba su magia.
Tan solo quedaba la opción de la retirada, volvió a mirar aquella puerta fortificada y con sentimientos de decepción hacia sí mismo, se disculpó.
—"Perdóname… le estoy fallando a todos, ¡pero no me rendiré!, hallare… ¡hallare una forma de sacarte de allí!, ¡juro con mi vida que te sacare de allí mi Dalhani!" -Aseguro el joven Qusatjiat.
Se encamino entonces hacia la puerta verde y en ese preciso momento, la criatura le ataca con su aguijón, el muchacho consigue atravesar la puerta y cerrarla, pronto se hace a un lado y observa impactado, como la puerta es atravesada por el aguijón del monstruo. Agita su cola lanzando la puerta hacia una estantería llena de la biblioteca, la monstruosidad ruge y sus pasos se encaminan hacia la dirección en donde estaba Berat.
—"¡Se acerca!, ¡tengo que buscar un sitio al cual esconderme!"
Miro a todas partes, estaba la puerta azul que llevaba a la mazmorra, pero no podía tomar dicha dirección, allí se encontraban otros presos, la criatura podría herirlos accidentalmente y matarle. Luego estaba la puerta amarilla, tenía en mente que dicha puerta fuera su siguiente dirección, hasta que luego volvió a verla, aquella pared ilusoria con la estantería derribada en el suelo.
—"Si me encamino por la puerta amarilla, la criatura lo notara enseguida, ¿pero podría descubrir la ilusión en esa puerta?" -Pensó él.
El muchacho no lo piensa demasiado, corre hacia la pared ilusoria y se adentra en un instante hacia su interior, la criatura entonces llega a la biblioteca, mirando a su alrededor y buscándole. Pero al no tener un encuentro visual con su presa, recurre entonces a utilizar el sentido olfativo de su cabeza de Gnoll.
La criatura olfatea en el suelo la última posición en donde se encontraba parado Berat, su aroma fue enseguida captado con gran cantidad, un camino de ese olor se formaba en la consciencia del monstruo. Aquel camino le enseñaba la dirección por la que el muchacho se fue, misma que daba con la pared ilusoria.
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Unos minutos antes…
Una Lupian sale del agujero de la puerta de gran grosor que el mismo Rozuel abrió para entrar hacia el salón en donde yacía el descubrimiento de los restos de un auténtico VCI. Pero disimulando, la semihumana finge haber escuchado algo con la excusa para salir allí, dejando a Rozuel y Crok a solas.
—"Supongo que no hablarían con normalidad cosas de Trotamundos conmigo allí adentro" -Pensó la Lupian suspirando con cierta decepción.
Ella aún no había olvidado lo que escucho la última vez, una charla escondido entre Rozuel y Crok en la fortaleza Hasr, una que revela la naturaleza tanto de su compañero como del hombre amazona. Ambos proveían de otro mundo, del cual murieron y reencarnaron por consiguiente en Avalia, a la loba en el fondo le emocionaba saber que su compañero era un Trotamundos, pero le entristecía en parte no poder compartir tal saber cara a cara con él.
—"No puedo culparlos de ocultar su condición como Trotamundos" -Pensó la semihumana suspirando con cierto animo decaído.
Pronto sus sentidos entran en alerta con sus orejas erguidas, su mirada de frente le permite avistar el ingreso de alguien desconocido al lugar, este individuo había traspasado la pared ilusoria y llegado a su ubicación, la Lupian no tardo en apuntarle con la Beretta 92. Frente suyo, se le apareció un joven moreno de corta cabellera negra y punto purpura, este miro a la semihumana con cierto temor y trato de hablarle para declararle que no era una amenaza.
—¡Espera, no soy tu enemigo!.
No sabia lo que era aquello que la semihumana sostenía en sus manos, pero que le estuviera apuntando con dicho objeto enigmático, le recordaba en parte a las ballestas y fue tu intuición creer que podría ser un arma. Berat sabia que ella era una semihumana ajena a su reino, un ghrayb y lamentablemente, por ende, sabia que sus palabras no podían llegar a ella, dado a la barrera de idiomas.
Pronto el joven oye como alguien más ingresa por la pared ilusoria, supo quien era y no tardo en hacerse a un lado, la criatura había saltado con intenciones de aterrizar con sus garras encima suyo. No solo fallo en el proceso de apuñalarle por su retaguardia, la monstruosidad pronto recibe un disparo de la Lupian, reventando uno de sus ojos saltones, el ser ruge emitiendo un chirrido de dolor.
—"¡Increíble…!" -El muchacho queda anonado ante el daño severo que el monstruo había recibido de tal extraña arma de la semihumana, cuyo poder era de considerar.
La Lupian ignoro por completo al muchacho del punto purpura, centrando toda su atención en el monstruo, este inmediatamente no tarda en responderle ante su acto de agresión. Extiende su aguijón de escorpión, apuntando al corazón de la loba, pero sus ágil destreza y sentidos desarrollados le garantizaron una exitosa evasión.
La Lupian rodo evitando el aguijonazo, y en pleno movimiento apunto y disparo dos veces dando en la cola ponzoñosa del monstruo y cortándosela en el proceso, sangre viscosa de color verde brota de la herida y la monstruosidad chilla de agonía.
—¡Oímos disparos!, ¿¡Riha estas bien!?.
—¡Contacto!.
Sus compañeros llegan al lugar tras oír el primer disparo, el hombre amazona apunta con su M16 a la aborrecible criatura, quien recibe otro disparo de la Beretta de la Lupian, impactando justo en la frente. La criatura tambalea y cae al suelo boca abajo, yaciendo su rostro de Gnoll en un charco de su propia sangre. Crok se acerca lentamente a la monstruosidad, con su arma en alto, comprobando que estuviese muerto.
—Amenaza abatida -Confirmo el hombre amazona.
—Un asunto menos, ahora… ¿quién eres tú? -Rozuel dirigió aquellas palabras al joven del punto purpura.
—Yo…
Berat estaba por haberle y revelarle su identidad, pero al ver a los dos humanos recién llegados, noto sus rasgos y se dio cuenta también, que como la semihumana, los dos eran ghrayb, comprendo que era inútil tratar de entablar el diálogo con ellos. Pero también se dio cuenta de algo más, ese chico que le pregunto quien era, pudo entenderle, ¡porque en su consciencia él hablo en su idioma!.
Rozuel llevaba el anillo de plata con el cristal turquesa incrustado, era el artefacto mágico que le permitía traducir y hablar solo el idioma del reino de Quíatar, el esper viendo el punto purpura del muchacho, no tardo en relacionarle con ciertos aliados conocidos. Berat estaba por hablarle primero, pero Roz se le adelanto.
—Tú… ¿eres un Qusatjiat? -Le pregunto el esper.
—¿Conoces a mi gente?.
—Amira y Adil, ¿te suenan esos nombres?.
—¿Quién… quién eres tú?.
Que tales nombres salieran de un ghrayb que podía hablar y entender su idioma, más que reconfortante, le parecía sospechoso, pronto Roz se presento y revelo ser un aliado tanto de la propietaria del "Corazón del Oasis" y el líder de los rebeldes que luchan contra el Azim Alnabil, Muer Afigad. Pero fue oír su nombre, lo que le hizo reaccionar positivamente en su imagen.
—¡Eres tú!, el nombre que tanto ha pronunciado esa mujer… -Dice Berat.
—¿Mujer? -Replica Rozuel con duda.
—¡Mi nombre es Berat!, también formo parte de los rebeldes que luchan para derrocar a Muer Afigad.
Berat explico que tanto él como otros guerreros de la facción rebeldes, habían sido capturados, tal hecho sucedió hace más de un mes, desconoce cuánto tiempo lleve encerrado, pero nunca ha vuelto a ver a uno de sus compañeros. Relata también la presencia de otros prisioneros, eran ajenos a los rebeldes, aldeanos y quizás comerciantes que fueron atraídos a esa mazmorra por el Muhaqdad Alnayits.
—Estaría gustoso de explicarles todo en detalle, pero antes… ¡necesito rescatar a alguien!, por favor… ¡necesito su ayuda!.
Berat se postra en el suelo como gesto se sumisión y suplica, a pesar de que eran ghrayb, al ser testigo de como ese monstruo fue derrotado por la semihumana, observo las herramientas que tanto el esper como el hombre amazona portaban. Nunca había visto tales artefactos, pero la Lupian tenia algo más pequeño y con ello, venció con facilidad a ese monstruo que casi le arrebata su vida.
El joven reconocía la fuerza de ese trio de ghrayb, su orgullo poco importaba, porque tenia un objetivo primordial, quería rescatarla, salvar a "esa persona", si ese ghrayb dice ser un aliado de Amira y Adil, entonces rogaria por su ayuda.
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Rozuel acepto, no tardaron en llegar a aquella sala que yacía tras cruzar la puerta verde, misma que había sido derribada y arrojada por el monstruo, los tres observaron con curiosidad el sitio.
—Parece que hallamos el "laboratorio de Frankenstein" -Comento Crok con cierto tono sarcástico.
La mesa con manchas de sangre secas, daba sin lugar a dudas una pista que era utilizada para experimentos quirúrgicos con humanos y quien sabe que otras razas conscientes. Berat los llevo hasta la puerta cerrada fortificada, explicándole que a quien buscaba se encontraba allí adentro, pero sin la llave necesaria para abrirla, era imposible avanzar.
—A un lado chico, esto tomara unos minutos.
Rozuel no tardo en utilizar su habilidad ESP para abrir un camino, ignoro la cerradura y su magia involucrada para evitar a los intrusos, creo un agujero lo bastante grande para que pasaran todos (pero uno a la vez). Berat fue el primero en cruzar, Crok el siguiente, le siguió Roz y Riha al último.
—Demonios, ¿qué es esto? -Pregunto un curioso e incómodo hombre amazona.
Habían llegado a una estrecha habitación, en el centro se hallaba encadenada una joven, tanto sus extremidades superiores e inferiores yacían sujetas a cadenas de gran grosor. Yacía retenida en el aire por un soporte de metal que la sostenía en la cintura, con sus brazos en alto y la mirada abajo, sus ojos estaban vendados, llevando únicamente como vestimenta unos harapos como el resto de los prisioneros.
Aquella muchacha prisionero tenía casi la misma edad y estatura que Berat, era una joven de cabellera marrón, su punto purpura en la frente le señalaba como un miembro de los Qusatjiat. A escasos centímetros de ella, había otro soporte allí, estaba conectado desde el suelo a aquel que le sostenía su cintura, en la parte superior había una especie de recipiente, del cual un cristal de mana se encontraba allí.
—¡Malika! -Berat pronuncio su nombre, pero ella no reaccionaba.
—¿Qué diablos es todo ese que tiene encima?, ese extraño soporte con el cristal de mana... ¿es algún experimento de ese chiflado sujeto? -Se pregunto el esper en voz alta.
Rozuel se acerco a la muchacha e intento hablarla, al no oír respuesta, opto por ponerle una mano en el hombro y agitarla un poco, esperando que el estimulo la despertara. Cuando el esper hizo contacto físico con la muchacha, de repente una extraña corriente de energía inunda su cuerpo.
—"¿Qué esta pasando?, ¿¡que es esta sensación!?".
Su cuerpo no podía moverse, el tiempo a su alrededor parecía haberse congelado, el aire del ambiente se torno pesado para él, partículas de mana se manifestaron a su alrededor y podía verlo con claridad, no tenia el ojo de Myldark, lo que hacia la escena más confusa.
—"As… t…"
Una voz enigmática se manifiesta en su cabeza, por el tono se esta sonaba masculina, pero también inhumana, pero nadie se podía mover, nadie había dicho una palabra, y aquella voz, para nada era de alguien de sus compañeros o Berat, menos de la muchacha quien aún se mostraba inconsciente.
—¿Quién eres?, ¿quién me habla? -Con nervios el esper le pregunto.
—"¿Astado?... ¿eres tú?..."