PERSPECTIVA: Rozuel Drayt
Una puerta es pateada por Adil, ingresando a un almacén que servía de armería para depositar armas mágicas de la fortaleza ubicado en el segundo piso, un gran número de guardias se habían atrincherados en el lugar. Yo le seguí adentrándome con el AK-47, con Riha armada con ambas pistolas y Crok solo valiéndose con una daga a la mano.
En total contábamos unos 11 guardias frente a nosotros, habían reemplazado sus armas ordinarias por aquellas potenciadas por magia, ya sean ítem encantados o artefactos mágicos. Pese a que nos superaban en número y obtenidos mejores armas, la mayoría nos observaban con inquietud y las manos con las que sostenían su arma les temblaba un poco.
—"Parece que ya empiezan a darse una idea de lo que está sucediendo en toda la fortaleza" -Pensé entonces.
Adil quien cargaba con una cabeza humana en su cintura, la toma para arrojárselo a los guardias, quienes con temor la miran detenidamente y reconocen algunos a quien le pertenecía. Con esa larga barba negra y una cicatriz ubicada al lado de su ojo derecho, era bastante difícil que no se dieran cuenta de quien se trataba.
—¡El Muhaqdad Yusuf Ahja Zad´tyk ha muerto! -Anuncio el líder rebelde —¡El capataz Zahim Sagel ha muerto!, ¡sus tres capitanes!: Jaya, Likh y Him-aya, ¡han muerto!.
Con el anunciar de la muerte de todas las autoridades o mandamases de la fortaleza de Hasr, los guardias expresaron su angustia emocional en su misma mirada.
—¡Malas noticias!, ¡Malas noticias…!
Un guardia llega corriendo a toda prisa, ingresando a la armería para reunirse con sus compañeros, solo para encontrarse con nosotros a escasos metros, estaba por enfundar su sable que tenia sobre la cintura cuando yo se lo impedí, disparé fallando a propósito cerca de su pie izquierdo para que observara el agujero que dejo dicha bala.
—Si no quieres terminar con un agujero en la frente, toma tu arma y arrójala
muy lejos -Le amenace mientras le apuntaba con el rifle de asalto.
Con suma obediencia alentado por el miedo, toma cuidadosamente su arma para arrojarla lejos de su posición, quedando desarmado.
—Dijiste que traías "malas noticias", ¿no es así? -Adil le pregunto.
—S-si… -Con nervios aquel guardia le contestó.
—Diles a todos, cuales son esas "malas noticias".
—El ejército del Muhaqdad… de 3000 hombres que rodeaban la fortaleza… ha sido… aniquilado…
Con tal noticia llegado a los oídos de los 11 guardias, la moral del grupo se quebranta en su totalidad, dos caen de rodillas al suelo con el soltar de sus respetivas armas, tratando de digerir tal acontecimiento.
—¡Yo, Adil Salah Ayub, líder de los rebeldes!, ¡les exijo su rendición inmediata!, ¡o nos veremos obligados a tener que eliminarlos, como a sus aliados y superiores al mando!, ¡la decisión es suya! -Declaro el líder calvo del punto purpura en la frente.
Intercambiaban sus miradas, hablaban en voz baja susurrando entre ellos, con tristeza y desesperación en sus ojos, voltean mirando nuevamente al líder rebelde.
—Si nos rendimos, ¿nuestras vidas serán perdonadas? -Pregunta uno de ellos.
—Serán llevados a nuestro campamento para ser interrogados, si cooperan, vivirán y quizás queden puesto en libertad -Fueron las condiciones impuesta por Adil.
Tan pronto escucharon sus palabras, volvieron a intercambiar miradas entre ellos y susurrarse de nuevo, para volver a mirar al líder rebelde y acto seguido, arrojar sus armas al suelo, aceptando la rendición. Por seguridad se les acto a casi todos los manos con una cuerda, solo uno estaba libre de dicha condición y fue dicho guardia, que se encargo de hablar con el resto del personal de la fortaleza, comunicándole la noticia de la muerte de los dirigentes de Hasr, el Muhaqdad y la destrucción de su ejército de 3000 hombres.
Evidentemente, al ver que tan pocos rebeldes consiguieron tales hazañas, mostraron total desinterés en oponer resistencia, además de que casi buena parte de los guardias restantes con los que nos encontramos, eran jóvenes de 16 años o menores, los denominados "reclutas" (ya tuve un primer encuentro con ellos en unas celdas). Con el haberles comunicado sobre la condición de rendición dada por Adil, todos preferían una oportunidad de vivir a morir en vano, lo que deja a este punto, el dominio y toma de esta fortaleza ya era todo un hecho, los rebeldes la habían conseguido.
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Lo siguiente puntos de interés fueron las salas donde residían los presos de estas instalaciones, con la ayuda de los pocos prisioneros cuyas manos aun estaban libres (sin ataduras), se abrió cada celda y con cada preso libre, era un apoyo para los rebeldes. Tomando en cuenta que buena parte de los que residen en dichas celdas, eran miembros capturados de dicho grupo, no es de extrañar que tomaran cartas en el asunto brindando su ayuda a la causa de Adil.
Mientras todas las celdas se habrían, el líder rebelde pregunto por Assim y Arpue Asa Hablu, el mago sin brazos que se quedo luchando contra los Kamodos del piso subterráneo, la Lupian relata la última vez que le vio.
—Tenemos que encontrar a ambos, en especial a Arpue -Dijo un preocupado Adil.
Assim era un valorado guerrero de la facción rebelde, no teníamos problemas en corroborar el estado del mago sin brazos, aunque según lo contado por la Lupian, difícilmente sus chances de sobrevivir eran altas, pues había quedado completamente a solo ante docenas de Kamodos. Pero Arpue era un objetivo clave, de él dependía la utilización del "Red Dasmo", toda esta operación estaba centrado en su rescate.
Accedimos a la pequeña habitación para utiliza el circulo mágico que nos teletransportara al piso subterráneo, ya teníamos en nuestra disposición más de uno de aquellos papeles con escritura mágica necesaria para activarla, y en nuestra ausencia, los rebeldes presos que fueron liberados, se encargarían de mantener a raya a los guardias hechos prisioneros.
—El hedor de la a sangre en la arena… es fuerte aquí… -Comento Adil tras nuestra llegada al piso subterráneo.
Como era de esperar, estábamos sobre la plataforma de piedra que actuaba con el circulo de teletransportación de este lado, nos pusimos de inmediato a adentrarnos al arenoso terreno del piso y no tardamos en encontrar a esa persona que buscamos. Casi todos quedaron boquiabiertos ante lo que observaban, a pocos metros de distancia se hallaba apilado una pequeña montana de cadáveres semihumanos, todos de Kamodos.
Sobre la cima de dicha cantidad de cuerpos, se encontraba una persona de robusta constitución, cicatrices contundentes y cortes alrededor de todo su torso e incluso su cara, otro detalle que llamaba la atención sobre dicho individuo era la falta de brazos. No tardamos en deducir la identidad de Assim en dicha persona, quien se encontraba sentado con las piernas cruzadas sobre tal pila de cadáveres, con los ojos cerrados como si meditara en total silencio, cubierto con buena parte de la sangre de sus derrotados enemigos.
—Bueno… por lo visto se encuentra bastante bien -Opino Riha.
—¿Acabo con todos esos semihumanos un tipo sin brazos?, impresionante -Crok expreso su sorpresa.
—Que conste que es un mago, pero si, entiendo tu asombro -Dije de mi parte.
El mago sin brazos al oírnos abre sus ojos y baja de la pila de cadáveres, acercándose a Adil e inclinando su cabeza en señal de saludo como respeto.
—Me has tenido preocupado viejo amigo, ¿te encuentras bien? -Adil le pregunto.
El mago sin brazos le responde asentando la cabeza con un "si".
—¿Acaso no puede hablar? -Resalte tal detalle en voz alta.
—Puede, pero es alguien de pocas palabras -Aclaro Adil.
Mire fijamente a la pila de cuerpos de Kamodos, algunos le faltaban la cabeza, otros tenían cortes finos sobre el cuello, punzadas en la espalda en la región que concordaban con la ubicación anatómica de los pulmones e incluso la tráquea y ahí quienes terminaron apuñalados de manera critica en la zona abdominal a la altura del corazón, este sujeto no solo sabe pelear bien, tiene un cierto grado de conocimiento de la anatomía
No tardamos en dar también con Arpue, quien se encontraba esperando pacientemente en la sala donde estuvo encerrado con anterioridad, esta de más decir que este hombre canoso de cabello revuelto y larga nariz era un mar de nervios, cada minuto que pasaba para él, era un presagio de que todo había terminado para mal a peor. Pero al vernos (sobre todo a Adil), se llenó de jubilo hasta el punto de casi llorar, el líder rebelde le resumió de los eventos ocurridos tras du desaparición (y la mía) luego de ser transportados a la fuerza por el Kamodo que sujeto los pies de Adil.
—¿¡Vencieron a un Muhaqdad!? -Exclamo él con estupefacción.
—Tal hazaña y honor es de este joven guerrero, Rozuel Drayt -Me señalo Adil con su palma.
—Que un ghrayb lograra vencer a un Muhaqdad… ¡admiro y aprecio su fuerza joven Rozuel! -El Alnabil se arrodillo ante mi como si nada.
—Mira… lo de arrodillarse es innecesario, con un "gracias" o "buen trabajo" me basta y sobra -Deje en claro de mi punto al sentirme incomodo por su manera de "agradecerme" —Además, lo hago únicamente para irme de este lugar, no veo la hora para volver a mi hogar.
—En cualquier caso, has vencido a uno de los más poderosos enemigos de este reino y de nuestro enemigo, mereces todo nuestro respecto, joven Rozuel -Expreso Arpue su gratitud.
Después de aquella incomodad escena, escoltamos a Arpue y volvimos a los pisos superiores de la fortaleza, pasando por las diversas salas que albergaban las demás celdas, liberando a todo prisionero encerrado, encontrándonos con más rebeldes capturados heridos, ancianos como jóvenes "reclutas". A este punto, casi todos los guardias ya eran prisioneros, se les acto las manos (y algunas las piernas), mientras que los rebeldes liberados junto a Adil comenzaron con los preparativos.
—Jamás creí que alguna vez se consiguiera tomar esta fortaleza -Expreso Adil con regocijó.
—¿Convertirías este lugar en un enclave para los rebeldes? -Le pregunte.
—No, seria una mala idea, aun si nos instalamos en este sitio y la convertimos en una base, Muer Afigad no se quedará de brazos cruzados -Contesto el líder calvo del punto purpura —Aun siguen usando este lugar, y cuando descubran que nos hemos apoderado de él, vendrá a atacarnos con un gran regimiento, nuestra manera de luchar no nos permite exponernos tanto hacia ellos, por eso nuestros cuarteles y destacamentos se encuentran ocultos.
Tiene sentido, los rebeldes no gozan de buen numero y tomar esta fortaleza supone administrarle con una buena cantidad de gente y recursos, si fueran atacados por un gran numero de enemigos (miles de ellos), no tendrían manera de rechazarlo, pues las tácticas que emplean para luchar son de guerrillas.
—Es por eso que tomaremos todos los materiales valiosos que haya en esta fortaleza y nos iremos cuanto antes de aquí -Dejo en claro Adil.
Armas, armaduras, dinero, víveres, etc. La fortaleza estaba repleta de ellas, con todo su guarnición derrotada y el resto rendidos, el bando ganador empezó a saquear cada recurso de valor de este lugar y a colocarlo sobre numerosas carretas también propiedades de este sitio, Arpue, Riha y Crok ayudaban en dicha tarea. Dejarían totalmente seco a Hasr, sin comida o algún misero cuchillo, los enemigos hechos prisioneros, cada uno vendrá con nosotros, su destino está en manos de Adil y su gente.
—¡Mi señor Adil!, ¡tenemos problemas! -Uno de los tantos rebeldes liberados, llega corriendo con un rostro agitado.
—¿Qué sucede?, ¡habla claro! -El líder le pidió explicaciones.
—¡Dimos con otra sala llena de celdas para liberar al resto de los prisioneros, cuando…!
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Después de explicarnos el problema, el rebelde nos guía a Adil y a mi hacia aquella sala del cual hablaba, como el resto, celdas inundaba en toda la habitación, pero sus presos aquí eran diferentes, en algunas se encontraban encerrados Anubian, otros albergaban Kamodos (probablemente insurgentes) y Enanos de tez morrena. Pero había una cuarta raza de criatura encerrada también, mirando fijamente, era la primera vez que observaba a tal especie.
Tenía la cabeza y el torso desnudo de una mujer, pero toda la parte inferior era como la de una serpiente, una fémina mitad humana (parte superior) y mitad serpiente (parte inferior), sobre sus orejas, cuello, hombros y extremidades superiores deleitaban la presencia de escamas. Algunos inclusos, tenían la cabeza de una cobra en su totalidad, pero dejando los atributos humanos femeninos como el torso y los senos como tal.
—Lamias -Pronuncio Adil el nombre de aquella criatura.
Dentro de tres celdas, cada una albergaba entre cuatro a tres de estas criaturas, de la cual dos tenían cabeza de cobra, y el resto eran como las humanas (exceptuando la presencia de escamas en la región de los oídos u cuello). Algunas tenían piel bronceada (etnia característica de la gente de este reino), pero otras tenían piel blanca, con cuero cabelludo, en su boca poseían colmillos y las que tenían cabeza de animal (cobra), tenían una lengua semejante a la serpiente.
Mi sorpresa fue ver la reacción de los demás a mi alrededor, los rebeldes observaban en total alerta las celdas donde albergaban a las lamias y en posiciones de guardia, apuntaron con sus armas tomadas de la fortaleza, en contra de estas criaturas.
—¿Por qué todo el mundo esta tan serio?, ¿qué tienen con esas semihumanas? -Pregunte confuso.
—Que su parte humana no te deje engañar, las lamias son una raza peligrosa -Manifestó el líder rebelde con tono de severidad.
En Quíatar las Lamias son consideradas "monstruos" y no "semihumanos", pues a diferencia de los Anubian, Kamodo o Beremita, las relaciones con dichas criaturas con el resto de las razas inteligentes son sumamente hostil. Las lamias son conocidas por poseer toxinas letales en sus garras y colmillos, cuya ponzoña pueden llegar a paralizar o matar a la víctima afectada, aquellas con cabeza de cobra tienen la habilidad de escupir veneno por la boca que actúa como un ácido capaz de penetrar armaduras ligeras, en cuanto a sus armas más utilizadas, son las lanzas y arcos.
Viven ocultas y aislados de las demás (humanos, Anubian, Enanos, ect), no tan casi como los Kamodos, pues estos ultimos tienden a realizar comercios con caravanas y algunos viven en sociedades humanas al no formar parte de un clan. Las lamias en cambio, son considerados una absoluta existencia peligrosa por cualquier poblado y como una bestia salvaje, son frecuentemente cazados (por aventureros en su mayoría) por sus escamas o colmillo con propiedades venenosas, eso suponiendo, que los cazadores no terminen como sus presas.
Miro las celdas donde yacen dichas "monstruosidades", la mayoría expresaban facetas iracundas, enseñando sus colmillos y garras (que eran largas uñas con filos de cuchillas) como muestra de agresividad para hacer retroceder a los hostiles sujetos que le amenazan con sus armas. Pero otras, exponían rostro sumados en el miedo, desconcierto e intranquilidad.
—"¿No son ellas una raza inteligente?" -Me pregunte.
Esto en cualquier momento se iba a tonar en un baño de sangre, tan pronto como consigan arcos o algo que arrojarles y prenda fuego, las asesinaran, la forma en que cada persona veia a las Lamias con suma desconfianza como si se trataran de horrores salvajes, más tomando en cuenta que el mismo Adil es uno de ellos. Ya fueron demasiados disparos por este día, y preferiría no malgastar munición en asuntos triviales ridículos, me acerque entonces a las jaulas de las lamias, aquellas al que los demás mantenían distancia, y solo se limitaban a los lejos a apuntarles con sus armas blancas.
—¡Chico, no te acerques a las lamias, son peligrosas! -Me aconsejo el líder rebelde.
Le ignore y me acerque detenidamente a la jaula del medio, todas las lamias dirigieron sus miradas desdeñosas hacia mi persona, yo les devolví la misma respuesta visual, pero sin mostrar hostilidad en mis expresiones faciales, manteniendo una compostura neutral.
—¿Puede alguien comprenderme? -Les pregunte a todas.
Fue entonces que una lamia en particular se me acerco, poseía una de tez morena, con cabeza humana, cuero cabelludo negro, presencia de escamas en la región de los hombros, cuellos y oídos, como el resto exponía sus atributos femeninos (senos) al descubierto y una característica notoria en ella era una horrenda cicatriz en el pecho el cual se extendida hacia el seno derecho, estando este mutilado. Por su rostro humano, me daba la idea de ser alguien en sus 40 años, pero desconozco el ritmo de envejecimiento de esta raza comparada a la humana.
—Si, humano, puedo comprenderte -La lamia me hablo.
—¿Vas a atacarme? -Le pregunte, por consiguiente.
—No.
—¿Todas tus… "compañeras" pueden entenderme y sienten alguna hostilidad hacia nosotros?.
—Mis hermanas solo sienten el puro e instinto miedo, como consecuencia de este encierro involuntario, no quieren luchar o derramar sangre, solo regresar a nuestros nidos.
Por "nidos", daba a entender que era la forma en que llamaban a su hogar.
—Humano, ¿no me temes o te sientes intimidado ante los nuestros? -Ella me pregunto.
—No, a diferencia de los idiotas de a mi alrededor, yo no juzgo a alguien basándome en prejuicios superficiales hecho por la apariencia o rumores sin fundamentos, yo juzgo por su forma de ser -Declare a la criatura inteligente.
Pese a que todos me entendían y oyeron con claridad la parte de "idiotas", no se mostraron molestos a mis palabras, más bien, estaban impresionados de que un muchacho de 13 años, le hablaba sin temor alguno a una de esas "peligrosas" lamias.
—Tu… eres diferente a los humanos habituales -Opino la lamia mirando con sumo interés hacia mi persona.
—No soy de este reino o estas tierras, soy lo que llamarían un "ghrayb" -Deje en claro —Pero dejando esos detalles a un lado, no tienen intenciones de hacernos daño, solo quieren irse de aquí, ¿verdad?.
—Mis hermanas y yo, solo queremos volver a nuestros nidos, solo lucharemos si nuestras vidas corren peligros, muchas murieron cuando fuimos emboscadas y capturadas por humanos, otras perecieron en estas mismas celdas o… por el entretenimiento de tu raza.
Según parece, las lamias eran capturadas como una forma de conseguir adiestrarlas para servir a los humanos, en resumen, era meramente esclavitud, dado a que poseen una parte humana y dichas cualidades expresaban gran grado de belleza en dichos aspectos, no es de extrañarse que saquen la perversión interna de algunos hombres. Son buenas arqueras, y gracias a su parte inferior de serpientes, poseen una rápida movilidad, una destreza y flexibilidad envidiable que la destacaban como una hábil luchadora cuerpo a cuerpo, además de ser muy buena acercándose en sigilo cuando se trata de atacar por sorpresa, sumándole además su veneno como parte de sus capacidades ofensivas, no es de extrañar que sea muy deseadas como combatientes.
—Si se abrieran estas jaulas para dejarlas libres, ¿se marcharían en paz de aquí? -Le pregunte.
—Si, mientras mis hermanas no sean agredidas, nos marcharemos en paz, tienes mi palabra, humano -La lamia me aseguro.
Pueden razonar como tal, pueden hablar mi lengua, aunque claro, yo les entiendo y les comprendo gracias al anillo mágico traductor, pero lo que importa, es que he llegado a entender que estas criaturas, "lamias", no son una amenaza como tal, al menos, no la que yacen frente a mí. Incluso si solo intentara engañarme, siendo una criatura con una capacidad de razonamiento semejante a la humana, ella misma debería darse cuenta que intentar provocar un conflicto fuera de esas celdas con tantos humanos a su alrededor, terminaría siendo perjudicial para las suyas. Es por ello que decidí que liberarlas y dejarlas marchar, era la opción más idónea.
—Libérenlas, denle algo de provisiones y dos carretas, que se marchen a donde ella les plazca -Fue la petición que les hice a los rebeldes de a mi alrededor.
Por supuesto, no se tomaban muy bien mis palabras, pues se miraron entre ellos con confusión y desconcierto, intercambiando opiniones negativas en torno a mi persona.
—Chico, ¿¡te has vuelto demente!?, no solo nos pides que las liberemos… ¿¡también que le entreguemos provisiones a estas diabólicas criaturas!? -Expone Adil con indignación.
Los demás mostraban apoyo a las palabras de su líder, lo cual me hacía sentir irritado, mostrando mi descontento con el apretar de mis puños, es por eso que me camine rápidamente hacia la posición de Adil y lo tome agresivamente de su vestimenta superior (túnica) desde el cuello, acercando su cara a la mía, para una confrontación visual entre ambos y dejar en claro mi punto de este tema con las lamias.
—¡Escucha calvito!, ¡no me importa si eres el líder de los rebeldes o el mismismo regente de este reino!, ¡pero no voy a malgastar mi tiempo o mi munición en un derramamiento de sangre absurdo e inútil!, ¡el capataz de este sitio y sus hombres están muertos, el Muhaqdad y su ejercito destruido, la fortaleza de Hasr ya es de tu gente! -Manifesté mi compostura con un agresivo tono —¡Esas lamias encerradas allí, esas "monstruosidades" de la que tanto presumes que son peligrosas, pueden hablar y entenderme como cualquier persona con una boca y la facultad de pronunciar palabras!, ¡desde mi punto de vista, yo las veo como cualquier pobre diablo que terminaron para su mala suerte ser encerrados aquí! -Hice una leve pausa y continúe argumento mi punto —¡Así que si tienes un poco de maldita consideración por mi "ayuda" brindada a los tuyos!, ¡liberaras a esas lamias, les darás algo de provisiones y ropa, dos carretas, ya que tienen bastante en esta fortaleza y dejaran que se marchen tranquilamente!, ¡y si alguna causan algún problema o disputa, yo asumiré la responsabilidad!, ¿¡he sido lo bastante claro!?.
Solté a Adil, quien me miraba anonadado y enmudecido unos momentos, los demás a su alrededor tuvieron la misma impresión en torno a mí, incluso la lamia con la que hablé, me observaba deleitando asombro en su mirada.
—Cielos chico… -Adil suspira y se frota su nuca —No estoy de acuerdo con lo de liberar a las lamias, pero respeto la ayuda que nos brindas, respeto tu fuerza como guerrero, cumpliré tu voluntad, las liberare y daré las provisiones como las carretas que solicitas para ellas.
—Bien, espero que los demás no intenten algo que aliente a las lamias a defenderse -Opine en torno a los rebeldes y prisioneros liberados, quienes mostraban una actitud indiferente hacia dichas criaturas.
—No te preocupes, me asegure de que nadie intente algo sospechosamente hostil contra las lamias, solo espero que ellas pueden hacer lo mismo.
—Tienes mi palabra, humano, no agrediremos a los tuyos, solo queremos salir de aquí -Declaro la lamia del seno derecho mutilado.
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Ya en el patio de la fortaleza, podía observar docenas de carretas cuyo medio de tracción eran camellos, todas fueron tomadas por los presos y rebeldes liberados, preparándolas y cargándolas con toda clase de objetos de valor, desde armas, armaduras, dinero y sin olvidar toda la comida como el agua que se pudiera saquear de aquí. Observe a dos carretas en particular siendo preparados a una distancia prudente de las demás, siendo depositadas en esta comida y agua, como también ropa.
—Al menos cumple con sus palabras -Opine aliviado en voz baja.
Del cielo el sol se había elevado, era el amanecer, esta operación pese a todos los contratiempos y complicaciones, fue un éxito, un gran numero de bajas enemigas, pocas perdidas aliadas, la eliminación de una figura militar enemiga de importancia y la obtención de grandes recursos que saquear.
—Allí esta él….
A pocos metros de distancia le avisté, le encontré ayudando a los demás a subir cajas con provisiones a las carretas, aquel joven alto de tez blanca, un ghrayb como nosotros, pues habla mí misma lengua y la de Riha, aquel llamado Crok. Observe a los alrededores, mi compañera Lupian no se encontraba en las cercanías o a la vista, era una oportunidad perfecta para hablar en privado con él. Camine hacia su posición y le salude, pidiéndole un momento de su tiempo.
—Siento interrumpir, ¿podemos hablar un momento?, hay unas cuantas cosas que quisiera discutir contigo -Le pedí amablemente.
—Seguro, no hay problema -Con educación él contesto.
Pese a no entender el lenguaje de los demás a los que ayudaba, se despide momentáneamente de ellos, ambos nos alejamos a una distancia prudente, y yo me quito el anillo mágico traductor del dedo anular, ahora era incapaz de entender lo que decían los nativos de este reino, pero ellos tampoco podían entenderme.
—¿Y de quieres hablar conmigo? -Me pregunto el tal Crok, dando inicio nuestra charla privada.
—Desde la primera vez que te vi, tuve ciertas sospechas de ti por la forma en que me mirabas y en especial observabas mi arma -Señale el rifle AK-47 que cargaba conmigo —Luego mi compañera me conto acerca de lo bien que se te da manejando el arma que ella empuña por defecto, y no lo creí al principio, hasta que yo mismo lo presencie en persona, el arma que ella utiliza es una que solo yo poseo en todo este mundo, al menos hasta la fecha no he visto una igual o semejante en toda Avalía -Argumente por consiguiente —Iré directo al grano, ¿quién diablos eres en realidad?.
Crok bajo su mirada y suspiro con cierta preocupación, dándose la vuelta unos momentos para mirar al cielo, contemplando la vista unos momentos y retornando su mirada hacia mí.
—Sabía que tarde o temprano esta conversación saldría, no esperaba que fueran tan pronto -Dijo él.
—Entonces, ¿quién eres en realidad? -Volví a plantearle la misma pregunta.
—Actualmente, en esta vida me llamo Crokrengunn.
—¿"En esta vida"?.
—Si, en mi anterior vida, yo tenia otra identidad…
En eso, Crok se pone firme como un cadete adiestrado y realiza el saludo militar que consiste en llevar la mano derecha con los dedos juntos hacia la sien, ese era el saludo de los militares utilizados en mi mundo de origen.
—¡Presentándose señor!, ¡Cabo Carlos Ramírez, mercenario de Academi, división latina!.
Continuara…