PERSPECTIVA: Rozuel Drayt
[EDAD: 9 años]
El ultimo día de clases, culmino hoy 15 de noviembre del año 1349. Supongo que sería un buen momento para explicar que Avalia tiene los mismos meses en su calendario global que en mi mundo natal, con la diferencia que aquí el año tiene 360 días (cada uno de los 12 meses posee 30 días = 12x30 = 360).
Todos los estudiante a graduarse se hayan reunidos en el patio de la escuela, en el cual me encuentro también. La educación en Windaz comienza desde los 4 años y culmina a los 9, habiendo en la escuela un total de 6 grados diferentes, al no tener el pueblo una población muy grande, reúnen a todos los estudiantes de un mismo grado en un solo salón (todos los de primer año en su salón, los de segundo año en el suyo, tercer año en su propio, ect).
Llegando a casos de que un salón o grado albergue hasta 40 estudiantes o incluso 20 o menos que eso, hasta han habido años en que no ha habido nuevos estudiantes (es decir los que pasaron de primer año a segundo año, dejan el salón de primero para los nuevos a incorporarse en la escuela, pero al no haberlos queda dicho año "vacío" hasta recibir un nuevo lote de estudiantes).
En cuanto a las profesoras, no son muchos y por ello habiendo 6 salones diferentes a enseñar, se saben que hay educadores que brindan sus enseñanzas en dos grados diferentes (una forma económica de resolver el problema de números de brujas que ejercen la enseñanza).
Y volviendo al tema, allí estaba yo, escuchando como el resto un discurso de apoyo moral y felicitaciones de nuestra educadora de este último año, culminando con aplausos y gritos eufóricos de alegría al haber logrado terminar su educación, pues ahora eran consideradas "mayores" y por ley, cada quien es libre de elegir lo que espera a hacer en adelante, su oficio, su visión, su futuro.
—A todo esto… ¿qué hare yo? –Me pregunte al instante.
Cuando la graduación acabo, cada uno se dirigió a su hogar, quizás a planear la meta de su vida o a despedirse de sus seres queridos al ya tenerlo elaborada y deben separarse de sus familias para llevarlas a cabo, se saben de brujas que al graduarse salen de Windaz para buscar sus propósitos más allá del pueblo.
En cuanto a mí, me dirigí a casa y estando en mi cuarto me recosté sobre mi cama pensativo en el tema con Allum a mi lado, algunos dirían que plantarse su futuro suena algo cursi y frívolo, pero tiene un enorme peso de importancia.
No se es niño para siempre, así como el cuerpo crece, también lo hace nuestra manera de ver al mundo, la mayoría nos lleva a buscar el tal "sentido" o "motivo" de nuestra vida, lo que en consecuencia tendrá un cambio menor o mayor en nuestro dicho "futuro", "¿Qué voy a hacer ahora?" "¿Qué hare de mi vida?", son las típicas dudas que nos surgen y obviamente el único que tiene esas respuestas, es la misma persona.
— ¿Qué hare yo…?
Esa misma reflexión repercutía en mí, aunque tenga una nueva vida en este mundo, aquí no hay universidades o algo similar por el estilo, para un no mago en la cúspide de forjar su camino, dependiendo de sus talentos, podría volverse un herrero, un comerciante o incluso reclutarse para servir al ejercito del reino (aquí la regla de tener más de 18 no existe aún).
En cuanto a mi futuro, lo único que imaginaba al levantar mi mano derecha, era verla sujetando una pistola, era evidente que mis creaciones, las armas de fuego, tendrían mucha influencia y determinación en lo que quiero hacer de esta vida.
—Pensar tanto es una molestia.
—"Amo, ¿no dijo que iba a ser aventurero una vez que su cuerpo estuviera más crecido?" –Me pregunto mi pegajoso compañero.
—Sí, es una posibilidad…
Por lo general creería que el trabajo como aventurero seria el oficio ideal para mí, pero no negare que he pensado en otras alternativas, obviamente alejándome del traficante que alguna vez fui en tiempo pasado, podría darle un uso a estas armas de fuego en Avalia, lo que elija ser será algo definitivo, por eso razón me planteo toda posibilidad al alcance.
— ¡Hermano, tienes visita! –Me comunico mi hermana Laiza entrando a mi cuarto —Jejeje…
—¿A qué viene tanta gracia?.
—Hmmm… nada en especial, es solo cierta curiosidad, ¿verdad Allum?.
—"Me gusta la leche".
—Entiendo, no voy a preguntarte, pero si sobre quien me visita.
—Oh, ya te darás cuenta, jeje, vamos levántate, es de mala costumbre hacer esperar a una dama.
—¿"Dama"?, ¿entonces quien me busca es una chica?.
— ¡Solo ve a recibirla!, mi hermano no tiene modales.
—Ya te entendí, cielos, solo con 4 años hablas y piensas demasiadas cosas confusas.
Salí del cuarto acompañado de Allum y fuera de casa me hallo afuera cierta conocida bruja de cabellera naranja.
— ¿Tienes un momento? –Me pregunto ella con un rostro algo tímido.
Nos situamos en una pequeña colina del pueblo apartado de gente a esta hora y con un verde suelo, mirando sentados la puesta del sol.
— ¿Has pensado en que harás ahora Roz?, ¿tienes pensado volver a ser aventurero? –Me pregunto Riza.
—Ser aventurero es una posibilidad mayor, aunque de momento tengo en mente quedarme un año o dos en Windaz, necesito mejorar el físico de mi cuerpo, ya que ni con todas las armas que tenga, duraría con los peligrosos pesos pesados de allá afuera –Le conteste con sinceridad —¿Y qué hay de ti?, ¿planeas quedarte o ya tienes planes afuera?.
—Yo… me iré de Windaz, estudiare en una academia de magia que permiten el ingreso a cualquier persona apta para la magia sin importar su raza o identidad, el mismo director me lo recomendó, ya que tiene fuertes lazos de amistad con nuestra familia desde hace un buen tiempo, mi abuela estuvo allí, mi madre también y Liha iba a hacerlo igual pero… tuvo otros planes.
—Entiendo, es como una tradición familiar, eso es bueno, si es una academia centrada en la magia, aprender más te haría más fuerte, ¿no?, y sé que quieres ser fuerte, como tu hermana mayor.
—Si… quiero ser fuerte.
Se veía algo decaída, poco animada, no entendía bien la razón, no todos los días un director de una reconocida academia te invita a su instituto de magia, ¿qué podría inquietarla con tal decisión en marcha?.
—Me iré muy lejos, la academia se encuentra en el reino de Zaragos –Declaro Riza.
—Hmmm… si mal no recuerdo ese reino esta al norte del reino de Luthe, sí que será un camino muy largo –Comento por mi parte —Te resulta difícil, ¿no?, alejarte del pueblo, de tus amigos y familia, es complicado al principio, pero tarde o temprano te acostumbraras, el factor nostalgia ayuda a su manera y un recuerdo a mano también.
—¿Crees… que volvamos a vernos?.
Podía percatarme de que una respuesta simple o corta bastaría para animarla o empeorar sus ánimos, para una niña de 9 años, aun siendo una bruja, era difícil dejar todo atrás para forjarse su propio camino.
— ¿Por qué no?, que estemos lejos no quiere decir jamás podamos volvernos a ver, al menos que un trágico suceso lo impida.
—Para ser una respuesta honesta, es demasiado lúgubre.
—De acuerdo, solo bromeo con eso último, pero fuera de chistes o bromas, ¿quieres realmente irte o no?, como ya debes saber, no soy quien para decidir por ti y menos alguien más, tu eres la primera y única persona que tiene la última palabra, Riza.
—Lo haces sonar como si fuera algo fácil.
—Nunca dije que lo fuera, solo marco los puntos exactos, hagas lo que hagas, tanto tu madre como todos en Windaz, te darán su apoyo.
—"Yo también" –Expreso el pequeño slime saltando a mi cabeza.
—Incluso Allum.
La bruja se hecha una pequeña risa con el acto de mi pegajoso compañero, luego mira fijamente en silencio el sol ocultándose por completo, cayendo la noche, dando suspira con un rostro más animado.
—Gracias, Roz –Agradece levantándose con una sonrisa en su rostro.
—Un placer –Conteste poniéndome de pie también.
Nos despedimos tras nuestra charla, cada uno a su casa, tenía en mente que Riza estaría meditando sobre lo charlado hoy y le tomaría varios días decidir, pero resulto ser más rápido de lo que pensé.
Para el día siguiente, la bruja de cabellera naranja estaba por marcharse del pueblo, todos nosotros fuimos a despedirnos de ella, estando por supuesto presente su madre Miha.
—No tienes que irte tan pronto si quieres, podrías esperar un tiempo y luego… -Trato su madre le convencerle.
—No mama, tengo que hacerlo –Dijo Riza con toda determinación.
—Te echare de menos, pase lo que pase, Windaz siempre será tu hogar mi niña.
Abraza fuerte a su hija despidiéndose a lágrimas de ellas, llena de devoción, orgullo y confiando en el camino escogido por su niña.
Un enviado de la academia a la que asistirá Riza vino por ella a llevarla, era un mago de túnica blanca, rizos plateados y que cubría su rostro con un antifaz blanco, la joven bruja de cabellera naranja soltando a su madre y despidiéndose por última vez tanto de ella como del resto, se marcha con el mago tomando su mano, acto seguido un círculo mágico se invoca bajo sus pies y los dos desaparecen de inmediato.
—Buena suerte, Riza.
Esas fueron mis últimas palabras hacia ella, me retire a casa como como el resto. Eventualmente con el pasar de los días casi todas las brujas que se graduaron emprendieron su camino fuera de Windaz, poco son los que se quedaron y ejercieron un rol en el pueblo mismo, en mi caso quedarme de momento era algo temporal.
[EDAD: 10 años]
Febrero del año 1350, a unas semanas de mi cumpleaños (que es en enero), mientras mi cuerpo seguía desarrollándose, continúe mi entrenamiento con la espada a cargo de Naya, a su vez que me enfoque en el diseño de nuevas armas de fuego.
Dado que ya no tenía que asistir más a la escuela, empecé a ayudar en Windaz formando parte de los encargados de mantener la seguridad del pueblo, ayudando en la vigilancia en las entradas o patrullando los alrededores para encontrar posibles intrusos o actividades sospechosas.
Era un trabajo aburrido pero sencillo, casi nunca pasa nada interesante, en pocas ocasiones las únicas amenazas son lobos salvajes que se juntan en números de 10 o más en las cercanías del pueblo para atacar a los incautos o desprevenidos que vienen al bosque en busca a algunos ingredientes naturales o de caza. Una vez hubo una ocasión en que un pequeño grupo de bandidos intento asaltar Windaz, para su mala suerte el único botín que consiguieron fueron las balas de mi AK-47 en sus cabezas.
El día de hoy, un jueves en la tarde, me encontraba solo practicando en el bosque mi puntería a larga distancia con unos árboles en blancos tallados que hice en ellos, enfocaba en mejorar mi puntería con el AK-47 en su modalidad semiautomático, además también era un buen pretexto para matar el rato.
Últimamente brujas de rostro pocos conocidos han empezado a aparecer en el pueblo, luego entonces recuerdo la razón, habían pasado 5 años y cada vez que transcurre ese periodo de tiempo, un evento en torno a las brujas iba a llevarse a cabo, de allí la razón que estén viniendo aquí brujas que jamás he conocido.
—Se ve que te gusta practicar con tus llamativos "juguetes" –Me dijo alguien a espaldas mías.
Reconocía esa voz, no la había oído desde hace un buen tiempo, para ser exacto diría unos 5 años, me di vuelta y mi suposición era correcta, con una corta cabellera naranja, me volví a encontrar con la hermana mayor de Riza, Liha Gramwind.
—Ha pasado tanto tiempo –Saluda cordialmente.
Estaba bastante crecida, si tomamos en cuenta que la última vez que la vi, ella tenía trece años, ahora era toda una adulta joven con sus actuales 18 años, llevando el sombrero puntiagudo de siempre y un vestido marrón remendado.
—Lo mismo digo, si buscas a tu hermana, siento decirte que ella se marchó de Windaz el año pasado a estudiar en una academia de magia –Le conteste.
—Eso ya lo sabía, pero en realidad a quien vengo a ver, es a ti.
— ¿A mí?, si es para charlar, solo te advertiré que soy alguien aburrido en cuestiones de conversación.
—Jajaja, no por eso, de hecho quería proponerte algo.
—¿Qué exactamente?.
—Roz, ¿te gustaría ser uno de los representantes de Windaz para la "Competencia Juvenil entre aquelarres"?.
Mi cerebro tardo en procesar todo un minuto la pregunta directa que Liha me hizo en cuestión de tres segundos y mi reacción verbal fue…
— ¿¡EH!?...
Continuara…