En el espacio, parados sobre la luna. estaban dos ángeles de alas negras que observaban a la tierra.
Uno era parecido a un hombre de mediana edad, con una cicatriz que surcaba su rostro.
Mientras que, el otro era un joven de aspecto hermoso y cabello largo.
Uno de ellos, el más joven fue el primero en hablar.
-¿esta todo listo?-
-Esta todo listo, espero que tengas razón. Si nos equivocamos...-
-Relájate, mi fuente es confiable. más importante, ¿ya hablaste con Azrael?-
-Dijo que no Participaría. Pero aún tengo mis dudas-
El joven se burló diciendo.
-Mientras no se interponga en nuestro camino, puede irse a esconder donde quiera. Pero por las dudas, dejemos que alguien lo vigilé. Se a quedado en ese lugar demasiado tiempo-
-Conoziéndolo. Talvez mate a quien le enviemos-
-Bueno pues. Entonces envía a alguien reemplazable-. El se calló un momento antes de continuar con una sonrisa. -Abaddon-
-¿que pasa?-
-Estás seguro de que quieres seguir con esto? si vas y te arrepientes. Quizás te perdone-
Abaddon solo se burló en respuesta.
-¿que? ¿te estás acobárdando?-
El joven se encogió de hombros y dijo. -Curiosidad nada más. Quería saber qué pasaba por la mente del que era la ira de Dios-
Abaddon respondió con mirada sería. -Para mi. Dios ya está muerto-
El joven solo sonrió silenciosamente.
-Entonces comenzamos la función-
-Empecemos-