Sun Hee giró su cabeza rápidamente y agitó su mano para despedirse de Shaoran, en ese momento no pudo quedarse quieta ya que su esposo seguía agarrándola para sacarla de la villa.
Enseguida subieron al auto que estaba en la entrada, esta vez Seong-Jin decidió que dejaría que lo llevase el chofer.
Siempre había odiado que alguien que no fuera él llevase el auto, solo en ocasiones importantes él no conducía.
Sun Hee miró curiosa su alrededor, como si estuviera esperando a que apareciera alguien.
Sin dudarlo, le preguntó a su esposo.
—¿No viene ningún guardaespaldas? Eso no es habitual, siempre tienes que mandar a alguien, todavía no me acostumbro a tus cambios repentinos de actitud...
Seong-Jin sin girarse le contesto a su esposa.
—No es necesario, por ahora. No te preocupes por asuntos como éstos, de eso me ocupo yo.
Sun Hee asintió vigorosamente, luego subió al auto felizmente.
Casi no pasaban autos, por lo que el tiempo de espera se redujo notablemente.
El lugar al que quería ir Seong-Jin no estaba muy lejos.
Cuando llegaron varias personas los atendieron debidamente.
El lugar parecía bastante lujoso, dos filas de personas estaban junto a la entrada, todos tenían sus manos detrás de su espalda y iban vestidos con trajes negros.
Reconocieron inmediatamente a Seong-Jin y sin dudarlo hicieron una reverencia.
Por otro lado, Sun Hee estaba fascinada por cada detalle que tenía la lujosa decoración del exterior, ni siquiera quería imaginarse como sería el interior de aquél restaurante.
Emocionada, siguió a su esposo sin dejar de mirar todo lo que le rodeaba.
Mientras caminaba, se inclinaba una y otra vez para mostrarle respeto a las personas del exterior.
Algunos se miraban entre ellos sorprendidos, mientras que otros simplemente sonreían.
En el momento que Sun Hee entró, notó como el alma se le salía lentamente del cuerpo, un segundo más y caería al suelo.
Lo que ella estaba viendo literalmente era imposible.
Todas las personas que estaban sentadas vestían atuendos lujosos y parecían de clase alta.
Primero, no le dio importancia a nada, simplemente quería comer todo lo que pudiera ya que ella no pagaría, sin duda aquello para ella era un lujo.
Repentinamente, aquellos pensamientos fueron interrumpidos por los susurros de las personas, ni siquiera lograba entender porque todos los miraban de esa manera tan grosera.
Finalmente, pudo entender perfectamente lo que estaba pasando, miró avergonzada a su esposo y sinceramente le pidió disculpas.
—Lo siento, enserio, no llegué a pensar en éstos detalles, si lo hubiera sabido no te hubiera pedido que te pusieras eso.
Podemos regresar a la villa si te sientes incómodo.
Sun Hee había olvidado completamente que irían a un lugar como ese, se arrepentía de haber insistido en que su esposo se pusiera ese atuendo tan simple y cómodo.
Para ella no era incómodo sentir las miradas de desagrado de la gente pero... pensó que quizás para su esposo no era algo normal llevar ese tipo de atuendos y menos que la gente lo mirara de esa manera por ese tipo de cosas.
Arrepentida, comenzó a tirar suavemente de la camiseta de su esposo para hacer que el comenzara a caminar y poder irse de aquél lugar. No quería avergonzar más a su esposo.
—¿Porqué deberíamos regresar? Si a alguien le incómoda que lleve este tipo de ropa que se vaya.
Eres tú la que esta llamando incluso más la atención de estas personas, para de preocuparte por cada detalle sin importancia.
Simplemente debes ignorarlos, en un rato se cansaran de mirar, en todo caso, si no paran de mirarte y te sientes incómoda avísame y yo me encargaré.