La situación parecía descontrolarse, ya nadie sabía que hacer, Min Ho estaba apunto de rendirse y Sun hee todavía no comprendía nada.
Le molestaba no saber porque todos miraban aterrorizados al hermano de Seong-Jin, quizás era igual de frío que él o incluso su carácter era peor que el de su esposo.
Todo parecía no tener fin...
—¿Quién es esta mujer, es una de las mucamas? Tráeme un café, date prisa y hazlo perfectamente—exigió Jin Chin.
Min Ho se quedó en silencio durante unos segundos, ¿enserio Jin Chin pensaba que Sun hee era una de las mucamas?
—Jin Chin, ¿qué crees que estás haciendo, cómo te atreves?
¡No tienes derecho a exigir nada, y menos a la joven ama!—exclamó Min Ho.
Jin Chi se sorprendió, no se esperaba que aquella mujer fuera la esposa de su hermano menor.
La observó detalladamente, ni siquiera intentó disimular.
No pudo negarlo, era bastante atractiva, parecía tierna, inocente pero a la vez fuerte.
Durante unos segundos intento imaginar a su hermano al lado de esa mujer, fue una mala idea, pensar en la personalidad de su hermano no era muy agradable...
—Oh, no me esperaba que tú fueras su esposa—comentó mientras se acariciaba la barbilla.
Sun hee sintió como si le hubieran dado una patada en el estómago, aquello le ofendió un poco.
Enseguida Sun hee se puso firme, sus ojos color esmeralda brillaban más que nunca.
Estaba decidida a dar una buena impresión al hermano de su esposo.
Tener una buena relación con los miembros cercanos de su familia sería de gran ayuda, o al menos eso pensaba ella.
Sun hee miró una última vez a Min Ho antes de ir hacia donde estaba Jin Chin.
—Señorita, vaya a su dormitorio, enseguida la llamaré. Ahora tengo asuntos importantes que resolver.
No insista, da igual lo que diga, no cambiaré de opinión—explicó Min Ho, había agarrado del brazo a Sun hee para que se detuviera y no caminara hacía donde estaba Jin Chin.
Sun hee quería negarse, pero la seria mirada de Min Ho se lo impidió, en aquél momento sintió miedo al ver el rostro de Min Ho.
Sin nada más que decir, ella fue a su dormitorio con la cabeza agachada.
Finalmente, Min Ho pudo respirar tranquilo, se preparó mentalmente para poder solucionar la situación. Ahora podrían hablar seriamente.
En el momento indicado llamaría al joven amo para que viniera de inmediato.
—Esa mujer es realmente extraña—dijo Jin Chin tranquilamente, como si nada hubiera sucedido.
—Escuchame Jin Chin, no se cuáles son tus motivos para estar aquí, solo te diré esto una vez, si se atreve a tocar a la señorita el joven amo no se lo perdonará.
Ella es su querida esposa y si es necesario él viajaría hasta la otra punta del mundo para localizarte y solucionar las cosas de la forma que tu decidiste...—explicó Min Ho.
Jin Chin no pudo evitar reírse, escuchar hablar tan seriamente a Min Ho era inusual.
Solía ser una persona sincera, amable y torpe.
Por unos momentos pensó en lo que Min Ho le había dicho, para él era ridículo y imposible de creer que su hermano fuera capaz de hacer eso por su esposa.
Su curiosidad aumento todavía más, no tenía planeado salir de aquélla mansión hasta que no conociera debidamente a la esposa de su hermano.
Sabía a que familia pertenecía, lo sucedido en el accidente y algunos datos más sobre ella, ahora también había logrado verla en persona.
Enseguida se acordó de algo importante, en ese mismo instante se lo pregunto a Min Ho.
—¿Dónde esta Shaoran?—miró alrededor suyo para ver si estaba.