Sun hee abrió los ojos sorprendida, todo su plan hubiera funcionado si no hubiera echo aquélla preguntá.
Realmente ella sabía que había sido una estúpida al intentar ocultarle algo al hombre con mas secretos en el mundo.
Ahora que lo pensaba mejor no pudo evitar reírse, toda aquella situación incómoda le molestaba pero se dió cuenta de que ya se había acostumbrado.
Seong-Jin estaba asombrado por la risa espontánea de su esposa, le encantaba aquella sonrisa.
—¿De que te ríes?
Aquella mujer hacía que su curiosidad aumentase demasiado rápido, quería saber más sobre ella, hace tan sólo unos momentos ella le miraba aterrorizada y ahora parecía que su rostro era algo de lo que reírse. No lograba comprender nada de su esposa, poco a poco se fue dando cuenta de que aquella mujer tenía mas cosas buenas de lo que esperaba...
Sun hee respiró hondo y intento parar aquella risa descontrolada.
Poco después logró calmarse, intentó contestar a su esposo pero de repente vio como Min ho cubría su boca para evitar reírse, él tenía todo el rostro rojo. En menos de un segundo Sun hee ya estaba agarrando su estómago y intentando parar de reírse otra vez.
—Pfff, espera, espera, jaja—dijo mientras miraba a su esposo.
Seong-Jin miró sorprendido a su esposa otra vez, enseguida se giró y vio como Min ho se reía sin parar, ¿se contagian la risa entre ellos dos?
Seong-Jin suspiró lentamente, enseguida llamó la atención de Min ho y le miró serio.
Mim ho supo de inmediato que debía callarse, había interrumpido la conversación que Seong-Jin tenía con Sun hee y sabía que eso no era bueno.
Sun hee al ver que la situación parecía no agradarle a su esposo decidió calmarse.
Intentó pedirle disculpas pero antes de que pudiera decir algo él la interrumpió.
—A partir de hoy habrá alguien que te seguirá todas las horas del día, en cualquier lugar y en cualquier momento.
—¿Qué?
Seong-Jin dijo un nombre y enseguida una persona salió de la cocina, Sun hee sintió un escalofrío por todo el cuerpo al pensar que aquella persona llevaba todo el tiempo ahí, ni siquiera había notado su presencia.
Sus ojos se abrieron al ver la apariencia del joven chico, pensó que aquella persona sería enorme e iría vestido con algún traje negro... pero era todo lo contrario, parecía que él tenía más o menos la misma edad que ella, su cuerpo era pequeño y se veía lindo y amable.
Sun hee se inclinó hacía un lado la cabeza al darse cuenta de que el joven chico parecía triste, sus ojos estaban apagados y él intentaba no mirarla.
Sun hee se giró de inmediato y no dudo en preguntarle a su esposo.
—¿Dices que este joven chico me vigilará?—dijo mientras miraba molesta a su esposo.
No podía parar de preguntarse porque un joven como él estaba de aquella manera.
Lo que más aumentaba su curiosidad era la extraña manera en la que el joven miraba a Seong-Jin.
Seong-Jin se dió cuenta y enseguida lo llamó:
—Shaoran, ven aquí—levantó su mano y le indico que se acercará.
El joven llamado Shaoran se acercó lentamente, miraba todo el rato al suelo hasta que llegó al lado de Seong-Jin. Poco a poco elevó su cabeza y miró nervioso a Sun hee.
Sun hee notó que Shaoran estaba nervioso, sin pensarlo dos veces hizo una sonrisa radiante para que el se diera cuenta de que no había ningún motivo del que preocuparse.
—Soy Sun hee, un gustó conocerte—estiró su brazo y abrió su mano para poder presentarse.
Shaoran dudó durante un momento de si aceptar aquél apretón de manos, finalmente decidió aceptarlo. Estiró su brazo y cuando fue a agarrar la mano de ella la voz de Seong-Jin le detuvo.