Al verla tan adolorida, le agarré la mano y ella la apretó fuertemente. Siguió las indicaciones del hombre que la estaba atendiendo, y no sé cuánto tiempo pasó de que ella estuviera quejándose y pujando, cuando escuchamos el llanto de Emily. Suzy se veía un poco aliviada, pero aún su respiración y quejidos se escuchaban. Percibí el olor a sangre y desvié la mirada, Suzy se dio cuenta de mis temblores y me miró.
—Cálmate, Caden, todo estará bien.
—Se supone que esas sean mis palabras, hermosa. Hiciste un buen trabajo— acaricié su mejilla y traté de calmar esa ansiedad y hambre que estaba sintiendo.
Nos acercaron a Emily y era la bebé más hermosa que mis ojos hayan contemplado. Su piel blanca, sus labios rosados, y su pequeño cuerpecito, la hacía ver como toda una princesita. La pusieron en el pecho de Suzy y ella se veía muy risueña. Una lágrima bajó por mi mejilla, al ver que al fin teníamos a nuestra hermosa hija con nosotros. Fue algo inesperado, pero eso no le quitó la emoción al momento.
—Es hermosa, Suzy.
—Lo es, cielo— ambos nos quedamos contemplándola por un tiempo, hasta que la enfermera se la trató de llevar.
—¿A dónde la llevan?— pregunté.
—La van a evaluar, no se preocupen— dijo la enfermera.
Tiempo después me hicieron salir para que a Suzy la llevaran a una habitación y me quedé en espera, hasta que me llamaron y subí a su cuarto.
—¿Cómo te sientes, amor?
—Adolorida, pero bien.
—¿Y la niña?
—La están bañando, ya mismo la traen.
Me quedé con ella hasta que trajeron a la niña y la pusieron en su pecho. Llegó llorando y al estar en contacto con el pecho de Suzy, se calmó. La enfermera salió y nos dejó a solas.
—Cógela, Caden— me pasó a la niña, y su cuerpecito era muy liviano. Mis manos estaba temblando al cargarla, es la primera vez que sujeto en mis brazos a un bebé.
—Hola, Emily. Por fin nos conocemos en persona, chiquita. Eres muy hermosa— acaricié su suave cabecita y se quedó quieta. Era muy pequeña, tanto, que podría cargarla con una sola mano.
Suzy se abrió la bata y dejó visible su seno.
—Debe tener mucha hambre—llevé a la niña a su pecho. No tardó mucho en encontrar su pezón y se pegó a el; era sumamente hermoso contemplarla haciendo eso.
—Estaba muerta de hambre también — sonreí.
Emily estuvo solo unos segundos pegada y salió llorando.
—¿Qué sucede, pequeña?— trató de pegarla otra vez, pero no sé calmaba.
—¿Será que no quiere más, corazón?— pregunté preocupado.
—¿Estás satisfecha con ese poco, Emily? —lloraba con mucho sentimiento y no comprendíamos qué sucedía, no quiso pegarse más. Estuvo llorando hasta que se calmó y se terminó durmiendo.
—La pondré en la pequeña camita— la sujeté nuevamente y la acosté en la camita, quizás era porque estaba cansada—. Tú también descansa, amor. Llamaré mañana al trabajo para que me den libre por al menos unos cuatro días, quiero pasar tiempo con las dos.
—Me parece bien, Caden.
Han pasado dos días desde que les dieron de alta a ambas y las traje a la casa. La niña no había dejado de llorar desde entonces. Ambos no entendíamos lo que pasaba, habíamos tratado de todo, pero ella seguía así. Debe tener mucha hambre, porque no a querido tomar casi leche. Suzy quiso meterse a cocinar y la hice salir para hacerlo yo.
—Debes descansar, yo me encargo.
—Está bien— sujetó a Emily en sus brazos y la meció.
—¿Crees que debamos llevarla al hospital de nuevo?
—No lo sé, no creo que sea nada malo; supongo que todos los bebés son así.
Mientras cocinaba, Suzy trajo a Emily a la cocina y mientras cortaba la carne, me agarró la mano llevándola a la boca de la niña.
—¿Qué haces?— pregunté confundido. Emily abrió su boquita y se pegó a mi dedo, chupaba desesperadamente la sangre como cuando busca alimentarse de Suzy.
—Era lo que sospechaba, ya no había nada más que pudiera intentar. Es idéntica a ti, Caden— sonrió dulcemente.
—¿Se durmió? — la miré, y aún tenía el dedo en su boquita, pero no estaba chupándolo ya—. Trata de amamantarla ahora, Suzy.
—Ella despertará cuando tenga hambre— le quité el dedo de la boquita y salió llorando otra vez.
—Pégala a tu pecho— le dije, a lo que Suzy al hacerlo, ella se pegó y hacía exactamente lo mismo que con mi dedo—. Buena niña— acaricié su cabecita y Suzy se fue a sentar para continuar alimentándola.
Al terminar de preparar la cena, nos sentamos en la mesa y la niña se quedó acostada en la cuna, mientras que Suzy comía.
—Ahora entiendo la razón por la cual se movía mucho en mi barriga al consumir carne, se ve tan feliz ahora.
—Haremos una segunda prueba luego, de ser así, debo conseguir sangre fresca; aunque prefiero darle de la mía. Si eso la hace tener apetito, lo mejor será continuar haciéndolo. Emily debe alimentarse para que crezca sana y fuerte, no podemos dejar que siga sin comer.
—Tienes razón, amor.
—Si ella es feliz así, yo también lo soy.