*Aviso: este capitulo se viene picanton y muy subido de tono. Si no tienes 🔞 no lo leas o si, pero no se lo digas a nadie*
Pdta: para ponerte en todo el mood, ponganse High for this de The Weeknd. Es la canción que escuchaba mientras escribia este capítulo *
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Lo primero que hice al llegar fue buscar a Dorian, estaba asustada. Lo había engañado con el tema de Caleb por demasiado tiempo, si le decía la verdad… no sabía cómo reaccionaría. Pero, ¿y si Agar ya se la dijo? No podía perderlo, Dorian era demasiado importante para mí.
El primer lugar en el busque fue mi habitación, ya que Dorian se había prácticamente mudado conmigo, pero no lo encontré. Fui a su habitación y esta estaba vacía… es decir realmente vacía. No estaba sus cosas ¿Qué paso aquí? Acaso se había marchado ¿sin mí?
¿Dónde estaba? Busque en el salón, en habitaciones sin códigos y no estaba. Marque a su teléfono una y otra vez y no había respuesta. Me había abandonado…
De repente, escuche varios gritos. Una discusión acalorada… la voz de Dorian entre se mezclaba con los gritos.
- ¿Acaso estas demente? ¿Enserio te vas a ir y abandonar a tu familia por una perra mentirosa? –la voz de Lea resuena por toda la habitación.
- Cierra la boca, tú no sabes nada sobre ella.
- ¿y tú sí?
- Sé que es buena y no se merece lo que le está pasando.
- ¿No escuchaste lo que dijo Agar? Ella está del lado de Caleb.
- No tengo tiempo para esto.
- No dejare que cometas este gran error. La destruiré. –su voz amenazante, me sentencio.
- No quiero hacerte daño Lea.
- ¿La eliges por encima de mí? –Dorian la miro directamente.
- La elijo por encima de todos.
Entonces Lea se di cuenta de mi presencia, lagrimas brillaban en sus ojos. Pero el odio no podía ser opacado por ellas. Se acercó amenazante y yo me pare derecha, lista para lo que viniera. Dorian se apresuró detrás de ella.
-Dile la verdad. - su pelo rojo se encendió más que nunca, algunas hebras empezaron a moverse. No sabía que hacer… sabía que tenía que enfrentar la realidad, pero no pensé que sería de esta manera.
-Dorian yo… -unos pasos apresurados se escucharon en el piso del arriba. Eran varios pasos y sentí la rabia y el odio en cada uno de ellos. Dorian también los sintió porque me tomo del brazo y me jalo para que subiera las escaleras con él. Entramos a mi habitación, Dorian cerró la puerta y se plantó delante de ella, aguantándola.
-Toma lo que falte, tengo lo demás en el coche. – no me había dado cuenta cuando entre a mi habitación antes que faltaban tantas cosas.
Recogí las cosas encima de mi tocador, no encontré mi libreta, pero ya no teníamos tiempo. La puerta fue fuertemente azotada, si no hubiera por Dorian la habrían derribado. Metí todo en una mochila y me la puse sobre la espalda.
-Ven, por aquí. Tienes que saltar, el coche está cruzando la calle. Ponte al volante y espérame.
Asentí rápidamente y salte desde la ventana. Caí de pie. Miré a Dorian 3 pisos más arriba a punto de saltar y sin perder el tiempo corrí lo más rápido al coche. Llegue de dos minutos. Últimamente mis habilidades se habían desarrollado de la mejor manera. Entre al coche y los próximos cinco minutos fueron los más horribles de toda mi existencia. Me mordía las uñas mientras repetía una y otra vez:
-Vamos, vamos.
Entonces Dorian apareció a mi lado como el humo y sin que dijera nada más arranque. Estuve aproximadamente conduciendo hasta que Dorian me dijo que nos cambiáramos de puestos.
- ¿Qué pasa Dorian? –sus ojos preocupados se despegaron de la carretera.
- Agar dice que ya no sirves, que nos traicionas y que mentiste. La pena es la muerta.
Me quede callada, sin saber que decir.
-No te preocupes estaremos bien. Tengo un lugar en el que podremos quedarnos por un tiempo.
¿Debía decirle lo de Caleb ahora?
-Lo siento. –fue lo único que pude decir, me sentía tan mal. Él lo había dejado todo por mí y yo le estaba mintiendo. Tenía que decírselo, pero las palabras no salían de mi boca. Tenía que decirle lo que había descubierto sobre Agar, sobre Eva. Necesitaba su ayuda para sacarla de ahí.
-Tú no tienes la culpa de nada. –levanto la mano y acaricio mi mejilla suavemente.
- Claro que sí, te pusiste en contra de tu familia por mí. –Dorian frunció el ceño.
-El clan hace mucho tiempo dejo de ser una familia.
Después de eso ambos nos quedamos en silencio.
No sé en qué momento me quedé dormida, pero lo siguiente que supe fue que Dorian me cargaba en sus brazos por un pasillo con pinturas que lucían lujosas y paredes antas y pintadas de blanco. Me agarre a su cuello.
- ¿Dónde estamos? –pregunte soñolienta.
- Es mi pequeño refugio. Nadie sabía de este lugar.
¿Pequeño refugio?
El sitio era enorme, un lujoso apartamento. Me bajé lentamente de los brazos de Dorian y decidí explorar. Tenía una cocina americana con islas hechas de mármol. Última tecnología electrodoméstica. La casa estaba llena de grandes puertas de cristales corredizas que daban al balcón, inmediatamente corrí al balcón. Las vistas eran increíbles se podían ver todas las luces de la ciudad. Estábamos en el último piso.
- ¿Cuántos pisos son?
-Dieciocho, este es el último que está unido al ático. –eso explica la escalera en forma de caracol en medio del lujoso salón. Dorian se acerca por detrás y me abraza.
- ¿No es impresionante?
-Lo es, este lugar es increíble.
-No, es decir, lo es. Pero es impresionante pensar que, si en algún momento tu o yo saltáramos desde aquí, no moriríamos.
Apoye mi barbilla en el brazo alrededor de mi cuello.
-Jamás habría imaginado que sería capaz de algo así. –le respondo con sinceridad. Dorian me tomo de los hombros y me ínsito a darme la vuelta. Su atractivo rostro poseía una pequeña sonrisa.
-Tu sin lugar a duda, eres lo más impresionante e increíble que mis ojos han visto. –decir que me sonroje es poco. Mi cara se encendió por sus bonitas palabras. Agache la cabeza avergonzada y murmure un pequeño "gracias".
-Eres preciosa cuando te sonrojas. –lo mire mortificada.
-Oh cielos, para ya.
-Hermosa. –me reí y me tapé la cara con la mano. Escuché su risa, entonces sentí como su mano tomaba la mía y la apartaba. Su mirada se sumergió en la mía, me puso nerviosa. Pero de una buena manera.
-Tengo muchas ganas de besar…- no deje que terminara, corte la poca distancia que nos separaba y lo bese. Él inmediatamente me correspondió, sus manos tomaron mi rostro y profundizo la batalla que nuestros labios libraban. Su lengua entro en mi boca acariciando la mía, un pequeño gemido salió de mí y quedo atrapado en sus labios. Esto lo hizo perder el control. Él me levanto con facilidad y yo envolví mis piernas en su cintura, sin dejar que nuestro beso terminé. Éramos vibrante y espesa pasión. Cada vez que me apretaba contra él podía sentir lo duro que estaba.
Camino a través del salón conmigo en sus brazos y nuestros labios unidos, no sé cómo lo hizo, pero lo siguiente que supe fue que era recostada sobre unas suaves sabanas. Dorian se separó momentáneamente, hice un mohín que se convirtió en una sonrisa ansiosa cuando se quitó la camisa. Tuve unos segundos para apreciar su cuerpo definido antes de que volviera a atacar mis labios. Su cuerpo encima del mío se sentía delicioso, cada vez que frotaba su erección contra el punto entre mis piernas que había empezado a latir y a doler de una forma deliciosa, me volví loca. Abandono mis labios para bajar a mi cuello, dejando pequeños besos húmedos, entonces bajo un poco más, hasta la cima de mi pecho. Fue ahí cuando se detuvo y apoyo su frente contra la mía. Su respiración tan irregular como la mía.
-Si quieres que me detenga, este es un buen momento para decirlo. - su voz ronca e inundada por el deseo, solo hizo que la excitación en mi creciera.
No respondí, solo me froté contra su duro miembro. El entendió la referencia porque mi blusa fue despojada de mi cuerpo. No llevaba sujetador así que estaba bastante expuesta.
-Eres hermosa. – susurro antes de atacar mi pezón izquierdo, lamio suavemente la punta de este y miro mi reacción, por lo visto le gusto porque tomo mi pecho entero en un puño y enterró su boca en él, chupándolo y rozando sus dientes haciendo que mis gemidos se volvieran más escandalosos.
-Oh Dios, Dorian. –continuo con su ataque en mi pecho derecho y le dio la misma atención. Pero necesitaba más, lo necesitaba. Casi explote cuando le dio a mi pezón una pequeña mordida. El ardor y el placer fue tremendo.
-Llevo mucho tiempo pensando en todo lo que quiero hacerte, cada posición. – deslizo su mano dentro de mis pantalones y de mi ropa interior. Estaba tan mojada y excitada como para sentir vergüenza. Cuando toco la piscina entre mis piernas soltó un pequeño gruñido de apreciación.
-Diablos, Noah. Vas a matarme. - Siguió frotando mi clítoris con sus dedos avilés. Haciendo que yo llegara a la locura. - ¿Me dejaras lamerte? –pregunto acercando su cara a la mía. Tomé su labio inferior entre mis dientes y asentí.
Introdujo uno de sus dedos dentro de mí y vi estrellas.
-Estas tan mojada y caliente. Muero por estar dentro de ti. –lo único que pude hacer fue soltar un pequeño chillido cuando toco un punto dentro de mí que casi me llevo al borde.
- Dorian, ahí justo ahí. No pares. –no reconocía mi propia voz cargada de excitación.
- ¿Aquí? – volvió a hacerlo y yo solo pude asentir efusivamente. Se concentró en ese lugar cortándome casi la respiración, mis muslos internos se contrajeron y entonces toque el cielo. El orgasmo llego duro, potente y demoledor. Tape mi boca con la mano.
-Quiero oír como te corres. –dijo quitándome la mano. Se levantó lentamente, no sin antes dejar un pequeño beso en mis labios. Desabrocho sus pantalones y los bajo juntos a su bóxer sin despegar sus ojos de mí. Trague, Dorian era duro, grande e impotente en todas las formas que existían. La boca se me hizo agua.
-Me va a doler. –el soltó una risa presumida. Deslizo mis pantalones por mis piernas junto con mis bragas y volvió a cernirse sobre mí.
-Oh no. No lo creo. –Puse mi mano sobre su duro pecho y lo empuje sobre su espalda, me acomode encima de él. Mi humedad rozando la punta de su dureza aun sin unirse.
Sus manos fueron directamente a mi trasero, acariciándolo. Me sonrió con picardía y me dijo:
-Tú mandas. –en un solo sentón caí sobre su miembro. Ambos soltamos un sonoro suspiro, parecía que habíamos esperado para esto demasiado. Ardió un poco, pero la plenitud y el placer que sentí hizo que eso quedara completamente en el olvido.
-Estas tan apretada, tan caliente. –gruño Dorian con los dientes apretados. Lentamente bajé y subí sobre su dureza y a medida que el placer aumentaba mis movimientos se hacían más rápidos. El sonido de nuestra unión inundaba la habitación. Mis pechos temblaban con el movimiento de nuestro deseo. Dorian se incorporó y tomo mi pecho en su boca nuevamente en el mismo momento en el que apretaba mis nalgas y las guiaba hacia abajo, en su erección.
Entonces empezó el sexo duro, puro y carnal. Dorian chupo mi piel, mordía mis pezones y guiaba su pene dentro de mí con fuertes estocadas que se volvieron cada vez más salvajes y rápidas. Al mismo tiempo, yo clavaba mis uñas en su espalda nublada por las sensaciones. Jamás me había sentido así.
-Dios, Noah. Ya no aguanto más. – moví mis caderas en círculos sabiendo que yo tampoco aguantaría más. Entonces por segunda vez, sentí que mis muslos internos se apretaron de la forma más exquisita. El pareció sentirlo porque un gemido salió de su boca y ese sonido fue suficiente para hacerme estallar. El orgasmo sacudió cada célula de mi existencia. Esta vez no me tape la boca y deje que Dorian disfrutara en su plenitud de mi pequeño alarido.
Sus movimientos se volvieron torpes, lo sentirse hincharse dentro de mí y después sentí como me llenaba con su calidez. Nos quedamos un tiempo así, el dentro de mí. Mirándonos fijamente sin decir ni una palabra. No era necesario, nuestros ojos lo decían todo. Dorian beso mi frente se levantó lentamente saliendo de mi interior. Una pequeña incomodidad se produjo entre mis piernas. Dorian me miro preocupado.
- ¿Estas bien? – tomo mi rostro en sus manos y fijo sus ojos en mí. Le sonreí ampliamente.
- No tienes ni que preguntar eso. ¿Acaso no ves mi cara? – el rio divertido por mi comentario.
- ¿Qué tal una ducha? –propuso con cara de pervertido. Solté una carcajada.
- Creo que esa es una gran idea. –le respondí juguetona.
-Adelántate, iré a por tus cosas y unas toallas. - me levante de la desastrosa cama y note que Dorian no se movía, estaba mirando mi trasero. Tosí un poco haciendo que sus ojos volvieran a mi cara.
-Lo siento, no puedo evitarlo. –dijo antes de desaparecer por la puerta. Me dirigí al baño, era más grande que mi habitación. Tenía una ducha y una bañera, todo tan pulcramente limpio y ordenado. Dos lavamanos y una pequeña puerta donde estaba el retrete, separado de todo lo demás.
Escuche mi teléfono sonar. Salí inmediatamente, busqué con la mirada alrededor de la habitación, no estaba. ¿Lo había dejado en el salón? Estaba a punto de salir cuando el sonido paro y la voz de Dorian se escucho a lo lejos.
Lo vi acercarse por el pasillo con una mirada glacial e indescifrable.
-Caleb te ha llamado.
Mierda.
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Y ahora diganme, ¿Quién sudo con este capítulo? Sean sinceros.
Espero que lo hayan disfrutado. Recuerden que pueden seguirme en instagram como @melaniepin y pueden pasarse a leer mi otro libro "Almas condenadas".
Un beso enorme nos vemos en la próxima. ❤️