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Chapter 2 - Cáncer

Escuchar música es normal en mi; pero hoy mi mente se siente distraída, vuela con el viento y se ha ido como un respiro fortivo, que salió de lo más profundo de mi pecho, lleno de ese aire contaminado que dejaste allí, esa abominación que llamaste amor y con el cual como si de un cigarrillo se tratara me llenaste de cáncer, pero no solo los pulmones si no el alma entera. No tendría porque pensarte a esta hora, no tendría porque recordar que estas allí en aquella esquina con un nuevo usuario de tu veneno: Alguien dispuesto a intoxicarse contigo en cada uno de tus besos, alguien dispuesto a volverse adicto a tus caricias que queman y penetran más allá de la piel y alguien dispuesto a pervertise con tu placentero pero infernal ideal del sexo.

Pero no vamos!, a quien engaño no eras un vicio forzado, no eras un veneno que tomara inconscientemente; Sabía perfectamente quién eras desde aquella vez que me viste, que fijaste tu mirada de depredador sobre mi como tu nueva víctima, quizá pensáste que era un platillo fácil un buen pasabocas para alguien que sale seguido a antros y se lleva un chico por noche. fingí creer en tus intenciones y me deje bajar al infierno en cada beso y caricia, si soy sincero amaba que mordieras mi cuello y apretaras mis pesones con una mano mientras con la otra mano acariciaba mis genitales, debo aceptar que me perdía cuando mordias mis glúteos y cuando usabas la lengua allí "vaya que si eras bueno en eso", sin embargo jamás te detenidas allí te gustaba jugar conmigo de mil maneras para dejar mis piernas temblando, para penetrarme más que carnalmente, te gustaba que tu miembro ocupará más que mi cuerpo físico, te encargabas de que tu sudor y tus palabras se apoderan de mi mente de mi ser absoluto.

Pero entendía que cada orgasmo se convertían en una dosis de tu droga tóxica, que como si de algún mal producto alucinógeno se tratara su efecto se iba cuando te ponías el pantalón y posabas tu mano izquierda sobre mi cabeza y sonreías de esa manera ridícula y cretina, luego tomabas un cigarrillo y antes de correr a la ventana para encenderlo simplemente levantabas mi mentón, me besabas y sin pensar tanto daños hacías que era una mas de tus inyecciónes de veneno, la forma en la que asegurabas que quedaría sin palabras y sin aliento.

Ja! Nada podría ser más pervertido que tus pensamientos, nada podría ser más destructor que tus besos y sobre todo nada podría dañar tanto a una persona como creer en tus palabras; sin embargo estas allí intoxicado y intoxicando a alguien más llenado de humo una esquina para luego en unas cuantas horas ponerte el condon iniciar y terminar tu perversión sexual con un total desconocido y luego tirarlo a la cesta de cartón que tienes en un rincón de tu habitación, no me pregunto quien será tu víctima o mucho menos si terminará peor que yo. Simplemente pienso, ¡vaya eres un cáncer! pero en mi caso uno patético porque apesar de este pensamiento, del dolor, de la tragedia, hoy mientras escucho a Bruno Mars pienso que te supere que eres un cáncer vencido. Vaya ridiculez sentarme a fumar y pensar en ti! "un cigarrillo sin humo, uno barato de esquina, uno sin nicotina pero capaz de matar"