A la mañana siguiente, Hinari se despertó sin Zaki a su lado. Se sentó lentamente y se frotó la cabeza.
Estaba aturdida y sintió que sus ojos estaban hinchados. Cuando recordó todas las cosas que pasaron anoche, sintió que quería volver a llorar. Recordó que había llorado hasta quedarse dormida en sus brazos, sin poder aceptar que se había acabado para ellos.
Hinari levantó las manos y se apretó el pecho. Quería pensar que todo lo de anoche era solo un sueño. Empezó a pensar en cómo tendría que continuar ahora sin él en su vida y todo lo que podía sentir era un intenso dolor, como si unos invisibles y afilados cuchillos atravesaran su corazón. Hinari nunca antes había sufrido tanto, a pesar de que se había estado preparando para ello desde hacía mucho tiempo. A pesar de que ya sabía que esto les sucedería al final, todavía le dolía mucho que sintiera que podía morir.