¡Bang!
Después del último tiro de aquella magnífica e impecable demostración de habilidad, Davi se quedó allí por unos segundos más, sin moverse. El aura dominante, pero calmada que rodeaba todo su ser comenzó a extinguirse lentamente. Fue como si estuviera quitándose una capa inmortal que la había envuelto y su ser mortal estuviera comenzando a volver lentamente.
Para ese momento, ya todos estaban en silencio, completamente cautivados y deslumbrados. Todos los hombres que la estaban mirando, a excepción de Zaki y el pequeño Shin, sentían que estaban a punto de caer de rodillas y comenzar a adorarla. Incluso Yang Rui estaba deslumbrado. Pensó que por fin había alcanzado a la estrella, pero en ese momento comprendió que la estrella, una vez más, se había alejado de él como un meteorito, y seguía siendo una joya inalcanzable en el cielo.