Los ojos de Sei nunca se apartaron de su cara. Observaba cada reacción de ella y el corazón de Sei no pudo evitar retorcerse de dolor ya que pudo ver los cambios que los últimos cinco años habían causado. Esos ojos claros que solían estar llenos de determinación y espíritu de lucha habían cambiado. Esos ojos claros que solían estar llenos de determinación y espíritu de lucha han cambiado. No, en lugar de llamarlo cambio, era más bien como si sus ojos estuvieran nublados y lo hubieran estado durante bastante tiempo. La duda y la incredulidad eclipsaron la claridad que ella solía poseer. Su abrumadora culpabilidad por el incidente pesaba mucho sobre ella, como puede verse por la tristeza y desconfianza en sus ojos. La linda, esponjosa y adorable Davi parecía haber desaparecido y en su lugar había una mujer cerrada, desconfiada y endurecida.