7 meses después. Hospital de Ciudad Azul.
Davi tenía los ojos cerrados. Sin embargo, estaba viendo cosas extrañas en su cabeza. Creyó que se trataba de una pesadilla.
En su sueño, había una niña que llevaba ropa de protección contra tóxicos, jugando tranquilamente con químicos dentro de un enorme laboratorio, lleno de personas vestidas de blanco.
—Cariño, vamos a comer. Tu papá nos espera —dijo una mujer, y ambas fueron hacia la cafetería.
Davi conocía a la niña. Sabía que había nacido en ese sitio. Sus padres eran dos renombrados bioquímicos del País J y ambos habían ganado premios Nobel. Su inteligencia y sus invenciones habían atraído a terroristas que los secuestraron y los obligaron a crear un arma.