La última resistencia de Davi fue lentamente despareciendo. No esperaba que este hombre actuara de esta forma. Si él fuera otra persona, ella hubiera pensado que él tan solo estaba de manera desesperada tratando de coquetear con ella. Sin embargo, el hombre que hablaba no era otro más que la estatua de madera fría como una piedra, Sei.
Davi no podía creer lo que él había dicho recién que dejó caer su mano sobre la nuca de él para sentir que de hecho él no se sentía bien.
Y mientras la mano de Davi aún estaba en su nuca, el hombre habló de nuevo.
—¿Realmente no quieres? — le preguntó y su tono parecía un poco decepcionado. En ese momento, Davi se mantuvo sin emoción mientras que su mirada estaba bloqueada sobre él. Ella miraba como si la realización finalmente cayera sobre ella al haber escuchado su voz.
