Zaki se sonrojó mientras Hinari acariciaba su mejilla con sus pulgares mientras se mordía el labio. Parecía como si tuviera antojo de la deliciosa comida que tenía delante.
Sus rostros estaban lo suficientemente cerca como para que ambos pudieran sentir el débil toque de sus respiraciones.
Cuando Hinari dio un paso adelante, Zaki de repente dio un paso atrás. Su acción sorprendió a Hinari y una sonrisa maliciosa y peligrosa se dibujó en su rostro.
—Belleza mi amor, ¿por qué das un paso atrás? —preguntó. Su voz era más dulce que la miel y más seductora que de costumbre. Sus ojos casi parecían como si pertenecieran a una ninfa que deseaba devorar a su hombre.
Hinari continuó dando un paso lento tras otro mientras Zaki seguía retrocediendo. Casi parecía que se estaban burlando y cautivando mutuamente. El sonido de sus latidos, el suave ruido de sus pasos y el traqueteo de la cadena en sus manos era como un ritmo que se convertía en música en sus oídos.