Cuando Hinari abrió los ojos, miró al techo y lo miró fijamente durante un rato antes de sentarse y descansar la espalda en la cabecera.
Miró a su alrededor mientras abría y cerraba los ojos, despertando sus nervios todavía perezosos. Luego levantó las manos y se estiró mientras bostezaba.
Cuando finalmente decidió dejar la cama, sus ojos se abrieron de repente. Empezó a recordar todo lo que pasó. Recordó que Zaki había llorado en sus brazos. Recordó que él la abrazaba con tanta fuerza y recordó todas las palabras que había dicho.
Hinari jadeó y se pellizcó las mejillas con fuerza, como si intentara confirmar si todavía estaba en el país de los sueños.
—Esos no eran sueños, ¿verdad? Estaba totalmente despierta cuando dijo eso, ¿verdad? —El latido del corazón de Hinari comenzó a acelerarse. Sintió que era un sueño, así que quería confirmar que todo era real.