—Davi, ¿quieres casarte conmigo otra vez? —Tan pronto como esas palabras salieron de la boca de Sei, el mundo de Davi se detuvo.
Sus ojos estaban muy abiertos y casi dejó caer el ramo de flores en sus manos.
Sintió como si su corazón dejara de latir.
Las palabras que Sei dijo se repitieron una y otra vez dentro de su cerebro, como un eco interminable. Sintió como si sus emociones estuviesen a punto de explotar de golpe. Ya no sabía cómo describir lo que estaba sintiendo. Era como si las palabras para estos sentimientos no existieran en este mundo.
Sei, por otro lado, la miró, conteniendo la respiración mientras esperaba la respuesta de Davi.
Se pasó el día preparando el escenario para esta propuesta. Estaba dispuesto a usar cualquier cosa y a cualquiera, incluso a su propio hijo, como apoyo para hacer todo perfecto. Incluso pidió a Hinari y a Zaki que le ayudaran a hacer de este momento un momento perfecto.