Al oír el plan de Hinari, Zaki frunció inmediatamente el ceño. Comprendía lo que ella quería lograr y él mismo creía que era una buena idea. Sin embargo, al pensar en Sei, no pudo evitar imaginar la helada que se volvería la situación cuando se lo dijera.
—Entonces, ¿estás planeando encontrar una mujer que se pegue a Sei delante de su esposa? —preguntó Zaki y Hinari apoyó la cabeza en el asiento al responder.
—Definitivamente una mujer, pero no sé si para pegarse a él. Creo que es algo que decidiré recién cuando vea la reacción de tu gran hermano. No puedo decidir sin consultarlo con él, o podría aparecer muerta en el río. Pero no tengo que preocuparme, ¿cierto? —dijo ella y su habitual sonrisa juguetona volvió a aparecer en su rostro al final, haciendo que Zaki la mire con una ceja levantada.
—¿No necesitas preocuparte? —repitió él, cuando Hinari se deslizó hacia él. Intencionalmente, ella se acercó lo suficiente para que aliento tocara la piel de él.