—De verdad estás disfrutando de meterme en problemas, ¿eh? —dijo Zaki, mientras la sostenía por las manos por encima de su cabeza, pero Hinari, quien se había recuperado rápidamente del rápido ataque de Zaki, solamente sonrió.
—¿Qué? Te lo mereces —respondió ella, antes de que sus ojos se posaran sobre la marca que había dejado en su cuello.
—¿Eh? ¿Aún no estás satisfecha? ¿Dejarme una marca no es suficiente para ti? —preguntó él, mirándola con incredulidad.
—Bueno, un poco... —respondía ella fríamente y Zaki sólo cerró los ojos, mientras suspiraba profundamente. Bueno, Zaki no sabía que el motivo por el cual Hinari se había metido con él no era porque le había mordido el lóbulo de la oreja, sino a causa de su pequeña frustración con él.