Sei sintió que su corazón estaba a punto de explotar. Si esto era un sueño, entonces quería quedarse en él para siempre y no volver a despertar. Davi, su querida Davi, quien desapareció durante cinco años, estaba ahora milagrosamente en sus brazos de nuevo. Finalmente pudo volver a sentir su calor. Los glaciares que rodeaban su corazón se derritieron como si nunca hubieran existido. Con un solo abrazo, esos cinco largos y solitarios años parecieron convertirse en una larga pesadilla de la que finalmente había despertado.
El sentimiento en su corazón se desbordaba. Quería besarla y abrazarla y no volver a perderla de vista de nuevo. Quería estar esposado a ella como la última vez que estuvieron juntos para que ella no pudiera dejarlo nunca más.
—Necesito volver. Soy un soldado y necesito obedecer las órdenes de mi superior— Ella dijo. Su voz era dura y sin emoción, pero Sei no podía culparla por ser así.