Cuando Sei estaba a punto de llegar al jardín, se detuvo y levantó el oso en su mano. Evaluando la situación actual, y las frágiles flores en su mano, Sei decidió dejar el oso por un rato. Luego se movió y puso el esponjoso oso sobre una pequeña mesa cerca de la entrada del jardín antes que finalmente saliera.
Pequeñas velas estaban distribuidas sobre el suelo formando otro camino hacia el mirador en medio del jardín. Y mientras Sei miraba el lugar, no pudo evitar sentirse un poco asombrado. El lugar el cual solía usarse para entrenamiento de repente se volvió en algo completamente diferente.
Al saber que esto era el resultado del duro trabajo de su esposa, Sei quería grabar la foto de todo el lugar en su mente porque sabía que después de todo esto, esta parte de la casa se convertiría en un lugar muy especial.
