Habían pasado algunos momentos antes que Sei siguiera adelante, finalmente pudo ver el final del camino. Notó que las luces que venían del jardín y su corazón comenzó a latir incluso más salvaje con tan solo pensar que en el cualquier segundo desde ahora, podía finalmente ver a su esposa.
Sin embargo, por cuarta vez, se detuvo, porque al final del camino, otra flor esperaba por él. Esta vez, no era un gran control policial, era una emboscada letal.
Sei, quien casi no podía contener los torbellinos de emociones dentro de él tan solo parado ahí mirando la flor en el suelo. Presionó sus labios y su agarre hacia el oso de peluche en su otra mano apretada. Era primera vez que sentía esas intensas emociones que incluso podía comenzar a comprender qué estaba sintiendo hasta ese momento. Sintió como si, algo más de esto y su corazón explotaría.