Hinari aún continuaba observando al hombre enmascarado a pesar de la situación. En ese momento, mientras miraba cada grieta de la cara del hombre, no podía evitar maravillarse cómo era exquisitamente forjado. Sus ojos eran fríos pero sus pestañas eran muy largas y hermosas que se tentaba en arrancarle una de ellas solo para asegurarse que no fueran falsas, incluso sabiendo que obviamente no eran. Sin embargo, tal como lo había percibido, sus ojos parecían ser exactamente idénticos a esos ojos del chico de aspecto normal.
Al principio, Hinari estaba desconcertada en cómo la voz de este chico guapo y la del chico de aspecto normal eran idénticas aun así hablaran distinto idioma. Pero al pensar que solo podía ser coincidencia, ella lo ignoró. Sin embargo, el sentimiento que tuvo cuando besó a ambos fue exactamente el mismo, que ella no pudo encontrar alguna diferencia. E incluso sus ojos eran tan idénticos que ella casi no lo podía creer.