Los tres caminaron a través del oscuro pasaje. De repente, todo se iluminó y su entorno cambió completamente. Se encontraron en un mundo muy diferente.
Vieron una superficie de agua que parecía un espejo. No había siquiera una onda en su superficie, la cual reflejaba perfectamente los cielos azules. Les hizo sentir como si estuvieran caminando por el cielo. En el cielo, no había solo nubes blancas sino también cientos de miles de planetas que no estaban separados sino reunidos. Cada uno era de un azul brillante. Parecía el reflejo de un plano.