Desearon salir de la ciudad para echar un vistazo pero notaron que las puertas de la ciudad ya estaban cerradas. Incluso parecía que había algún conjuro restrictivo establecido alrededor pues no podían salir volando directamente.
—¡Antes que nada, encontremos un lugar para establecernos!
Entonces, Lonemoon se volvió y caminó hacia una posada, lado a lado con el dúo maestra y discípulo.
—¿Comerán o se quedarán en la posada? —el posadero inmediatamente los saludó con entusiasmo.
—Nos quedamos —Lonemoon, volviéndose a mirar a Shen Ying, añadió—: Y comeremos. Prepara tres habitaciones de primera calidad para nosotros y envía la comida a nuestras habitaciones.