Lonemoon retrocedió y alejó su brazo.
―A estas alturas, ¿Aún no piensas arrepentirte? Dijiste que no tenías idea sobre el plan de Zhi Lin, pero ¿Por qué entonces quisiste hacer de todo para destruir al fantasma? No querías dejar ni su alma remanente siquiera. Cuando Shen Ying sostuvo el alma remanente del espíritu maligno, Jian Xing había sugerido destruirla completamente.
―… ―Jian Xing palideció. No era capaz de emitir palabra.
―Eres un cultivador. Deberías entender que el modo apropiado de tratar incluso con fantasmas malvados es enviándolos al Samsara, ¡Pero no lo hiciste! ―exclamó en voz baja Lonemoon. Estaba exponiendo los pensamientos de Jian Xing―. Considerando tu nivel de cultivación, un rey demonio promedio no habría logrado hacerte tanto daño. No a menos que lo forzaras a sus límites. Sólo entonces un espíritu trataría de hacerte desaparecer a toda costa.
―… ―Jian Xing permaneció en silencio, pero su cuerpo entero comenzó a temblar.
